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La pareja de Silvia Hernández, juzgada como supuesto autor de la muerte de la mujer en 2016 Daniel Mora
Los forenses confirman que la muerte de Silvia Hernández se podría haber evitado con atención médica

Los forenses confirman que la muerte de Silvia Hernández se podría haber evitado con atención médica

europa press

Miércoles, 30 de mayo 2018, 11:36

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Los peritos forenses que han testificado este miércoles en el juicio por la muerte de Silvia Hernández han señalado que podría haberse evitado el fallecimiento de la mujer de haber sido atendida por un médico.

Así lo han indicado durante la tercera sesión del juicio con jurado popular celebrado en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón, en el que se juzga a su pareja como supuesto autor de la muerte de la mujer en 2016.

Los forenses han apuntado a un fallo cardíaco tras entrar en shock, como causa de la muerte, después de que una de las heridas del cuchillo le perforara el estómago y comenzara a perder líquido gástrico.

Asimismo, han fechado la hora posible de la muerte entre 6 o 12 antes del levantamiento del cadáver, que se produjo el lunes 14 de marzo de 2016 a las 7.30 horas. Cabe recordar que las heridas producidas con el cuchillo tuvieron lugar la noche del sábado al domingo.

También han señalado que de las dos heridas por arma blanca que presentaba en el costado izquierdo, una le hizo un corte en una costilla y llegó hasta el pulmón, sin que dañara gravemente a este órgano. La otra fue la que le perforó el estómago, de forma que el líquido gástrico fue saliendo «poco a poco».

Fallo cardíaco

Esto hizo que el organismo activara un mecanismo de defensa para compensar el daño lo que llegó a provocar el paro cardiaco y que el líquido fuera expulsado en forma de vómito por la boca. De hecho, el acusado alertó en su llamada al 112 que salía sangre de la boca y nariz de su pareja.

Los forenses, además, confirmaron que la cena en la sidrería la noche del sábado fue la última ingesta de la víctima. A este respecto, el procesado había relatado que tras salir de la sidrería discutieron y que ya en el domicilio, según su versión, su pareja había salido al rellano con un cuchillo con intención de suicidarse y él forcejeó con ella para impedirlo. No obstante, no dijo ser consciente de que las heridas se produjeran cuando él tenía en la mano el cuchillo.

Por otro lado, los forenses han indicado que la herida por arma blanca no tenía por qué conllevar mucho sangrado y que tampoco la perforación de estómago implicaba un dolor excesivo. Sobre esto último, han recalcado que aunque sí da dolor, el haber tomado la mujer la medicación que tenía prescrita, ansiolíticos y antidepresivos, podía haber paliado el dolor. En cuanto al sangrado, se encontró un pañuelo de papel taponando la herida con poco rastro de sangre.

Además, han señalado que, pese a la lesión en el estómago, la mujer podría haber mantenido una conversación normal y probablemente hacer una actividad física limitada.

Sobre la herida en el pulgar que presentaba la víctima, han remarcado que no coincide con una lesión típica defensiva, pero sí es compatible con un forcejeo.

Sin sus facultades alteradas

Respecto al acusado, han constatado que no había ninguna alteración importante de sus facultades mentales en el momento de los hechos, tampoco por el alcohol, si bien padece una dependencia al mismo. Según los forenses, el relato del procesado al día siguiente de encontrarse el cuerpo de su pareja era «muy coherente y detallado», lo que hace pensar que se registró «bien» en su memoria.

Este negó, asimismo, el uso de drogas ilegales --en el informe toxicológico, solo se detectó presencia de metadona--. Por otro lado, presentaba un arañazo en el dorso de la mano derecha.

En el juicio también han declarado los peritos que elaboraron los informes toxicológicos, los cuales no detectaron un consumo excesivo de alcohol en el cabello de él analizado. Sin embargo, a preguntas de la defensa, han matizado que el análisis puede variar si, como es el caso, se cortó el pelo antes y llevaba tiempo sin beber, ya que llevaba meses en prisión.

En el caso de la víctima, solo se detectó la presencia de la medicación que tenía prescrita y nada de drogas, sin que se pueda precisar cuántas horas antes de la muerte había tomado los medicamentos.

Sin rastros de sangre en el cuchillo

Respecto al análisis del cuchillo, no se halló sangre humana pero sí ADN, mayoritariamente de él más en el mango y de ella en el filo. A este respecto, el procesado, en su declaración, señaló que había limpiado el cuchillo y el rellano de la escalera, donde se había producido el forcejeo y las heridas.

Terminado el testimonio de los peritos, las acusaciones han mantenido las penas solicitadas, así como el abogado de defensa su petición de libre absolución. El juicio continúa mañana con los informes finales de cada una de las partes, tras lo que el jurado se reunirá para deliberar y dictar el veredicto.

Tanto Fiscalía como Abogacía del Estado piden para el acusado por un delito de homicidio 22 años de cárcel, así como una medida de libertad vigilada al término de la condena. Se solicita además una indemnización de 60.000 euros para cada uno de los padres y de 3.000 para su abuela.

En cuanto a la acusación particular y la acusación popular, consideran los hechos de asesinato, al afirmar que hubo alevosía y ensañamiento, y piden prisión permanente revisable y, alternativamente, 27 años de cárcel. Asimismo, elevan las indemnizaciones a 80.000 euros para cada uno de los padres y a 6.000 para la abuela.

El abogado de la defensa, por su parte, ha pedido la libre absolución de su cliente y ha justificado que él solo le arrebató el cuchillo para evitar que ella se suicidara.

«La quería muchísimo»

Durante el juicio, el acusado confesó que había dado una primera versión falsa, por la que supuestamente la mujer fue pinchada por unas jóvenes en un intento de robo, para después relatar la historia del intento de suicidio y el forcejeo. «Yo la quería muchísimo y ella a mí también», llegó a señalar. También aseguró que fue ella quien no quiso ir al hospital, pese a su insistencia a que la viera un médico.

También declararon vecinos de la pareja, a la que consideraban problemática. De hecho, no le dieron importancia a los gritos de auxilio de la mujer aquella noche porque las peleas eran habituales.

También testificó la familia de la víctima, conocedora, según su madre y su abuela, de que sufría malos tratos y de que él la tenía controlada «totalmente». «Abuelita, me va a matar», llegó a decir a su abuela la noche de la agresión.

Cabe recordar que, según la Fiscalía, el acusado, desde aproximadamente el año 2012, mantenía una relación sentimental con Silvia Hernández, con la que convivía en el barrio de Roces, sin hijos en común. Sobre las 02:30 horas del domingo día 13 de marzo de 2016, la pareja, de camino a casa, inició una acalorada discusión. Ya en casa, el hombre cogió un cuchillo de cocina, de unos 22 centímetros de longitud y una hoja de unos 11,5 centímetros, metálica y dentada, y se lo clavó al menos en dos ocasiones, en la zona torácica y a nivel de la línea axilar.

Durante todo el domingo día 13 de marzo, el acusado, consciente de que la mujer estaba aún con vida tumbada en la cama sin poder levantarse, agonizando, no procedió llamar a los servicios médicos ni a prestarle ningún tipo de auxilio. No fue hasta aproximadamente las 06,17 horas del día 14 cuando llamó a los servicios de emergencia, pero la mujer estaba ya muerta.

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