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Urgente «Cuando llegué abajo y vi las llamas, se me vino el mundo encima»
Cristina Rodríguez, Helena Navarro y Eva Prida, con su guía en la mano, en las escaleras de la Escuela de Comercio. JUAN CARLOS TUERO
Una guía alerta de los efectos negativos en los adolescentes de las bebidas energéticas

Una guía alerta de los efectos negativos en los adolescentes de las bebidas energéticas

Las autoras dicen que la cafeína y el azúcar resultan lesivas para los jóvenes, «a los que puede provocar trastornos e incluso enfermedades»

MARIO ÁLVAREZ

GIJÓN.

Martes, 9 de febrero 2021, 01:10

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Tres enfermeras comunitarias han elaborado la guía 'Una aproximación al consumo de bebidas energéticas en adolescentes y jóvenes en Asturias', que presentaron ayer, con el Conseyu de Mocedá, en la Escuela de Comercio. En ella, las autoras cuestionan los efectos positivos que puedan tener dichas bebidas sin alcohol que estimulan a la persona y combaten el cansancio. Y advierten de otros negativos que, dicen, llevan parejos: «Dañan el organismo por su elevado azúcar y cafeína, generan enfermedades a largo plazo y pueden producir alteraciones en el comportamiento», enumeró Helena Navarro. Su compañera Cristina Fernández identificó a la publicidad como el elemento que «induce» a su consumo ya que, «a través de un mensaje eficaz, han conseguido que la sociedad asocie elementos positivos a unos productos carentes de los mismos». En este sentido, la pedagoga Paula Rodríguez advirtió de que la mayoría de los estudiantes de centros de Secundaria se ven más sanos cuando ingieren ese tipo de sustancias. «Y el silencio nos hace cómplices», señaló Aridane Cuevas, presidenta del Conseyu, quien pidió denunciar sus perjuicios y lamentó que «las propias entidades deportivas se conviertan en divulgadoras», en alusión a una marca que patrocina diversas escuderías. Todo ello, crea un contexto en el que, indicaron, niños de 13 años «normalizan» el uso de este tipo de productos como medida de hidratación. «Exhiben sus bebidas con orgullo porque se sienten más fuertes», explicó Eva Prida, quien constató un mayor consumo en hombres. «De cada dos, al menos uno las ingiere», puntualizó mientras entre mujeres ronda el 30%. La proporción se mantiene fuera de la región, donde el consumo global es superior. «Nuestros datos son malos aunque otras comunidades cuenten con peores indicadores», anotó Aridane Cuevas, quien instó a tomar medidas para reducir el consumo. Un planteamiento fue «prohibir su venta en las máquinas expendedoras de gimansios y centros educativos».

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