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eugenia garcía
Viernes, 16 de febrero 2018
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Como si las cuerdas de su violonchelo no hubieran dejado nunca de vibrar y la música de sus ensayos juveniles siguiera escuchándose en Cimavilla, la Cuesta del Cholo vibra con el recuerdo de un «virtuoso de la música que hizo de cada día una bella partitura». Desde ayer, el mismo barrio donde nació Juan Carlos Cadenas, violonchelista de la Orquesta Sinfónica del Principado fallecido el pasado agosto, alberga una placa en su honor.
Según su amigo David Roldán, también músico e impulsor de la iniciativa, Cadenas «podría haber tocado en las mejores orquestas del mundo, pero su humildad, casi patológica, y el amor por los suyos le hicieron quedarse en Gijón». La relativa distancia que puede dar el compartir profesión permitió a Roldán apreciar la magnitud del personaje. «Conocido en cualquier sitio de España y del extranjero, aparte de un inmenso talento tenía un carisma tremendo. En vida ya era un poco leyenda; era una persona muy célebre en los dos sentidos, el castellano y el asturiano».
Se da la feliz coincidencia de que el chelo de Juan Carlos había sonado muchas veces entre las paredes de la misma casa donde se colgó la placa, que mira al mar desde el lugar donde tantas veces lo había hecho de niño con sus hermanas Dolores y Cristina. Allí, en la Cuesta del Cholo, familiares, amigos, compañeros músicos y personalidades de la ciudad rindieron un sentido homenaje al chelista, que murió repentinamente a los 50 años.
De los violonchelos de Marta Martínez Gil, compañera de Cadenas en la Orquesta Sinfónica, y Guillermo López, sobrino del músico que eligió dicho instrumento animado por su tío, salieron las notas de la sonata en mi menor de Vivaldi. Y en un día de intensa niebla, por momentos pareció que la música y los recuerdos de un artista cuya «intachable trayectoria profesional y humana merece ser homenajeada en el presente y recordada por futuras generaciones», según destacó la edil Montserrat López, llenaban de luz las empedradas calles del barrio. Dolores, hermana del homenajeado, tomó la palabra emocionada para expresar su gratitud por el reconocimiento a 'Carli', a quien «le gustaba mucho la gente y cambiar impresiones con todo el mundo». «Tenemos tanto que agradecerle que no hay tiempo suficiente en este acto», reconoció.
También quiso recordar al trompetista Roberto Álvarez, «que además de compañero fue amigo y que le dedicó estas hermosas palabras como despedida: 'Carli' siempre fue el puño contra el poderoso y la caricia hacia el débil». «Se ve que lo conocía bien. Los dos se fueron demasiado pronto», concluyó.
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