«Este año improvisamos el pregón»

Pasadas las ocho de la tarde, la plaza de Arturo Arias recibió un desfile de cabezudos que, a ritmo de batucada, dio paso a la lectura del pregón. La música que pinchaba el dj dejó de sonar y las cientos de personas que se arremolinaban en la plaza aplaudieron a Quique Ovies, quien comenzó su discurso dejando bien claro que Cimavilla es un pilar importante en su vida. «Yo, por el barrio, mato. Dar la bienvenida a estas fiestas de Los Remedios y La Soledad es un honor para mí, pues yo soy playu y estas calles forman parte de mi infancia», dijo Ovies antes de presentar a Dani Sordo, quien animó a los asistentes a «cargar las pilas a tope, pues aún quedan muchos días de celebración por delante». «He tenido un rato para pasear por el barrio y el ambiente es fantástico, así que esta noche habrá que tomar unas cervezas. O unas sidras», se corrigió el piloto.

Por Cimavilla también circularon motos y coches clásicos, que fueron el foco de atención de quienes paseaban por las calles del barrio alto. «Siempre es un placer ver este tipo de concentraciones. A la gente le gusta mucho y también se nota que los dueños de los vehículos quieren contestar a las dudas de los más curiosos, pues lo hacen encantados y con una sonrisa», explicaron los organizadores de las fiestas.

Otro de los elementos que más llama la atención en el barrio es el dragón colocado sobre los restos de la muralla romana, cerca de la Torre del Reloj. «Además de las medusas que adornan las calles, es lo que más gusta a la gente. Lo mejor de todo es que los adornos están hechos con materiales reciclados», destacó Omar López, presidente de la comisión de fiestas de Cimavilla.