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M. M.
GIJÓN.
Miércoles, 14 de febrero 2018, 02:38
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Ángel Sánchez es un empresario hostelero llanisco que regenta una sidrería en la calle Andalucía en una zona limítrofe entre los barrios de El Llano y Pumarín. Se siente «indignado» tras recibir una multa por importe de mil euros en la que se le notifica que el motivo es por ofrecer música en director sin tener el permiso correspondiente para ello.
Sánchez, natural de Vibaño, es vecino de Celestino Rozada, llanisco como él y uno de los 'primeros espadas' del mundo de la tonada. A raíz de esa relación empezaron a reunirse en su local intérpretes de la canción asturiana y un grupo de gaiteros para realizar ensayos. El hostelero asegura que esas reuniones tenían lugar siempre en horario de tarde para no molestar el vecindario. «Estuvimos un año entero haciéndolo sin problemas hasta que apareció por aquí la Policía Local y nos mandó parar. Lo dejamos de hacer y no volví a saber nada del asunto hasta que llegó aquí 'la receta' con los mil euros correspondiente a 2017 por tener música en el local sin autorización municipal», relata.
Asegura que ha recurrido la multa, pero el Ayuntamiento ha desestimado sus alegaciones. Ahora dice que se va a asesorar jurídicamente porque se siente víctima de «una discriminación» en relación con otros conocidos negocios de restauración de la zona donde, según Sánchez, «se otorga trato de favor y se hace la vista gorda» con actuaciones en vivo habituales, anunciadas por las redes sociales, de mariachis y de grupos de gaitas.
El hostelero llegó a mantener una reunión con el concejal de Turismo y Festejos, Jesús Martínez Salvador, pero asegura que fue en balde. «Dicen que apoyan y quieren fomentan la tonada y los cancios de chigre, pero te multan por tocar la gaita en una sidrería», lamentó. Sánchez remarca que lo que más le disgusta del episodio es el «distinto rasero» con el que el Ayuntamiento parece medir a los hosteleros de una misma zona.
El anterior incidente con gaiteros que trascendió fue en mayo del año pasado cuando dos integrantes de la Banda de Música Villa de Xixón, el presidente y el director de la agrupación, fueron multados con 200 euros cada uno por tocar durante la espicha de aniversario del bar-tienda El Lavaderu. Los músicos sancionados recurrieron las multas y alegando que ninguno de los 25 componentes de la banda sabía que el hostelero organizador de la espicha en Cimavilla carecía de autorización municipal para realizar el festejo. Este episodio le valió duras recriminaciones por parte de los grupos de la izquierda, sobre todo Xixón Sí Puede e IU, al concejal de Seguridad Ciudadana, Esteban Aparicio.
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