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Carmen Velasco, ayer, en el centro social Naranco, en Oviedo. MORA
Ocho décadas como maestra y alumna

Ocho décadas como maestra y alumna

Carmen Velasco aborda en el Foro Jovellanos la faceta del prócer como pedagogo | Vinculada a la educación desde 1954, la filóloga e historiadora echa en falta «una unidad que dé desde pequeños el sentimiento de patria»

GLORIA POMARADA

GIJÓN.

Jueves, 26 de octubre 2017, 00:43

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A lo largo de sus 84 años de vida, Carmen Velasco ha acumulado experiencia tanto delante de la pizarra como sentada tras el pupitre. Maestra durante tres décadas y curiosa insaciable desde la niñez, esta maestra jubilada se enfrenta esta tarde a un público hasta ahora desconocido, el del Foro Jovellanos. Para la ocasión, Velasco disertará sobre el Jovellanos pedagogo, una faceta «un poco olvidada» del prócer. «Tiene muy claro un esquema pedagógico, enseña con un método y a la par es maestro. Es algo que ahora tenemos muy dividido, es raro que un maestro desarrolle un método porque se les ayuda mucho. Cuando yo empecé ibas más a tu aire», dice.

Velasco, nacida en Sama de Langreo en 1933, comenzó su labor docente con 21 años como interina en Pría, Llanes. Con un breve parón para estudiar la carrera de Historia, su labor docente la llevó por centros educativos de Langreo, Ibias, Pravia, Lena o Avilés y, fuera de Asturias, hasta Canarias y Extremadura. Jubilada desde 1994, la tranquilidad del retiro le duró tres años. Los mismos que tardó en matricularse en Filología Inglesa en la Universidad de Oviedo, una decisión que «tenía clara desde 1984, cuando ya se veía que el inglés se estaba convirtiendo en una lengua franca». En junio, Velasco aprobó las últimas asignaturas. «Sabiendo inglés sabes por dónde andas», defiende.

El latín como fundamento

«Jovellanos recomienda el estudio de lenguas modernas, inglés y francés en ese orden»«Se estudia la historia de tu región y es bueno lo cercano, pero primero es lo general»

El bilingüismo es precisamente una de las necesidades del sistema educativo ya apuntadas por Jovellanos en el siglo XVIII. «Tenía claro que había que estudiar latín para conocer los fundamentos de nuestra lengua. Él habla de su utilidad y también recomienda lenguas modernas, inglés y francés en este orden». Otro de los modelos adelantados por el ilustrado gijonés, cuenta Velasco, es la combinación entre teoría y práctica. «Es la práctica la que ayuda a encontrar tus errores», afirma.

Entre esos «errores» que la maestra detecta en el actual sistema educativo está la «diversificación» de los estudios. En la época de Jovellanos «había una visión más natural, con estudios más enlazados. Hoy está todo más compartimentado. Un niño pequeño ya va con cuatrocientos libros y eso no ayuda, debilita». Durante sus últimos años de carrera, que coincidieron con el cambio a Bolonia, fue testigo de la irrupción de ese mismo fenómeno en la universidad. «La licenciatura eran seis asignaturas, tú ahora empiezas y te tocan diez o más. Si tienes el doble de asignaturas, son la mitad de intensas».

«Todo va a peor»

Ante el nuevo panorama educativo, Carmen Velasco se debate entre una «sensación de que todo va a peor» y el «miedo» a que su percepción sea propia de esa visión de la veteranía «de que cualquier tiempo pasado fue mejor». Lo que sí encuentra la maestra, historiadora y filóloga echando la vista atrás son las primeras semillas de la transformación en el sistema. «Durante mi carrera hubo un momento en el que se notó mucho cómo se politizó la escuela. Fue como la ley del péndulo: salimos del régimen de Franco, que no éramos tan conscientes, y después la pelota se fue al otro lado, con zonas donde se notaba más la cosa política». Un ejemplo, cuenta, es el estudio de la asignatura de Historia. «Yo estudiaba Historia de España y ahora se estudia de tu región y lo mismo pasa con Geografía. Es bueno lo cercano, pero primero se debe empezar por lo general y pasar de ahí a lo particular». Al hilo de la actualidad en Cataluña, donde está abierto el debate sobre el adoctrinamiento en la escuela, Velasco recupera un concepto jovellanista, el de «patria». «Falta una unidad que dé desde pequeños el sentimiento de tener una patria, que es una palabra que ahora parece que no se puede nombrar», lamenta. Velasco, que acude cada tarde al centro social Naranco de Oviedo, donde reside, para seguir instruyéndose, apuesta por «una visión de conjunto para despertar el sentimiento de pertenencia. Esa es una de las causas de la mala enseñanza que se está haciendo ahora». Para ilustrar la apreciación, recurre a un símil: «Es como ver por un furaquín en lugar de asomarte a la ventana para ver el panorama».

Su charla y la posterior presentación del número 11 de los 'Cuadernos Jovellanistas' tendrán lugar a las siete de la tarde en Museo Casa Natal de Jovellanos.

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