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Misa de cabo de año en la Inmaculada. Arnaldo García
Un año sin Elías

Un año sin Elías

En memoria de quien fuera director de Coordinación y Relaciones Externas de la Cámara de Comercio

José Á. Jarne Navalón

Martes, 26 de junio 2018, 04:46

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Se cumple un año de aquella terrible tarde del mes de junio cuando me sonó el móvil, y un amigo común y compañero, con voz entrecortada, me dijo escuetamente: «Malas noticias. Hace unos minutos acaba de fallecer Elías. De momento, no hay más información». «Pero, ¿qué me estás contando?» –le respondí, creyendo que aquello era un mal sueño… porque en Gijón todos sabíamos que cuando alguien se refería a Elías, solo podía hablarse de él, de 'Elías, el de la Cámara'.

Este último año he estado en varias ocasiones en el recinto Luis Adaro y al traspasar el umbral de la puerta siempre me ha venido la sensación de que iba a aparecer por cualquier rincón, móvil y carpeta en mano, y con sonrisa franca, me preguntaría: «¿qué necesitas, amigo?».

El recinto ferial y la Cámara han seguido caminando bajo esa inexorable ley vital que dice que el mundo sigue girando a pesar del dolor y la tristeza de la ausencia.

Hoy, 26 de junio, en su segunda familia ya están inmersos en la organización de una nueva edición de la Feria Internacional de Muestras. Y 'su sombra' sigue siendo alargada porque su legado no desaparece en un año; en especial en este año en el que a Álvaro Muñiz se le rinde tributo con el galardón de Gijonés del Año. Eran carne y uña y un cruce de miradas era más que suficiente para saber qué había que desanudar sobre la marcha, pero sin dejarse ver.

En Gijón se le sigue echando de menos, y mucho, porque Elías era esa persona que no pasa inadvertida para sus compañeros de dentro y fuera de la Cámara, y también para sus amigos. Afirma Alfredo Martínez Serrano, jefe de Protocolo de Casa Real, que «el protocolo sirve para evitar tensiones». Y Elías era un claro ejemplo de este axioma. Su delicadeza a la hora de organizar cualquier evento y su capacidad para gestionar desde el backstage hicieron de él no solo que se ganará la confianza y el respeto de sus colegas de profesión, y de sus jefes, sino lo más importante, de la toda sociedad asturiana, y, particularmente, la gijonesa.

Elías, santo y seña dentro y fuera del recinto ferial Luis Adaro. Ejemplo de meticulosidad, buen hacer, discreción, profesionalidad y, sobre todo, eficacia en Cámara Gijón. Era de esas personas que, gracias a sus méritos propios y sin exhibicionismo, logró ser referente en el sector de protocolo y, lo más complicado de esta profesión, se ganó a pulso el cariño y respeto de todos los que trabajamos con él en diferentes escenarios. Hace un año que nos dejó Elías, aunque parece que fue ayer. Y todos los que tuvimos la fortuna de atesorar su amistad personal o profesional, le seguimos recordando hoy con el mismo cariño con el que él siempre nos trató.

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