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Alfonso Fernández Canteli posa ante los libros acumulados en su despacho. ARNALDO GARCÍA
«La Universidad necesita reestructurarse y organizarse en función de objetivos»

«La Universidad necesita reestructurarse y organizarse en función de objetivos»

Alfonso Fernández Canteli, catedrático de Mecánica de los Medios Continuos y profesor emérito honorífico: «Hay que ir implicando a las empresas en la elaboración de los másteres, que no sea solo un reducto universitario»

CRISTINA TUERO

GIJÓN.

Domingo, 1 de octubre 2017, 02:23

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Nadie puede discutir la trayectoria docente e investigadora de Alfonso Fernández Canteli (Oviedo, 1945), ni su absoluta dedicación a una universidad y, sobre todo, a un campus de Gijón que le ha dado todo: inmensas alegrías y algunos sinsabores. Su nombre quedará este mes eternamente ligado a la Escuela Politécnica de Ingeniería, con un aula en el edificio «que es el comienzo de todo el campus» y que le recuerda la «gran relación afectiva con aquella época, con sus alumnos, con aquella progresión de la escuela y su organización».

-¿Cómo ha visto la evolución de aquella época a la de ahora?

-La relación del alumno con el campus ha cambiado totalmente. Antes había más sentimiento de escuela porque los planes de estudio eran muy definidos, lo que permitía que los alumnos formaran un grupo muy coherente. Estaban todo el día en el centro y se identificaban con él. Ahora con tanta optatividad hay estudiantes más dispersos. Son aves de paso que asisten a las clases y luego se van.

-¿Cómo ve usted la situación de la Universidad a día de hoy?

-Lo que necesita la Universidad en este momento es una reestructuración, otro momento que no sea el tradicional de departamentos, porque no ha sido la solución ni en la docencia ni en la investigación. Lo que hay que crear es una organización que sea en función de objetivos. En este momento hay una tendencia al individualismo. Escuché hace un tiempo aquí, en una charla sobre un tema empresarial, que en un proceso el que marca la pauta es el más lento. Y eso puede pasar en la Universidad. Podemos tener gente muy buena en grupos de investigación excelentes, pero al final quien marca lo que es la escuela es la gente menos activa. Creo que interesa conseguir un nivel más homogéneo en todos los grupos de investigación, con más colaboración, sacrificando la individualidad de los propios investigadores.

-¿Bolonia ha sido un paso adelante o un lastre?

-Siempre he sido muy crítico con Bolonia. Se derrumbó totalmente lo anterior en un intento de reproducir un sistema americano de Universidad con una forma de organización de grado y máster que está condenado al fracaso. Alemania aceptó esta situación, pero ha dado marcha atrás y otros países como Portugal o Italia han hecho readaptaciones, manteniendo el plan, pero con salidas más efectivas para las necesidades universitarias.

Másteres para una base firme

-¿Por dónde pasan las necesidades de la Universidad española?

-La solución son másteres integrales que den una base firme y luego conseguir una especialización con másteres específicos. Ahora es difícil conseguir una coordinación sobre toda la carrera de Ingeniería Industrial porque se han tratado de mantener especialidades que en otros países son carreras completamente diferentes.

-¿Se está enfocando bien la transferencia del conocimiento?

-Hay que hacer una reflexión sobre la forma en que estamos transmitiendo. Un máster te tiene que apetecer hacerlo, darte unos conocimientos que inmediatamente puedas aplicar en una empresa de alta tecnología relacionada con un campo concreto. Eso nos falta. En un año no se puede hacer una organización de másteres que sea consecuente, sino que tiene que ser en un periodo más largo. Hay que intentar ir viendo qué tipo de cursos hay que dar para que los alumnos encuentren posibilidades de trabajo y eso revierta en una transferencia tecnológica. Porque estoy convencido de que si no hay esa transferencia a las empresas de aquí no tenemos futuro industrial alguno. Nuestra competencia a escala mundial tiene que estar basada en un superior nivel tecnológico, como hace Alemania. Eso exige una tensión continua.

-Es decir, hacer que los másteres atraigan más al estudiante.

-Hay que intensificar las soluciones e ir implicando a las empresas a que participen en la elaboración de los másteres. Que no sea solo un reducto universitario, sino un acuerdo entre ambas partes.

-Así las cosas, dígame fortalezas y debilidades de la carrera de Ingeniero Industrial.

-Lo fuerte es una base muy amplia de conocimientos que faculta a enfrentarse a situaciones que no están previstas dentro de los propios estudios. Es una adaptación a lo que es el problema real de la industria española. Pero esa fortaleza se debe mantener siempre que se den los conocimientos de una forma ordenada y coherente, que era lo que tenía el plan anterior y que ha deshecho Bolonia. Se ha hecho una fortaleza, pero es una debilidad que la gente no se especialice. Por eso, la idea de un máster integrado que dé una base fuerte y luego másteres especializados.

-¿Cuáles cree que son las especialidades con más futuro?

-La informática, la electrónica y la fabricación aditiva, que es una solución muy innovadora y revolucionaria, por la que hay que apostar, ya que va a ser algo trascendente.

-El año que viene llegará a Gijón el grado de Organización Industrial, pero ya se reclama la Ingeniería Biomédica y se insta a no dejar pasar el grado de Educación Física con una Facultad del Deporte.

-Ese es otro de los campos en alza. Habría que apostar por el de Deporte en conjunción con la Biomédica. Lo que será difícil es coordinar a los grupos de investigación que hay en la universidad y en el campus. El Gobierno regional debería apostar por ello. Si no, sería como acumular titulaciones sin una razón profunda. No obstante con la Bioingeniería, otra especialidad de futuro, hay razones para que suponga una extensión natural de nuestra actividad actual y con un buen plan de desarrollo se consigue.

-¿Qué consejos en clave de futuro de la Universidad le daría, precisamente, al Gobierno regional?

-Que apueste por la Bioingeniería, lo que no quiere decir dar dinero, sino creer en la titulación e iniciar una fase de desarrollo que la fundamente racionalmente. También que autorice para restringir el número de alumnos. No se puede crear una carrera donde se entre con la nota mínima de corte. Y, por último, la intensificación de la fabricación aditiva. Que no solo Prodintec tenga las máquinas para fabricarlo, sino crear a su alrededor un entramado que permita el conocimiento general.

-Y a la Universidad, ¿qué le diría?

-Los másteres integrales. Hay que dar una coherencia y que no haya altibajos entre las diferentes especialidades que son difíciles de integrar. También que promueva cursos conjuntamente con la empresa que sean la base de futuros másteres y que facilite la matriculación de las asignaturas por separado.

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