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A la izquierda, Hamza Bin Laden cuando era un niño, en la única imagen que existe del hijo del líder de Al Qaida abatido
La herencia del terror: la amenaza del hijo de Bin Laden

La herencia del terror: la amenaza del hijo de Bin Laden

Hamza, el decimoquinto vástago del fallecido líder de Al Qaida, está comenzando a tomar protagonismo en el yihadismo global aupado por el apellido de su padre

ÓSCAR B. DE OTÁLORA

Domingo, 4 de junio 2017, 21:43

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Hamza Bin Laden tiene 28 años y, por el momento, su historial en el mundo de la violencia yihadista son ocho escuetas grabaciones de voz difundidas por Internet en las que llama a cometer atentados en Europa y Estados Unidos. Pero su fuerza está en su apellido. El decimoquinto hijo de Bin Laden, cuya madre era la tercera esposa del fallecido líder de Al Qaida, aspira a heredar la imagen icónica que su padre ha representado dentro del yihadismo internacional. Sin embargo, carece del historial de su progenitor y, según los analistas, el mayor peligro para Occidente es que intente conseguir la reputación de su padre mediante atentados brutales.

La figura de Hamza es una incógnita dentro de Al Qaida, un misterio habitual en una familia acostumbrada a vivir en constante fuga desde que los atentados del 11 de septiembre de 2001 colocaron a los Bin Laden en el centro de la diana de todos los servicios secretos del mundo. La única imagen que existe de este joven es la de un niño de unos 6 años que juega entre los restos de un helicóptero norteamericano derribado por los talibanes en Afganistán. Bin Laden padre, que tuvo 21 hijos de sus cuatro matrimonios, le consideraba uno de sus descendientes favoritos aunque no era el elegido para heredar su trono. El vástago que probablemente debía sucederle, Saad, falleció en 2009 tras un ataque de Estados Unidos con drones. Dos años más tarde su padre fue abatido en Abbottabad (Pakistán) por un comando de los Seal, dejando sin dirección a la red de Al Qaida. Hamza no se encontraba en el refugio pakistaní de Osama la noche del asalto de los soldados norteamericanos, lo que le permitió salvar la vida. Al parecer, había sido enviado a una escuela coránica o a un campo de entrenamiento -hay varias versiones- para que comenzase a preparar su carrera dentro de la red terrorista.

El león en la guarida

Cuatro año más tarde, el 17 de agosto de 2015, se produjo el debut de Hamza. El líder de Al Qaida tras la muerte de Bin Laden, Ayman Al Zawahiri, difundió un mensaje de audio por Internet en el que presentaba al 'león en la guarida', el apodo que recibió el hijo de Osama. La grabación incluía la voz del descendiente, que pronunciaba las palabras que se esperaban de un líder de la yihad: tras reconocer y rendir honores a todas las filiales de Al Qaida, así como a los talibanes, hacía un llamamiento a acabar con las disensiones entre grupos islamistas. Un año después comenzaría la emisión de una serie de mensajes en los que llamaba a atentar contra los norteamericanos para vengar la muerte de su padre, a matar europeos e infieles, a apoyar la expulsión de Israel de Palestina y a luchar a favor de los rebeldes sirios. Siempre con su voz, ya que su imagen jamás ha aparecido en la red.

Sus dos últimos mensajes se emitieron en mayo. En uno de ellos volvía a animar a sus seguidores a matar occidentales mientras que el segundo era un ataque al Gobierno de Arabia Saudí. Este último se lanzó días después de la visita de Donald Trump al país árabe, un viaje que supuso uno de los mayores contratos de venta de armas americanas a Arabia Saudí de la historia reciente de EEUU. Hamza demostró que estaba dispuesto a desafiar a los países más poderosos.

Estado Islámico y Al Qaida pugnan por el liderazgo del yihadismo internacional

La hiperactividad en las redes de Bin Laden hijo se produce en un momento crucial en la evolución del yihadismo global. En 2014, cuando Abu Bakr al Bagadi proclamó el califato del Estado Islámico, este grupo terrorista ya había acabado con la imagen de Al Qaida. Los dos movimientos habían pugnado por liderar el islamismo global y el grupo de Bin Laden había sido claramente derrotado. No solo su fundador había sido abatido por Estados Unidos, sino que el yihadismo de la bandera negra era mucho más salvaje, dominaba las redes sociales e Internet a la hora de utilizar la propaganda violenta y se había convertido en una meta asequible para muchos de los jóvenes islamistas occidentales, a los que resultaba más fácil viajar a Siria que a Afganistán o Pakistán. Pero en los dos últimos años El Estado Islámico ha entrado en franca decadencia. La presión militar sobre los terrenos que había ocupado en Siria e Irak ha acabado con cualquier perspectiva de consolidar su califato y en la actualidad es un grupo en retirada.

Según todos los analistas, Al Qaida espera que esta decadencia de su rival le permita recuperar el protagonismo que había tenido en el pasado y volver a la cumbre del yihadismo global. En ese contexto es donde surge la peligrosa figura de Hamza Bin Laden. Su único poder es su apellido ya que carece del carisma de otros dirigentes como Al Zawahiri o Al Bagdadi. Estos dos viejos líderes han sobrevivido durante décadas a la persecución de todos sus enemigos pero también han sido capaces de elaborar una teología radical que ha dotado de una doctrina a los radicales islamistas. El peligro para Occidente es que Hamza quiera superarlos. Porque la única forma de consolidar su imagen frente a ellos son las matanzas y la sangre.

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