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Domingo, 4 de junio 2017, 18:32
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Pablo Romero, avilesino de 36 años, estaba ayer relativamente cerca del lugar en el que se produjeron los atentados de Londres. El joven, que trabaja desde hace dos años como agente artístico en la capital británica, se encontraba con Patricia Cuesta, de la Ópera de Oviedo, y decidieron ir a Covent Garden. «Salimos a las 22.15 y fue cuando ocurrió todo. Después empezaron a llegar todos los mensajes. Que si fuéramos para casa, que era un atentado...».
Romero y Cuesta decidieron entonces dar la vuelta por precaución pero el regreso no fue fácil. «El metro estaba cortado, los trenes parados, dijeron que por orden de la Policía. Tratamos de coger un autobús, luego un taxi... estaba todo saturado. No llegamos hasta las dos de la madrugada», apunta. Al final regresaron a casa en autobús. Pablo dice que la línea pasó por la zona donde se produjeron los hechos y que ya vio todo acordonado y que el tráfico iba lento.
En la memoria de este asturiano, la de ayer quedará grabada como una noche de desconcierto y sensación de inseguridad ya que al principio, «parecía que había varios ataques», destaca. Ahora dice que está tranquilo y que, aunque no tiene psicosis, sí perdura el desconcierto. No obstante, respira tranquilo porque no conoce a nadie que afectado y asegura que estas cosas cosas no pueden condicionar la vida.
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