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Un momento de la recepción de las llaves y la documentación en el Ayuntamiento de Ribera de Arriba.
Ribera de Arriba entrega las llaves de 16 viviendas de promoción pública

Ribera de Arriba entrega las llaves de 16 viviendas de promoción pública

Los adjudicatarios aguardaban para entrar en los chalés unifamiliares de la zona de Ferreros desde el pasado mes de octubre

IDOYA REY

Miércoles, 23 de julio 2014, 00:22

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No podía creerse que a partir de hoy mismo llegar a fin de mes le va a costar a su familia un poco menos. Con dos niños de 9 y 3 años y solo un sueldo todo se volvía muy cuesta arriba. Pero ayer Erica Rodríguez Díaz recibió las llaves de su nueva casa, por la que su familia pagará un alquiler en función de los ingresos. Era, dice, el mejor regalo de cumpleaños que podía haber tenido. «Hoy hago 31 años y es imposible que puedan darme algo mejor», comentaba a las puertas del Ayuntamiento de Ribera de Arriba.

Como Erica, otras quince familias de la localidad pudieron acceder ayer a las viviendas unifamiliares de promoción pública para alquiler que ansiaban desde que el pasado octubre saliera su número de los bombos del sorteo. El retraso se debió a un problema con la empresa encargada de urbanizar la zona conocida como La Cárcava, en el barrio de Ferreros. «Hemos sentido mucha impotencia porque es una injusticia que la empresa no ejecute la obra. Los trabajos se terminarán en cuanto se pueda, en cuanto se solucionen los problemas con esta empresa», se comprometió la directora general de Vivienda, Ana Rivas.

Hasta que ese momento llegue, «pueden pasar un par de años», advirtió el alcalde de Ribera de Arriba, Ramón García. Las dieciséis familias tendrán cuando llueva algunos charcos en su urbanización, un asfalto con baches y zonas verdes que «parecen más bien una cantera».

Pero ni eso podía enturbiar el día de ayer para los adjudicatarios de los chalés construidos sobre suelo municipal y con una inversión del Gobierno regional de 1,5 millones de euros. De los 51 formularios entregados en 2011, 34 cumplieron los requisitos y entraron en el sorteo. «Yo no quería solicitarlo porque creía que no nos iba a tocar», comentaba ayer Luzdivina Fernández. Su marido está retirado y recibe una pequeña pensión, por eso pensaba que no iba a cumplir los requisitos. «Y mira, sí que es posible», decía ayer.

Desde que se casó hace 20 años con José Ramón Huerta ha vivido en una docena de casas de alquiler. De hecho, justo cuando el pasado mes de octubre se realizó el sorteo estaba en proceso de mudanza. «Como nos dijeron que a finales de noviembre nos entregarían las llaves dejé todo en cajas y así hemos estado hasta ahora. Se ha hecho largo, pero estamos felices», contaba. Luzdivina y José Ramón cuidan de una niña de acogida, de Judith, ya casi adolescente, desde que la niña tenía cinco meses. Muy sonriente celebraba que por fin iba a entrar en su nueva casa. «Con tantos cambios no te aposentas en ningún sitio y así es más fácil que la niña haga amigos», se felicitaba Luzdivina.

Algo parecido a asentarse y formar una vida es lo que harán Carlos Corrella y Raquel Martínez, de 23 y 29 años. Llevan tres y medio de noviazgo, pero la precariedad laboral, que hace poco les ha llevado al paro, no les permitía independizarse. «Ahora vamos a volar. Es como si nos hubiera tocado la lotería», reían ayer. Porque toda su familia vive en Ribera de Arriba y allí querían quedarse.

También deseaba vivir en la localidad Gerardo López, de 34 años. Es oriundo del concejo, pero ahora reside en Mieres y cada día se traslada en coche para trabajar en la fábrica de Mantequerías Arias. «La espera se ha hecho un poco larga y las casas tienen algún defecto como los patios sin cerrar, pero estamos muy contentos», comentaba.

Ya con las llaves en la mano, los nuevos vecinos del barrio de Ferreros se sacaban fotos con los móviles y bajaban a toda prisa las escaleras del Consistorio para llegar a sus nuevos domicilios.

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