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El arzobispo venera la reliquia del Santo Sudario.
El arzobispo pide al Gobierno central «coherencia» en la        ley del aborto

El arzobispo pide al Gobierno central «coherencia» en la ley del aborto

La misa por San Mateo sirve para reflexionar sobre «los problemas sociales» o la violencia en una Catedral llena

ANA SALAS

Lunes, 22 de septiembre 2014, 00:42

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El arzobispo Jesús Sanz Montes apoyó ayer a los movimientos «po-vida» que «se expresan en tantos lugares de España para pedir al Gobierno la coherencia con su promesa y programa mirando más la dignidad de la persona humana en su derecho a la vida que la conveniencia falta de unas encuestas».

Lo marcó como uno de los «retos» pendientes en estos días festivos, que «la holganza de la fiesta nos hace olvidadizos de las cosas que no lo son». Como «el reto de una convivencia serena y constructiva» aportando cada uno lo mejor «de su plural visión de las cosas en el noble ejercicio de la verdadera política»; el de los problemas sociales, con la «crisis moral y económica zarandeando a los más excluidos y vulnerables»; el de la educación y la «tarea de prepararlos para un mundo mejor sin utilizarlos como carne de cañón en la barricada de las ideologías; y el de «erradicar tanta violencia a flor de piel en las guerras entre países, en las regiones», en los hogares «con la violencia machista» y en el «seno de las madres con la lacra abortiva».

Quiso el arzobispo hacerlo ayer, durante la misa mayor de San Mateo, cuando el Gobierno ha anunciado que dará marcha atrás y, por el momento, no aprobará la polémica ley del aborto. Fue un domingo en el que la Catedral estaba llena de fieles y curiosos que no querían perderse una de las tres ocasiones al año en las que el Santo Sudario puede verse en el altar mayor.

Las sillas de plástico dispuestas en las naves laterales fueron escasas para quienes asistieron. Muchos tuvieron que permanecer de pie toda la Eucaristía que se prolongó una hora y veinte. Buena parte de la Corporación, con el alcaide Agustín Iglesias Caunedo a la cabeza, asistió al oficio religioso. El arzobispo no pudo saludar a los políticos hasta el final de la misa. En el momento de dar la paz, explicó que una nueva norma eclesiástica, impide «hacer trasiego».

Algo más de movimiento hubo en la Catedral en el momento en el que se llevó el sudario al altar. La misa ya había terminado.

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