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Beatriz en la portería del campo de fútbol donde entre el club que preside, el Oviedo Moderno.
«Este campo de fútbol es como mi segunda casa»

«Este campo de fútbol es como mi segunda casa»

«Aquí jugué, entrené y ahora presido. Paso muchas horas de mi vida en él. Es como mi segunda casa y aquí está mi segunda familia», señala Beatriz Álvarez Mesa

ana salas

Domingo, 25 de enero 2015, 00:40

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Tenía 12 años cuando empezó a jugar en el Peña Azul. Así era como se llamaba en el 96 el ahora Oviedo Moderno. A la presidenta del club de fútbol femenino, Beatriz Álvarez Mesa, le encantaba correr detrás del balón en el colegio, el de Pando. Tuvo un profesor de gimnasia, 'Paco', que «promovió el fútbol y la igualdad entre chicos y chicas». Y así fue como ella, que le encantaba el deporte rey, llegó a practicarlo de forma profesional. Por eso no es raro que esta ovetense de 32 años elija el campo Manuel Díaz Vega, donde entrena su club, como el rincón más especial de la ciudad.

«Aquí jugué, entrené y ahora presido. Paso muchas horas de mi vida en él. Es como mi segunda casa y aquí está mi segunda familia». En realidad, alguno forma parte de la primera. Su marido, Ángel González, jugador del Club Deportivo Tuilla, entrena al equipo infantil. Su hijo Hugo aún tiene un año pero apunta maneras, también las de bailarín. Su padre, Luis Álvarez, también presidió la entidad, en la época en la que Pedro Rodríguez enfermó. Después le relevó Beatriz Castro y hace seis temporadas llegó ella.

Durante diez años jugó «en distintas categorías hasta debutar en Primera División o Superliga», como antes se llamaba. Fue entonces cuando cambió el nombre de Peña Azul a Oviedo Moderno: «El Ayuntamiento nos apoyó y se acordó que llevaría el nombre de la ciudad». Al exalcalde Gabino de Lorenzo le pareció que el fútbol femenino era moderno y añadió el calificativo al club ahora formado por 106 mujeres, de ellas 103 asturianas (80 ovetenses).

Beatriz dejó de jugar porque no podía compatibilizarlo con su trabajo. El fútbol no le permitía vivir del deporte. Ellas no cobran. «Hay algunos equipos que sí pueden permitírselo, aunque las jugadoras sean mileuristas, pero nosotros somos muy humildes» y tienen que contar los euros de los que disponen para seguir en el terreno de juego.

Un llamamiento público ante la incapacidad de finalizar la temporada ha hecho que el Ayuntamiento conceda 40.000 euros que la presidenta espera que se repitan en próximos años, «porque si seguimos en Primera División los gastos van a ser los mismos», entiende. Y su intención es mantenerse en Primera y en Segunda.

En lo deportivo «estamos mejor que nunca, con todos los equipos de la escuela en distintas categorías y unos números que nunca hubiéramos pensado». En lo económico «siempre fue complicado». Ahora se les complica, además, el espacio. Entrenan en el Díaz Vega, como otros clubes, pero se les queda pequeño. «A muchas niñas tenemos que decirles que no pueden venir a jugar» al único equipo femenino de la ciudad. Cree que el Ayuntamiento podría ampliar Los Castañales y llevar allí el club.

De momento siguen en La Corredoria. Hoy Beatriz estará en el campo de fútbol viendo a sus jugadoras. Ella ya no practica. Tuvo problemas que le impidieron continuar con el deporte y no volvió a calzarse las botas más. Reconoce, sin embargo, que «muchas veces» la apeteció: «A quién no le hubiera gustado jugar el partido de ascenso», dice. «Al principio cuesta estar en la grada pero asumí que mi papel era otro», dl de trabajar porque el fútbol femenino importe y deje de ser «minoritario y masculino».

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