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El equipo durante la poda de las ramas para llegar hasta el enjambre, en Las Pelayas.
Un enjambre  en Las Pelayas

Un enjambre en Las Pelayas

Los bomberos eliminan un abejero del tamaño del «tronco de una persona»

C. GARCÍA

Miércoles, 8 de julio 2015, 00:17

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Con el mismo esmero y orden que trabajan las abejas, cuatro operativos del Servicio de Extinción de Incendios (SEIS) dedicaron ayer más de dos horas en la retirada de un enjambre de abejas del tamaño de un «tronco de una persona». En pleno centro de la ciudad y en los jardines del convento de Las Pelayas, los trabajos obligaron a cortar la vía y trasladar unos metros la parada de autobús. «Supone un riesgo importante para la población porque en el momento que comienzas a podar las ramas pueden revolotear y, en este caso, el tamaño del abejero era muy grande», explica Óscar Fuente, inspector del SEIS.

Un vecino de la zona fue el encargado de dar el aviso a la Policía Local que, inmediatamente, se puso en contacto con la central de Bomberos. Pasadas las doce de la mañana llegaron al lugar. Una vez allí, inspeccionaron la zona y se encontraron con un enjambre «en forma de piña» y «muy grande». Aunque el equipo cuenta con un traje especial para esta labor, en esta ocasión apostaron por los que utilizan cuando se enfrentan a la avispa asiática: un mono de apicultura diseñado especialmente para los bomberos. «La idea es de un compañero del País Vasco donde se han encontrado con este tipo de avispas. En Asturias, de momento, hay como un puente y de ahí pasan a Cantabria y luego a Galicia».

La tarea «es complicada porque tenemos que ir podando y hacer un hueco lo suficientemente grande para colocar la caja donde deben entrar las abejas». Si la reina lo hace, han conseguido el objetivo porque «entonces le siguen las demás», cuenta Fuente. El truco para saber si está dentro es «ver que se incorporan más de las que salen». Ayer, consiguieron que, salvo unas pocas, todas acabaran en su interior cerca de las dos y media de la tarde. A partir de ahí, el protocolo obliga a entregarlas a la asociación de Apicultores que se encargan de colocarlas en distintas colmenas.

El caso de ayer no solo es excepcional por el tamaño, también porque no es frecuente que ocurra en estas fechas. «En primavera podemos llegar a realizar hasta tres actuaciones y ahora lo que creemos es que venían de otra colmena cercana, nombraron una reina y se instalaron aquí».

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