Testigo de Oviedo desde el siglo XIX
El inmueble de Uría, 58 sobrevivió a la Revolución del 34 y a la guerra civil
susana neira
Viernes, 8 de abril 2016, 02:22
A Carolina Morilla, la secretaria de la Asociación de Comarcanas Mineras (ACOM), la avisó un compañero. Acababa de pisar la calle, poco antes de la once y media de la mañana. Ni se había percatado de la cortina de humo que ya asomaba del segundo piso. «Me llamó y me dijo están desalojando», recordaba ayer por la tarde, aún conmocionada. Para entonces el edificio del número 58 de la calle Uría, por donde a diario pasan miles de trabajadores, paseantes y turistas, ya había comenzado a escribir la última página, la más negra por la muerte de un bombero en acto de servicio, de una historia que comenzó a finales del siglo XIX.
El inmueble sobrevivió a la Revolución del 34 y a la guerra civil en la arteria principal de Oviedo, que quedó herida de esos años, y acogía en su interior un bajo comercial, una vivienda y oficinas. Todo ha sido pasto de las llamas y la ruina y su trágico final ha quedado vinculado, además, al de su casi coetáneo inmueble de Melquíades Álvarez, 25. Hasta entonces se habían dado la espalda separados por un pequeño patio de luces que ayer no logró actual de cortafuegos.
Uno de los arquitectos más señeros de Oviedo, Juan Miguel de la Guardia (1849-1911), padre urbanístico de la ciudad burguesa, arquitecto municipal y autor de inmuebles tan reconocidos como el palacete de Villa Magdalena o la Casa del Deán de Payarinos, firma el diseño de Uría, 58, levantado en 1889, según refleja el Catálogo Urbanístico del Concejo deOviedo.
Una fachada pintada en naranja con arcos y balaustradas de cuatro plantas y bajo que sus actuales propietarios, la familia Espina, rehabilitaron por última vez nada más iniciarse la década del 2000. La remodelación fue muy respetuosa para un edificio con una de las protecciones más altas (P1). Entre sus elementos más característicos, una escalera de madera con una bonita barandilla antigua.
Carlos Espina, copropietario con su hermana, acometió la reforma y lo destinó al alquiler. Él vivía en el segundo, donde se inició el fuego, y el resto, a excepción de una oficina que se reservó para su negocio en la última planta, lo ocuparon terceros: ACOM, la Federación Asturiana de Concejos, una clínica de estética, la sede de una marca de cerveza y una zapatería han sido los últimos inquilinos del número 58 de Uría. Sobre las cuatro y cuarto de la tarde, cuando en teoría se daba por finalizado el incendio, sonó un enorme estruendo. El edificio, se cayó ante todos. DeUría, 58 ya solo queda la fachada.