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Un jinete charla con dos personas en las instalaciones municipales, cerradas desde ayer a excepción de la escuela de hipoterapia.
Sin caballos ni planes

Sin caballos ni planes

El Asturcón cierra al quedar desierto el concurso para su gestión y de momento no se ha revelado el futuro uso del centro ecuestre

IDOYA REY

Domingo, 1 de mayo 2016, 00:48

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El centro ecuestre El Asturcón se quedará pronto sin caballos si el Ayuntamiento cumple su amenaza de desalojo forzoso ante la negativa de los usuarios de llevárselos antes de diez días. Solo quedarán aquellos dedicados a la hipoterapia, pero tampoco se sabe por cuánto tiempo. No hay planes claros de futuro para unas instalaciones que, aunque cueste creerlo, nunca han tenido un proyecto, y eso que las obras arrancaron hace casi 20 años. Ese pasado tampoco está todo lo claro que algunos desearían. Algunos políticos denunciaron para que la Fiscalía investigara toda la gestión: en los mejores años de El Asturcón, cuando todos los boxes estaban llenos, el por entonces alcalde Gabino de Lorenzo vendía caballos. La denuncia quedó archivada y el pasado con una historia que «representa a la perfección el 'gabinismo' y los últimos 30 años del modelo económico», denuncian los más críticos con la anterior gestión de la ciudad.

La historia de El Asturcón puso su primera piedra en 1997, sin que se aprobase un proyecto ni los correspondientes permisos. Unos años antes, el Ayuntamiento había concedido los terrenos del antiguo matadero, donde se celebraban concursos de saltos de caballos, para la edificación de un centro comercial, el de Los Prados. Pero nada se sabía de un nuevo hípico, hasta que el alcalde lo dijo en la prensa. Anunció un presupuesto de 2,4 millones de euros para un centro ecuestre que primero iba a colocarse en Las Caldas, pero ante las protestas vecinales se alejó de los núcleos de población. Gesuosa contrató los trabajos a FCC para construir el centro hípico en El Molinón, en esas 30 hectáreas a orillas del río Nora, en el borde del concejo de Llanera, donde hasta ayer se mantuvo la actividad.

Dos años más tarde, en enero de 1999, ya se habían gastado 12 millones y las obras concluyeron con un coste final de 24 millones, ante las exigencias técnicas. Esos requerimientos en los trabajos hicieron que el alcalde convocará un Pleno extraordinario y urgente para que se aprobara el proyecto. El asunto no figuraba en el orden del día y cuatro años más tarde el TSJA declaró nula y sin efecto esa sesión y sus acuerdos. Desde entonces, así se quedó el Asturcón, sin proyecto aprobado.

Inicialmente el hípico iba a ser una pista de saltos, unas gradas y poco más, pero durante su proceso de edificación fue creciendo poco a poco. Pasó a tener un picadero cubierto, una pista de 80 por 40 metros y gradas para 1.200 espectadores. También una pista verde y otra de arena con gradas para otras 2.000 personas, y una pista de velocidad que no alcanzó las medidas y radios de giro para obtener la categoría de hipódromo. Zonas de práctica, vestuarios, almacén, aparcamientos y un edificio principal para oficinas y restaurante completan las instalaciones que durante sus obras recibieron un aviso de paralización. La Consejería de Fomento lo ordenó, pero el Ayuntamiento lo ignoró. Los trabajos siguieron un tiempo cuando, como dijo De Lorenzo, le faltaba «un papelín». Solo pararon unos meses las obras tras una visita de Francisco Álvarez-Cascos.

Las puertas del centro ecuestre se abrieron en 1999, aunque El Asturcón no tenía accesos apropiados ni agua, que se tomó de Llanera durante años. Los fondos europeos sirvieron para construir una conducción de seis kilómetros desde La Corredoria. Las instalaciones, aunque sin los accesos deseados, estaban listas, aunque las exhibiciones no atraían a todo el público deseado. Eso sí, los 410 boxes estaban llenos en los tiempos en que se conoció que De Lorenzo estaba vinculado a la empresa Yeguada Picos de Europa, aunque había cedido su participación a sus hijos. El Ayuntamiento subvencionaba dos tercios de su coste y ante esa alta ocupación hacía falta más personal. El Consistorio terminó por privatizar la gestión con FCC. La empresa lo dejó al poco tiempo. En 2004 volvió a salir a concurso. Urbaser, la empresa que hasta ahora se encargó de la gestión, fue la seleccionada.

A pesar de los sobrecostes de las obras, hubo que cambiar la arena del picadero cubierto para celebrar el primer campeonato de salto de la categoría nacional. Fue en 2005. A esos problemas que parecía presentar el centro para albergar competiciones fueron sumándose otros. En 2010 se produjeron varios casos de desnutrición de caballos y dos estudios veterinarios revelaron la deficiente alimentación de un número importante de equinos. Además, el estado de la arena provocó algunas lesiones y los jinetes no querían participar en esas pistas. Los boxes se fueron vaciando y los que quedaron optaron por tener mozos de cuadra propios.

La situación se fue complicando y el pasado año, en enero, el concurso quedó desierto. El municipio tuvo que prorrogar el contrato con Urbaser. Con la llegada del nuevo gobierno local tripartito se puso sobre la mesa el cierre porque no había empresas interesadas en la gestión. El Ayuntamiento se tomó tiempo y una nueva prórroga para buscar soluciones, pero en ningún modo se planteó asumir la gestión. «Ni sabe ni debe dedicarse a mantener caballos», dijo esta misma semana el alcalde, Wenceslao López.

El Ayuntamiento destinaba más de 1,2 millones de euros en el mantenimiento de las instalaciones que los caballos deben dejar libres. Aunque no se sepa para qué quedará ese espacio. Por lo pronto parece que no será tarea fácil.

Usuarios y trabajadores

Los usuarios del centro ecuestre tienen orden de sacar a sus caballos de las cuadras, pero ya han anunciado que no lo harán. «Estaremos aquí hasta que se solucione el problema», sentenciaron este fin de semana desde la Plataforma de Usuarios Afectados por el Cierre de El Asturcón. Aunque la empresa Urbaser ya ha dejado de prestar el servicio, los usuarios creen que debería ser el Ayuntamiento quien tome las riendas de esa gestión. Se escudan en la existencia de una tasa municipal para prestar el servicio.

Mantener un caballo con el servicio integral en El Asturcón cuesta 270 euros al mes, menos de la mitad de lo que se paga en otras instalaciones del mismo tipo. Ante una atención no todo lo deseable, algunos usuarios optaron por pagar solo por el alquiler del box, unos 108 euros al mes y contratar un mozo de cuadra que se encargaba del animal y de su alimentación. «Es una tasa y un servicio municipal que es responsabilidad del Ayuntamiento», insisten los usuarios. El alcalde no piensa lo mismo.

Esta semana, con la fecha de cierre a las puertas, López insistió en que los clientes lo eran de la empresa Urbaser. Es más, dijo hasta desconocer sus identidades por la ley de protección de datos, a la vez que descartaba que el Ayuntamiento pudiera asumir la gestión. Algo parecido a lo que pasa con los otros damnificados del cierre: los doce trabajadores de Urbaser en El Asturcón. «Son empleados de la empresa y es a ella a quien deben pedir explicaciones», insistió el regidor municipal, que en todo momento definió el entuerto como un «marrón» heredado del anterior ejecutivo local.

Los trabajadores que desde ayer se han quedado sin trabajo exigen la subrogación. Se basan en que el centro seguirá manteniendo cierta actividad y por eso deberían proseguir. «Estamos en tierra de nadie. Nuestros puestos de trabajo están vinculados a que funcione El Asturcón, si lo hace, aunque sea de manera opaca, trabajo seguirá habiendo», aseguró el viernes el portavoz de los trabajadores, Francisco Fetén. Hoy mismo pasarán el día vigilantes en el centro ecuestre: si los caballos no se van, ellos tampoco porque esos significa, a sus ojos, «que deben subrogarnos».

Futuro incierto

En todo caso hay una pregunta que nadie ha respondido hasta el momento: ¿Qué pasará con esas instalaciones a partir de ahora? El alcalde asegura que está dispuesto a «valorar cualquier proyecto con viabilidad económica, técnica y social para la instalación municipal que ha costado muchos millones y estamos obligados a que no se tiren por la borda». Más a allá de esa declaración de intenciones, poco más se ha concretado.

Izquierda Unida tiene claro que lo más urgente es resolver el conflicto laboral. «Debería haber una solución desde ya para esos trabajadores», exigió el concejal Iván Álvarez. En todo caso, él apuesta por buscar una estrategia común tras poner sobre la mesas todas las ideas de los grupos municipales.

Ciudadanos, con Luis Pacho a la cabeza, ya propuso a su llegada al Consistorio la creación de una mesa de trabajo, una comisión especial monográfica para que todas las fuerzas políticas llegaran a un consenso sobre qué hacer. «Creemos que si hubiera una voluntad real de gestión podría ser rentable como una instalación hípica y deportiva e incluso como recinto ferial para La Ascensión», propone. A él le llama poderosamente la atención que «el equipo de gobierno, los defensores de los público, no quieran recuperar la gestión municipal de esas instalaciones. Es muy triste que Gabino de Lorenzo decidiera construir El Asturcón con fines no muy claros, probablemente para un beneficio particular, pero el tripartito no pude tener esos prejuicios de que la hípica es algo elitista», insistió el concejal de Ciudadanos.

El otro grupo de la oposición, el Partido Popular, lo tiene más que claro: «Creemos que las instalaciones deben mantener la actividad relacionada con el uso y el deporte del caballo», expresó el edil Gerardo Antuña. Los pliegos que su partido usaba cuando gobernaba la ciudad, sostiene Antuña, «eran realistas. Creemos que la gestión público-privada debe proseguir teniendo en cuenta las aportaciones de usuarios y trabajadores».

Los populares han mantenido durante la pasada semana diferentes reuniones con los dos colectivos de afectados, que les han trasmitido mejoras y cambios que podrían mejorar la actividad, «pero siempre relacionada al mundo y el deporte del caballo», insistió.

Son planes que por el momento están sin concretar.

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