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Julián Ruiz ante el árbol de la calle Palacio Valdés que él califica como «un monumento viviente» en pleno centro de la ciudad.
«Multábamos a ojo a través de nuestro cuentakilómetros»

«Multábamos a ojo a través de nuestro cuentakilómetros»

Julián Ruiz

CECILIA PÉREZ

Domingo, 26 de junio 2016, 03:04

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La Rioja fue el lugar que le vio nacer en plena guerra civil, en el año 1937. Sin embargo, Julián Ruiz se siente asturiano. No en vano, llegó al Principado de Asturias hace 60 años. Primero en Luarca y luego en Oviedo, este capitán de la Benemérita, ya retirado, puede presumir de formar parte de la primera promoción de la Guardia Civil de Tráfico que se instauró en Asturias. «Antes todo esto lo llevaba la Policía Militar». Su padre también fue guardia civil. «No lo conocí sin uniforme hasta que yo cumplí los 19 años», confiesa.

Si tiene que elegir un lugar de la ciudad, Julián Ruiz lo tiene claro: «Mi rincón es el árbol que está ubicado en la calle de Palacio Valdés, justo frente al desaparecido hotel La Jirafa. El que está rodeado de bancos, como si fuese una isla. Es un monumento viviente», describe Ruiz.

En esos bancos confiesa que se sienta, en muchas ocasiones, con amigos a charlar de otros tiempos, de otras vivencias.

Recuerda sus años en la Guardia Civil. Precisamente, de ahí surgió el germen de la asociación que Ruiz, junto con varios excompañeros del cuerpo, fundaron en 2004: la Asociación Cultural y Recreativa de Veteranos de la Guardia Civil 'La Pilarica', de la que Ruiz es su presidente. «Comenzamos con 80 socios y ahora somos 450», apunta, y reconoce que la asociación surgió como una necesidad de unir a guardias civiles retirados.

De la asociación destaca el «compañerismo» y la «amistad» que existen entre todos los socios, que también aglutina a viudas de guardias civiles. «Estamos encantados con el ambiente que se respira en la asociación», aunque reconoce que también pasan por momentos de tristeza, como cuando fallece un compañero. «Ahora estamos conmocionados por la muerte del capitán Espinosa, fue mi compañero. Ingresó conmigo en la Guardia Civil en 1957», recuerda Ruiz.

Aún así, la vida sigue y la asociación celebrará este miércoles la comida tradicional de jubilados, en el cuartel de Rubín. «Hay un campeonato de quién toma más pastillas», ríe mientras lo cuenta.

Durante su etapa en activo, dentro de la Guardia Civil de Tráfico recuerda que «antes no había radar, multábamos a ojo siguiendo las indicaciones de nuestro cuentakilómetros que estaba homologado por Industria», explica Ruiz. Reconoce que había menos circulación pero más accidentes porque «las carreteras eran muy malas».

En su mente aún perdura la primera vez que vivió un accidente. «Fue cerca de Cudillero. Un señor se cayó de la moto y cuando llegamos tenía parte del cuero cabelludo levantado y sangraba mucho. No llevaba casco, de aquella no era obligatorio».

Julián Ruiz también sufrió un accidente de moto. Aún arrastra las consecuencias, ya que cojea de una pierna. «Después del accidente estudié Filosofía y Letras. Saqué la oposición y me dediqué a la docencia». Estuvo 25 años impartiendo clases en la Escuela de Adultos de El Fontán, desde 1982 hasta 2009, cuando se jubiló. «Me retiré, como profesor, a los 70 años».

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