Borrar
El portal donde estaba el piso de prostitución del que escapó en Nochebuena la denunciante, hoy testigo protegido.
La red de prostitución solo dejaba dos horas libres a las chicas, nunca durante la noche

La red de prostitución solo dejaba dos horas libres a las chicas, nunca durante la noche

Ama Lara ordenó instalar cámaras de videovigilancia en el piso de Pumarín, 20 para controlar las entradas y salidas de las jóvenes

GONZALO DÍAZ-RUBÍN

Lunes, 22 de agosto 2016, 00:43

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ayer dejamos a los cabecillas de la trama de prostitución que liga al «piso de chicas con más renombre de Oviedo», Pumarín, 20, con «uno de los locales de sadomasoquismo más importantes del norte de España», Campomanes, 14, camino de Villabona. De los seis detenidos inicialmente, se salva la esposa de Antonio Gonzalo N., María Sandra E., con la obligación de no alejarse mucho. El resto, prisión provisional. De los seis, la única sin antecedentes desfavorables en Marta F., Ama Lara. Pese a sus 10 años de azotes y humillaciones a 200 euros la hora al frente de Campomanes, 14 nunca ha tenido un problema con la ley. Desde el pasado 25 de abril, se le acumulan un delito relativo a la prostitución, pertenencia a organización criminal y contra los derechos de los trabajadores. De remate, en el registro de Campomanes, 14, los agentes hallaron cocaína (pureza 24%, según el laboratorio) en tres bolsitas de gramo, que como se sabe pesan 0,9 gramos.

A su supuesta pareja y testaferro, Luis Enrique S. la policía le responsabiliza de los mismos delitos. Es él el que pone su nombre en las distintas sociedades con las que se registran los dominios de internet. También, los TPV, que instalan nuevos (no se fían de Antonio Gonzalo N.) en el piso de Pumarín, 20. Marta F. comete aquí un error. Figura como autorizada en la cuenta ligada a los datáfonos.

El gijonés blandito

Tirando del hilo, del lado de Ama Lara de la trama, aparece un segundo hombre, un tipo gordito, con gafas, calvo, de 55 años y vecino y natural de Gijón. Sin antecedentes de ningún tipo. Los agentes llegan hasta él porque la web ama-lara.com, donde Marta F. ofrece sus especialidades, está registrada a su nombre. Es también socio (tiene el 10% de una comunidad de bienes) de Luis Enrique S. en otra de las sociedades de la trama. Cuando la Policía caiga sobre él, el 'hombre blandito', lo niega todo. Declara que conoció a Marta F. en 2000, que mantuvieron una relación durante un año y siguen siendo amigos. Que ocasionalmente, ha hecho pequeños trabajos de mantenimiento informático por los que su amiga dominátrix le paga pequeñas cantidades de dinero. Afirma incluso que desconocía ser parte de una comunidad de bienes. Admite, en cambio, que acudió a Campomanes, 14, pero solo en «alguna ocasión». Nunca, declara, le pareció que las chicas pudieran estar siendo coaccionadas para prostituirse. No sabe que la Policía tiene a mano, lo ha obtenido del teléfono de Marte F. las estrictas normas para las chicas que este, Juan José U., redactó para el piso.

Son las normas del reino de Ama Lara. Un documento de dos folios con el encabezamiento 'Luxury escorts' en el que se limitan los descansos de las chicas a 30 minutos(hasta dos horas, nunca de noche), durante los cuales solo podrán salir de la vivienda si lo autoriza la encargada, y en el que se señala como obligatorio que deben estar preparadas en todo momento para recibir a un cliente. La que las incumplan, «que se atengan a las consecuencias», le dice a su 'jefa' en un mensaje. Juan José U. no duda en proponer a Marta F. nuevas normas, entre ellas para que las chicas solo enciendan la calefacción «lo estrictamente necesario» o para que, si usan algún «vestuario de la casa» en alguno de los servicios, se encarguen de dejarlo en el cesto de la ropa y, una vez lavado, «de plancharlo y dejarlo en perfecto estado».

Juan José U., al igual que su jefa, no declara más ingresos que los que recibe del salario social del Principado, 442 euros al mes. Según los agentes entre enero y mayo cobró de la trama por sus 'pequeños' trabajos informáticos casi 14.000 euros. Entre sus trabajitos, la compra e instalación de un circuito de videovigilancia en el piso de sadomasoquismo de la calle Campomanes, 14, cuyo albarán se encontró al registrar el de Pumarín, 20. Con estos y otros indicios, Juan José U. fue enviado por el juzgado también a prisión provisional acusado de los mismos delitos.

La recia letona

Falta también un nombre del otro lado de la trama, el de una mujer, de nombre 'artístico' Paloma, que hacía de encargada del piso de Pumarín, 20 bajo la gestión de Antonio Gonzalo N.. A la Policía se le escapó de entre los dedos, tal vez porque ya no trabajaba en el negocio salvo de forma esporádica.

Para la TP OV-01/2016 es «Paloma, la rusa», la encargada de las noches en el piso en el que, según denunció, llevaba siendo coaccionada para prostituirse desde septiembre, desde que llegó, engañada, a España. Es, también, más amable con ella. «Tenía mejor carácter» que la brasileña Cristal (Tatiane A.), pero mucho peor con las negras «porque era bastante racista». Tras las primeras detenciones, la Policía le pone rostro a esta madre de dos hijas menores, «alta, rubia y gruesa», es Dana T..

Ante la Policía dice percibir una ayuda de 560 euros que no le alcanza, por lo que, en los últimos años, ha vuelto a trabajar para Antonio Gonzalo N. como encargada del piso. Cobra 30 euros por trabajar de 9 a 9, sin derecho a descansos ni vacaciones ni contrato. El negocio ha bajado «bastante», tanto como para que su jefe prescindiese «los dos chicos búlgaros» que hacían labores de seguridad. Ella, la recia letona, las asumió.

Dana T. cuenta que trataba de consolar a las chicas cuando estas rompían a llorar. También que fue la llegada de Ama Lara y sus nuevas normas -grabar a las chicas, controlarles los tiempos... - las que le movieron a dejar el piso. Tampoco sintoniza con la nueva encargada, la otra Paloma (Cecilia O.). Esta «ha empezado a cobrar por las bebidas» a las chicas, «cuando nunca se hizo». La jueza la envía a prisión provisional. Un amigo sudamericano tiene que pasar a hacerse cargo de sus hijas y evitar que queden bajo custodia del Principado.

La historia de la red de Ama Lara y Antonio Gonzalo N., con ingresos anuales superiores al medio millón de euros, está llena de miseria y maldad. Falta un acto de bondad que equilibre la balanza. Lo hay. Mañana más.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios