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Ana Taboada y Agustín Iglesias Caunedo llegaron ayer casi a la vez al Pleno.
Todos los grupos, salvo el PP, exigen en el Pleno a Caunedo que renuncie a su acta

Todos los grupos, salvo el PP, exigen en el Pleno a Caunedo que renuncie a su acta

El popular replica que no dejará el cargo y acusa al equipo de gobierno de buscar «titulares para tapar» su incapacidad

Gonzalo Díaz-Rubín

Miércoles, 7 de septiembre 2016, 02:05

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El debate no fue lúcido. Como si a las dos partes les diese un poco de vergüenza. A unos por llegar al Pleno de septiembre sin las ordenanzas fiscales debajo del brazo, a los otros, por seguir sentados allí mientras su partido pacta cosas incómodas en Madrid. El resultado fue el previsible. El Pleno del Ayuntamiento de Oviedo exigió ayer por mayoría absoluta -con los votos de los tres grupos de gobierno y los de Ciudadanos- la renuncia de Agustín Iglesias Caunedo a su acta de concejal por estar imputado.

Para llegar hasta ahí, hubo que sudar más de cinco horas. Literalmente. En un salón de plenos lleno y castigado por el sol de la tarde, florecieron los abanicos. También los del ciclismo, esos que se forman cuando sopla el viento y se rompe el grupo. IU se quedó compuesta y sin amigos en defensa de que la Policía no multe a los mendigos. «Estamos hablando de algo que no se hace ni se hacía», expuso Gerardo Antuña. Lo que se hace es derivar a servicios sociales y, solo en caso de denuncias, abrir expediente sancionador, explicó el socialista, Ricardo Fernández. Cristina Pontón (IU) pidió agua y afirmó que la moción también pedía la «derogación» de la ordenanza de Convivencia. El resto de equipos tiraron a dar: la proposición no lo pedía. Fernández advirtió que «una derogación en bloque, cuidado, igual nos obligaba a aplicar la nueva Ley de Seguridad Ciudadana». Decayó con la promesa de una mesa para revisar el texto este mes.

Hubo abanicos también a cuenta del plan de empleo, con Somos e IU buscándole las cosquillas al equipo del alcalde. Ana Rivas se puso en cabeza de su grupo. Habló de que compartía el fondo y las medidas que planteaban sus socios de gobierno, pero que «el texto era confuso». Se pedían cosas al Principado que dependían de la UE o del Gobierno central. Por si acaso, no planteó enmiendas, no fuera a ser que se las aceptasen y tuviese que votar a favor de un texto que pedía al Principado que se haga «corresponsable» de lo que pase con los planes de empleo. El concejal de IU, Iván Álvarez, respondió a la tibieza de los socialistas con un «está lloviendo, hace calor, falta un punto, falta una coma...», pero no tiró con más fuerza.

El problema está ahí, es culpa de quien diseña el plan, el Principado, abundó el concejal del PP, Eduardo Rodríguez. Las consecuencias en el caso de Oviedo, 90 sentencias judiciales que han costado más de 2 millones de euros a las arcas municipales, pero que Rubén Rosón (Somos) le recordó «no es culpa del diseño ni de la UE, sino de quien durante 24 años los puso (a los trabajadores del plan de empleo) en puestos estructurales o a tramitar sanciones». La proposición salió adelante con los votos de Somos e IU, y la abstención de PP y PSOE y el voto en contra de Ciudanos, que derivó en un enfrentamiento entre Luis Pacho y Álvarez, que este zanjó con que «no nos entendemos a lo mejor porque uno es hijo de una fregona».

Correcto, como siempre, a Eduardo Rodríguez le cuesta salir del tono académico. En el debate sobre la Cuenta General del año pasado, con el concejal de Economía, Rubén Rosón, clamando contra 'la herencia recibida', el popular consideró que «será difícil» cumplir con el déficit «en los próximos años» como «consecuencia de la sentencia de Villa Magdalena, que va a tener un impacto en los presupuestos de los próximos años». Seguro que algún asesor del equipo de gobierno está esperando ya para recortar la frase del acta y usarla como escudo en el futuro.

Laicidad, Trubia y cine

Hubo unanimidad, enmiendas, transacionales y debate. Aún así se aprobó por unanimidad pedir la devolución de los fondos de la fábrica de armas de Trubia, mientras los vecinos pedían en el Pleno que «mejor que una declaración institucional era que hubiera presupuesto para un centro de interpretación el año que viene». También hubo acuerdo para que la Filmoteca que no existe se quede en Oviedo. Y la clásica divión entre Gobierno local y oposición en la adhesión de Oviedo a la Red de Municipios por el Estado Laico, aún sin constituir y con 15 miembros solo.

Pero solo eran los preliminares camino del puerto de Primera Categoría. Lo subieron solos Ana Taboada y Caunedo. Aunque Ciudadanos dio un tirón, presentó una enmienda para incluir todas las medidas de regeneración del pacto entre PP y Ciudadanos. Lo hizo, porque esa fue la excusa con la que la situación judicial del líder el PP volvió al Pleno.

Taboada recordó que está imputado «por cohecho y prevaricación, y vinculado a machistas y sórdidas fiestas pagadas presuntamente por una empresa» contratista del Ayuntamiento y extendió sospechas: «Esos y otros viajes pueden formar parte de otras dádivas para obtener jugosos contratos». Para Taboada, las explicaciones han sido insuficientes, «esconderse detrás de la familia, impropio». Citó dimisiones de altos cargos siendo investigados. Tuvo que buscarlos en otros países -Alemania, Italia o Austria- porque en España se ve que no hay.

Caunedo le confirmó que él no va a ser el primero: «Voy a continuar al frente del PP, voy a seguir trabajando por Oviedo y los ovetenses», le respondió y acusó al «tripartito» de buscar «llenar páginas de periódico para tapar su inacción». Lo hizo con un dato demoledor: en marzo, se aprobó la comisión de investigación sobre el caso. A instancias de Somos y con el voto favorable del PP y el compromiso de Caunedo de comparecer: «Hace más de seis meses y no ha llegado ni a constituirse», expuso. Dio igual, perdió la votación. Eso sí, casi nadie más intervino. Como si diese un poco de vergüenza

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