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450.000 euros para atraer y subvencionar reuniones

G. D. -R.

Martes, 3 de enero 2017, 08:28

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El número y duración de los eventos congresuales cayó en picado durante los peores años de la crisis. Las cifras, con la memoria de 2014 de la oficina municipal en la mano no han mejorado. Tampoco con la apertura del Palacio de Congresos ni con los ajustes hechos en la política de ayudas a los organizadores de reuniones. Desde 2013, el Ayuntamiento mantiene una línea de subvenciones competitivas para varios periodos del año. Para el año pasado, Congresos disponía de 450.000 euros, con dos convocatorias en junio y octubre. Las bases priman el número de asistentes, la relevancia de la reunión o la duración de la misma. La convocatoria de ayudas sustituyó a las subvenciones nominativas que concedía el Ayuntamiento a los organizadores en años anteriores y de dudosa legalidad, pero el contexto del mercado no da para muchas alegrías.

Aún así los 450.000 euros cunden. Según los datos de la memoria y aplicando los criterios dados por el Spain Convention Bureau (SCB), los congresos dejan 12 millones de euros al año en la ciudad. La propia Oficina Municipal de Congresos admite que estos cálculos «son muy debatidos en el sector», por lo que los técnicos municipales los emplean «con la máxima prudencia» y rebajándolos «en función de las encuestas que se realizan directamente a los congresistas».

Los números no son los del pasado pero los de asistentes mejoran poco a poco cada año, incluso se recupera el gasto en alojamiento que llegó a bajar de 85 euros y vuelve a rozar los 100. Sigue habiendo cosas que no salen. «El Palacio de Exposiciones y Congresos tiene aún pendiente en su desarrollo la celebración simultánea de varias reuniones, para lo que sí tiene capacidad, dado además que los organizadores de eventos menos numerosos encuentran la instalación demasiado grande», reconoce la Oficina Municipal de Congresos. Cinco años después de su apertura, cuatro desde que el Ayuntamiento asumió su gestión, el Calatrava carbura a medio gas. Una de las justificaciones para su construcción era la «necesidad» de contar con un edificio capaz de albergar varias reuniones a la vez y de competir con las modernas instalaciones congresuales que construían en los años de la burbuja casi todas las ciudadades de cierta importancia. Sí tiene tirón la denominada sala de Cristal, «es la sala con mayor uso de la instalación gracias a su capacidad para 300 personas y su gran adaptación a diferentes montajes».

El mercado cambia y ahora no parecen tan necesarios los grandes palacios de congresos. Los programas tienen cada vez más sesiones simultáneas, reducen su duración y con ella la de las pernoctaciones, visitas en destinos y actos de programas sociales. Los números mejoran, pero muy despacio.

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