Secciones
Servicios
Destacamos
DANIEL LUMBRERAS
Lunes, 23 de enero 2017, 00:43
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Hay una visita de la Catedral que, por razones de seguridad, está reservada a unos pocos afortunados, 15 de cada vez: subir a la torre gótica. 183 escalones hasta los balcones de la cúspide y contemplar, como hiciera con su catalejo Fermín de Pas, el Magistral de 'La Regenta', toda la ciudad de Oviedo. El pináculo, que mide 65 metros desde los globos que lo rematan hasta la base, permite divisar desde una perspectiva única los principales edificios de la ciudad y los alrededores: la cárcel, el Ayuntamiento, el Calatrava, La Vega, el Palacio de los Deportes, el HUCA, el Aramo, el Naranco...
«Es una visita extraordinaria», opina Manuel Rodríguez, que no pudo subir el invierno pasado por la alta demanda. «Estuve recordando mi infancia, cuando veía al 'Águila de Oviedo', un albañil que subía por fuera en San Mateo, hacía el pino en la cruz y llenaba la plaza», añade. Del mismo parecer es María Jesús Pedregal: «Me encanta, impresiona la subida. A ver si para la siguiente hay sol».
Hace de cicerone Manuel Fernández, aparejador del plan director del santuario. La primera parada en el ascenso es la sala de contrapesos del reloj, donde descansan varias escayolas de gárgolas: grifos, calaveras, adornos de columnas... «Aquí se restauró el techo y aparecieron pinturas debajo del encalado», apunta Fernández, que también explica las causas de la negrura del templo antes de la limpieza: el humo de los coches, las cocinas de carbón y «cosa curiosa, cuando se restauró después de que en la Guerra le cayese un obús, protegieron el andamio con brea que salpicó y se pegó». Completaron la actuación con mallas para impedir el paso de las aves.
El segundo alto es el campanario, donde están guardados el reloj (que no se ve, pero que una futura remodelación podría dejar al descubierto) y las siete campanas, empezando por la famosa Wamba, que es de 1219 y pesa casi una tonelada. No obstante, solamente suena una hoy en día, mediante un sistema de electroimanes y el 'gong' de la media hora es capaz de dar un poderoso susto a los visitantes. Allí, el aparejador recuerda el célebre encierro de los trabajadores de Duro Felguera allí en 1996: «Tenían autorización. Negocié con ellos y tuvimos que instalar un sistema con tubos para que hiciesen sus necesidades».
El campanario es una de las pocas zonas de la Catedral que quedan por restaurar, aunque «no tardando» se ejecutarán los trabajos de arreglo, afirma el deán, Benito Gallego. Se conserva igual que como quedó tras la Revolución de Octubre de 1934, cuando un grupo de Guardias de Asalto (la Policía de entonces) logró atrincherarse allí y, como francotiradores, ahuyentaron a todos los asaltantes. Ello obligó a los obreros rebeldes a tomar una decisión drástica: volar la Cámara Santa.
Pero lo que todos esperan es la cúspide, con sus vistas propicias para decenas de 'selfies'. «A la flecha le añadieron un remate renacentista», informa el aparejador. Otra anécdota que rememora es el concierto de Rocío Jurado en la plaza: «Los altavoces tenían 500.000 vatios y la flecha se movía a las dos de la mañana». Hay otros detalles, como la modernización del desagüe a través de las gárgolas de Gil de Hontañón, y el origen de la torre vieja en el siglo IX, «especialmente hermosa», como estructura defensiva a la que luego añadieron un cuerpo románico para hacerla campanario.
La subida a la torre es la estrella de las actividades de este invierno para los abonados a conjunto catedralicio. «Desde 2014 ampliamos paulatinamente, pero va en función de la disponibilidad del aparejador, que lo hace altruistamente», declara Cristina López, recepcionista del templo. Esta temporada, 150 abonados podrán subir a la Torre y 72 quedarán en la lista de espera. No es tan fácil emular al Magistral.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.