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De pie, Liliana Álvarez, Luz Cuadra y Mousa Leye. Sentados, varios alumnos del Fleming
«Cuántos civiles sirios se cambiarían por un parado español»

«Cuántos civiles sirios se cambiarían por un parado español»

Alumnos del IES Fleming debaten sobre migración con Asturias Acoge y Moussa Leye, un senegalés que viajó a España en cayuco

DANIEL LUMBRERAS

Jueves, 16 de febrero 2017, 03:35

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Más de medio centenar de alumnos del Instituto Enseñanza Secundaria Doctor Fleming aprendieron ayer una lección sobre la migración que no se encuentra en los libros. Moussa Leye, senegalés de treinta y cuatro años que lleva siete en España, les relató cómo llegó en un cayuco para «buscar oportunidades».

Leye comenzó a trabajar a los dieciocho años. Después de que cerrase la tienda de frutos secos que tenía, se aventuró a cruzar el océano con su hermano. Este fue su relato: «Salimos la madrugada del viernes, el domingo encontramos un agujero en el barco. Paramos y lo arreglamos. El miércoles quedamos sin agua, solo galletas. Algunos bebieron agua de mar. Llegamos a Tenerife el jueves. Éramos tres cayucos, uno de noventa y dos, otro de ochenta y cuatro y el nuestro de cuarenta y siete . El primero volcó y los encontramos a todos muertos, solo flotaban los que llevaban chalecos».

Llevaron a los supervivientes a un calabozo de cuatro metros cuadrados en el que les daban de comer una vez al día. No sabían castellano y algunos se hacían entender en francés. Él, prosiguió, se hizo pasar por gambiano (país con una dictadura) para que no lo deportasen. El joven pasó treinta y un días en un Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE). De allí lo mandaron a Murcia, luego a Sevilla y gracias a un amigo de su hermano pudo venir a Oviedo. Trabajó en la venta ambulante -que «no tiene ningún futuro»- hasta que le ofrecieron un empleo. La historia acaba bien: en dos años podrá solicitar la nacionalidad española.

Luego, la presidenta de Asturias Acoge, la abogada de extranjería Luz Cuadra, contó a los chavales las dificultades a las que se enfrentan atendiendo a inmigrantes irregulares que «pueden ser expulsados en ningún momento». Describió la regularización como «un viacrucis», pues no resulta nada fácil conseguir «los papeles», ni siquiera con un trabajo o con una mujer española.

Después vino el debate, precedido de algunas reflexiones. «Cuántos civiles sirios se cambiarían por un parado español, tenemos suerte y no somos mejores», afirmó María Abella. Todos estaban de acuerdo en que había que recibir a inmigrantes y refugiados. Hubo recuerdos al pasado errante de España: «Yo soy nieto de emigrantes en América del Sur en los años sesenta», apuntó Álvaro Álvarez. Las discrepancias vinieron en el cómo, en la manera de articular la llegada de personas de otros lugares para evitar el colapso. «Que no se centrase solo en un país, por las posibilidades de ese país de mantenerlos», expresó Pablo Arias.

Esa mesa redonda, titulada '¿Bienvenidos?', fue solo una de las múltiples actividades, que continúan hoy en las VI Jornadas Culturales del centro, tituladas 'Camino de migración'. También hubo varias exposiciones con objetos de todo el planeta y talleres. Mercedes López de Abechuco, la directora, invitó a la sociedad a acercarse: «Queremos poner sobre la mesa un conflicto que no está en la sociedad. Si no es a través de unas jornadas, es difícil generar debate».

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