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La familia de Adolfo Barthe Aza con su viuda, Mercedes García de Castro, en el centro, durante el emotivo funeral de despedida en el Corazón de María.
El último agradecimiento a un «hombre íntegro y colaborador»

El último agradecimiento a un «hombre íntegro y colaborador»

IDOYA REY

Martes, 21 de marzo 2017, 01:20

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Entre las decenas de personas que ayer abarrotaron la iglesia del Corazón de María había dos sentimientos entrelazados, el de una gran tristeza por la pérdida de su amigo o familiar mezclada con una enorme gratitud por todo lo que hizo en vida, por toda esa implicación que Adolfo Barthe Aza tuvo con su ciudad. Porque este fin de semana se fue uno de esos grandes referentes en Oviedo, un hombre honesto implicado en la vida política, social y cultural, amén de un dermatólogo que nunca tuvo un no para ningún paciente, ni siquiera cuando el sida era una enfermedad desconocida y temida.

El último adiós a Barthe Aza, fallecido el fin de semana a los 87 años, no dejó ni un hueco libre en la que era su parroquia. «Sabíamos que era un hombre muy querido y admirado y queda patente en toda la gente que ha acudido a este funeral», resaltaba el párroco en su homilía. Esas palabras para darle el último adiós sirvieron para destacar las cualidades que le convirtieron en «un hombre en el que mirarse». «Un hombre íntegro, honesto y luchador, un ovetense convencido y comprometido. Su paso por la vida ha dejado huella», recordaba el párroco.

Buena muestra de esas cualidades dieron quienes desde los bancos de la iglesia rendían ese último homenaje al dermatólogo. El pintor Manolo Linares, por ejemplo, recordaba como cuando le anunció en un encuentro casual en la calle que estaba preparando la candidatura de Navelgas al Premio Pueblo Ejemplar, «él me dijo que no quería saber nada extraoficial, que no quería compromisos». Eso se llama integridad. Le transmitían esos planes sobre los Premios Príncipe de Asturias, ahora Princesa de Asturias, porque él fue el presidente de la comisión gestora que propició la constitución de la Fundación Príncipe de Asturias. «Impulsó esa fundación que tanto hace por nuestra ciudad». Durante el funeral, el coro de la Fundación acompañó con sus voces esa emotiva partida de Barthe Aza.

Era el dermatólogo, además de un reputado profesional, un gran conversador. «Una persona muy culta con una facilidad de palabra tremenda. Con él podías estar horas y horas hablando de cualquier tema», garantizaba Linares. Incluso aunque las ideas políticas fueran diferentes. Porque Barthe paseó por Asturias con Adolfo Suárez, haciendo campaña para la UCD, partido por el que fue elegido concejal de Oviedo en 1979 y luego siguió a Suárez al CDS, por el que fue diputado regional durante varios años y vicepresidente en la Junta General del Principado. En sus años municipales coincidió con el ahora alcalde, Wenceslao López, que corroboró ese talante conversador que caracterizaba a Barthe Aza. «Se va un amigo desde hace muchos años, desde hace casi cuarenta. Pasamos juntos muchas horas y muchos momentos y siempre buenos porque era una gran persona, un gran profesional. Era una persona entrañable que amaba Oviedo y se dedicaba intensamente a todo lo que se movía. Políticamente estuvo intensamente en la Transición, era un hombre polifacético. Con él se podía conversar, negociar y llegar a acuerdos. Era fantástico hablar de política con él», recordaba López.

Aquellos años políticos los recuerda bien el exrector Juan López Arranz. «Convivimos en el hospital durante muchos años y participamos en el nacimiento del CDS. Fui uno de fundadores con él y conservo unos recuerdos imborrables. A Adolfo se le debe mucho. Fue una persona absolutamente entregada».

Había tiempo ayer, entre los corrillos que se formaron, todos recordando a Barthe Aza, para hablar de su vitalidad, de esa faceta más «jocosa» de alguien que supo vivir la vida. «Era un hombre imaginativo y siempre tenía un momento para una broma y con una vitalidad tremenda, siempre de la mano de su esposa. Recuerdo un baile en Cudillero donde Mercedes quería quedarse y Adolfo si había que bailar, bailaba», rememoraba Linares.

Había ayer una amplia presencia de la sociedad civil y política en el funeral. Desde el exalcalde y actual delegado del Gobierno Gabino de Lorenzo, pasando por el empresario Severino García Vigón hasta el presidente de Amigos de la Ópera de Oviedo, Jaime Martínez, y la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo. También varias generaciones de rectores de la Universidad de Oviedo. «Ha sido una figura que representa a toda una época de Asturias y una imagen de Asturias, que es la de las personas de diálogo, de consenso, siempre dispuesto a entender, a comprender y a colaborar en todos los proyectos de la región desde muy diversos ámbitos. Desde la política, desde el ámbito financiero en el que tuvo responsabilidades importantes y desde su contribución a la creación de los Premios Princesa de Asturias», recordaba el exrector Juan Vázquez. Contribuyó en definitiva y según resumió Antonio Masip «a la democracia».

La familia quiso durante el funeral pronunciar unas palabras para «agradecer el apoyo recibido» desde que el sábado Oviedo amaneciera con la triste noticia del fallecimiento. «Tuvo una vida plena. Fue un excelente marido, padre y amigo. No tenemos palabras suficientes para describirle», le recordó una de sus hijas. Los aplausos sonaron en la iglesia, una ovación que sonaba a 'gracias'.

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