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R. A./ D. L.
Sábado, 25 de marzo 2017, 03:43
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La falta de conocimiento de las leyes españolas y los problemas con el idioma son las dos razones que alegó ayer ante el juez Alexander Ermakov, el empresario de origen ruso que construyó un chalé en una parcela no urbanizable del Naranco y acusado ahora de desmontar un hórreo y colocarlo en una finca no urbanizable para realizar estas obras en la misma falda del monte. Se enfrentaba a dos años de prisión. «Nunca actué con mala fe y no tenía la intención de saltarme las leyes. Es más, solicité todas las licencias y cuando tenía alguna duda consultaba con los profesionales, ya que se construyó según mi criterio, pero siempre apoyándome en los criterios de los profesionales», afirmó durante el último turno de palabra en la vista que se celebró el juzgado de lo Penal número 2 y que duró cerca de siete horas, ya que testificaron desde los arquitectos que colaboraron con él hasta los técnicos.
Sin embargo, a la Fiscalía no le encaja su versión de los hechos. Según explicó el representante del Ministerio Público, Ermakov «modificó un camino y no pidió licencia, aunque después el Ayuntamiento reconoció que la modificación era mejor». «A partir de 2010, que es cuando realizó estos cambios, el acusado no puede alegar desconocimiento de la normativa porque hizo acciones donde tuvo que consultar la ley», destacó. Asimismo, relató que una vez que el acusado se hizo con la finca, hizo con ella lo que le venía en gana. «A lo largo del juicio ha quedado acreditado que hizo con ella lo que le dio la gana».
La tensión entre ambas partes no solo se hizo patente en la última fase del juicio. Cuando, Ermakov habló por primera vez destacó que la decisión de trasladar el hórreo se produjo durante unas obras de reforma de una casa vinculada y que se tomó «entre todos». «No sé si usted estaba allí, pero hay un desnivel de 25 metros, no tenía acceso al hórreo. Para seguir dando uso se decidió poner a la misma distancia», argumentó.
El propietario de la finca, también, se escudó en que el Consistorio nunca le notificó ninguna deficiencia y que, de haber sido así, no hubiera tenido inconveniente en haber obrado de otro modo, a pesar de que envió fotografías durante y también al terminar los trabajos, la Corporación «sabía donde estaba y la Policía Local me saludaba diariamente». Además, adujo que en 2012 «se presentó el Ayuntamiento de Oviedo y Policía y manaron levantar el hórreo, se montó inmediatamente».
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