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CECILIA PÉREZ
Lunes, 12 de junio 2017, 00:33
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Los propietarios del restaurante El Mirador, ubicado en la carretera del Naranco, aseguran estar «hartos» de que «media ciudad» deposite la basura en los dos contenedores que tienen al lado de su establecimiento hostelero. Un hecho que se agrava todos los fines de semana, denuncia Mari Ángeles González, propietaria del local. «Los sábados viene gente con sus coches, remolques y furgonetas para tirar la basura aquí. Lo grave es que si los contenedores están llenos, la dejan tirada en el suelo».
El impacto visual en un entorno como el de los monumentos prerrománicos y los malos olores que generan los residuos son los principales problemas a los que se enfrentan los propietarios de este popular restaurante. «No entiendo como los responsables que gestionan las visitas a los monumentos no hacen algo porque, además, ahora que llega el calor, el olor de la basura se hace insoportable. Más para nosotros, que regentamos un restaurante», se lamenta González.
No es el único problema. Los dueños del restaurante afirman que la acumulación de basura es un «reclamo» para los jabalíes cuya población abunda en esta zona del Naranco.
La propietaria de este restaurante explica que los dos contenedores, ubicados al lado de su local, son muy antiguos. «Son de la época de Ramiro I», asegura irónicamente. Se trata de los modelos de aluminio, ya retirados de la zona urbana, que existían en Oviedo antes de que cada comunidad de propietarios gestionase sus propios cubos de basura. «Las tapas no cierran y en ellos la gente echa de todo. Desde sacos con material de obras, sillas y hasta electrodomésticos», denuncia.
Exigen una solución
Los servicios de recogida de basura municipal solo pasan dos veces por semana en esta zona rural del municipio. «El problema es que lo hacen los viernes y los domingos por la noche. Como la gente viene a echar la basura los sábados nos encontramos que los domingos tenemos los contenedores a rebosar y nosotros tenemos un restaurante que genera muchos residuos y no tenemos sitio para tirarlos».
La solución, según la hostelera, pasaría por retirar y cambiar de ubicación estos contenedores porque «que estén al lado de los monumentos nos es el lugar más adecuado» o colocar unos nuevos, cubiertos por un caseta de madera como existen en otras localidades rurales de Asturias.
Otra solución sería que cada uno de los proietarios de los dos restaurentes que existen en la zona gestionen la colocación sus propios cubos de basura. «Esta sería la opción más viable», asegura González.
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