Aliatar recoge ilusiones

Un descanso merecido teniendo en cuenta que ayer, primer día de recepción real, las rodillas y los oídos de Aliatar sujetaron y escucharon las peticiones de decenas de niños que confiaron en el emisario real para hacerle llegar sus deseos. «Yo pedí a los Reyes cuatro cosas, un perrito de mentira, un dentista bromista, una carroza y una barca», enumeró sin titubear Jimena Martí, de 5 años.

Más comedida fue en sus peticiones Henar Fernández. A sus 6 años aseguró que «solo pedí un jardín para plantar plantas de verdad». De su visita a Aliatar esta pequeña quedó más que convencida de que el emisario de Melchor, Gaspar y Baltasar es «muy bueno».

Un sentimiento recíproco que también destacó el propio Aliatar. «Todos son unos niños muy buenos», confesó a EL COMERCIO desde su trono, en el edificio del Pavo Real del Campo de San Francisco. El emisario real destacó que este año «todos los niños piden juguetes con nombres en inglés» y le llamó poderosamente la atención un juguete «que se llama algo así como 'No enfades a la abuela'». El emisario real aseguró que tendrá que ponerse a averiguar qué tipo de juego es aunque confesó que cuenta con la ventaja de tener a los Reyes Magos, «que ellos saben de todo».

Respecto a la noche mágica del próximo 5 de enero, Aliatar quiso dar un aviso a todos los niños: «Dejad cosas para comer a los Reyes Magos». Para él , dijo, no hace falta porque «ya me dediqué a los cachopos», afirmó.

Con todo, hasta la noche mágica quedan unos cuantos días por delante que Aliatar aprovechará para saludar a todos los pequeños que se acerquen hasta el Campo de San Francisco. También lo harán sus ayudantes, los pajes reales, que no pierden detalle. «Los niños son riquísimos, nos lo pasamos muy bien con ellos y las horas pasan rapidísimas», aseguró uno de los ayudantes sin obviar que su trabajo «es un poco complicado porque cada niño pide algo diferente pero hay que cumplir», sentenció mientras los pequeños hacían cola para ver a Aliatar.