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Viernes, 6 de octubre 2017, 01:19
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En los chalés de oficiales de la fábrica de armas de La Vega ya solamente viven los gatos y la vegetación crece a sus anchas, una situación agravada a raíz del cierre de la factoría en 2012 con el traslado de sus empleados a la de Trubia. Aunque es uno de los puntos de Oviedo pendientes de reordenar, los avances son tan lentos que apenas se perciben. Los vecinos de La Tenderina, mientras tanto, se quejan de que la vegetación sobresale entre las verjas que cierran las fincas y exigen un mayor cuidado de la zona.
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