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Público asistente al Campoamor. MARIO ROJAS
«Iba a meter la guerra civil, pero me parecía que iba a necesitar 600 páginas más»

«Iba a meter la guerra civil, pero me parecía que iba a necesitar 600 páginas más»

María Dueñas desvela los entresijos de su última novela, 'Las hijas del capitán', ante cuatrocientas personas en el Teatro Campoamor

DANIEL LUMBRERAS

OVIEDO.

Sábado, 23 de junio 2018, 02:43

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Ante unos cuatrocientos entusiastas, la escritora María Dueñas clausuró ayer las tertulias literarias del Teatro Campoamor con un coloquio sobre su última novela, 'Las hijas del Capitán', que cuenta la historia de tres jóvenes emigrantes malagueñas que intentan abrirse paso con un negocio nocturno en la Nueva York de los años 30. A preguntas de la presentadora, Ana Francisco, incluso desveló lo que se quedó por el camino en esta «epopeya». «La toma de decisiones que más me costó fue si iba a meter o no la guerra civil. El compromiso con la República fue enorme. Pero me parecía que era alargar la novela, iba a necesitar 600 páginas más, y decidí cortar justo antes», confesó Dueñas.

La autora, célebre por su primera obra, 'El tiempo entre costuras', explicó cómo se lanzó a la creación después de veinte años de profesora y cómo crea sus libros: primero se encierra para documentarse, luego viaja y finalmente escribe. En este caso, decidió fijarse en las «mujeres encadenadas a hombres que viajaban de forma silenciosa, muy tapada. Fui consciente de que no sabíamos nada de esas mujeres. Empecé a preguntarme cuáles eran sus emociones».

Así, sumergiéndose en las historias de los hijos de los emigrantes que se encontró, o en periódicos como 'La prensa', fue desentrañando cómo era la vida de esas mujeres que nunca aprendieron inglés y casi no salían, pero eran «el centro de la vida doméstica y cohesionaban la colonia». Por ello, consideró que «merecen un reconocimiento».

Dueñas también quiso adentrarse en la sociedad de esos españoles en Nueva York «30.000 a principios de los años treinta», porque veía «muy bien contada» la historia de la emigración a Sudamérica. Contó que, a diferencia de otras colonias, la española no quería «vivir el sueño americano», sino ahorrar para volver con el dinero a casa tras «trabajar hasta deslomarse». Pero la guerra civil, durante la cual se comprometen con el bando republicano, les impedirá volver.

Más tarde, la escritora relató una historia que le hubiese encantado incluir, e invitó a que «si hay algún novelista en la sala, que lo cuente». Aquellas mujeres, «sin haber cogido un metro o un autobús en su vida», para «defender la causa de la República, cogieron y se fueron a Washington a manifestarse: «Muchas no se conocían. Fueron doscientas o trescientas juntas».

No faltaron las referencias patrias. La acción de 'Las hijas del capitán' se desarrolla en la calle 14, donde estaba el Centro Asturiano de Nueva York, que al principio era una sucursal del de La Habana. Era una «sede pequeña pero activa». Y organizaba, por el verano, romerías, o «fiestas de prao», le concedió a Francisco. Allí había, contó la autora para regocijo del público, «gaitas, torneos de fútbol de gordos contra flacos» y los españoles espantaban a los americanos porque andaban «a grito pelado y hasta las cincuenta mil».

Antes de subirse al ruedo, entre bambalinas, Dueñas se unió a una reclamación local: «Que os pongan el AVE». «La ciudad es fantástica y la acogida enormemente calurosa», valoró. Y, ya en escena, declaró su amor: «Qué teatro tan bonito. Me siento diva».

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