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El plan para El Cristo reunirá en un único campus a 15.000 alumnos

Fernández-Rañada prevé la creación de un «hábitat de calidad» en la parte alta de la ciudad

JUAN CARLOS ABAD

OVIEDO.

Domingo, 8 de octubre 2017, 02:21

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No repetir los errores de planificación del pasado en integrar el campus de la Universidad de Oviedo en los terrenos del antiguo hospital, es lo que preocupa a vecinos y expertos en urbanismo. La propuesta de reordenación urbana para los terrenos del viejo HUCA en connivencia con la institución educativa, sumará 6.000 alumnos a los 9.000 que ya estudian a diario en las cinco facultades existentes.

El arquitecto Ramón Fernadez-Rañada fue uno de los miembros del jurado del concurso internacional de ideas que dio el visto bueno a la propuesta ganadora, 'Hucamp'. Además, como urbanista, llevó a cabo las ordenaciones de los campus de El Milán y Viesques, en Gijón, y estuvo a punto de hacerlo con El Cristo en 1989 cuando el Principado le solicitó un informe para ello que, finalmente, «quedó en un cajón».

En ese informe se señalaban varias problemáticas de El Cristo con el centro hospitalario todavía funcionando. A saber, «desorden edificatorio», «planeamiento urbanístico incompetente» y «accesibilidad difícil» con la ciudad. Además, por aquellas fechas, la cifra crítica de 15.000 alumnos, los previstos para el nuevo campus, se alcanzarían en 12 hectáreas en vez de las 23 disponibles actualmente, resultando una densidad de alumnos muy por encima de otros entornos universitarios de corte higienista o anglosajón.

Preguntado acerca de cómo resolver el actual puzzle, Fernández Rañada explica que «hay que evitar los monodesarrollos y lo que se dio en el concurso y se procura, es ver cómo se pueden integrar una cantidad de usos diferentes. Un cierto desarrollo residencial, un cierto desarrollo de parques y un uso terciario. Hay que encontrar una fórmula que funcione adecuadamente».

Sobre todo porque, «hay universidades que fueron vinculándose a la sociedad desde sus inicios, una de ellas la de Oviedo en su nacimiento en 1600. Luego va habiendo necesariamente una salida abierta a la ciudad que se puede llevar mejor o peor y en el caso de Oviedo, no muy bien», relata el urbanista. «Lo que intentamos en El Milán fue un desarrollo de barrio que tuviera simultáneamente una menor densidad de lo que tenía a su alrededor y, a su vez, que estuviera integrado en la ciudad», añade. Todo lo anterior está recogido en la propuesta de los arquitectos Juan José Tur, Alexandra Delgado y Daniel Cortizo que tendrán que salvar varios peldaños hasta ver plasmada su propuesta.

Para Fernández-Rañada, «lo que más importa es la gestión» inmediata. «Este es un primer escalón, desde luego», explica. «En la propuesta del 89 lo primero que vimos importante era cómo colaborar entre diferentes organismos y ese es el punto clave», señala. «Lo que hay ahora es un cierto enfoque que el jurado consideró como más idóneo. Pero ahí se acabó. Ahora tienen que empezar a funcionar gran cantidad de actuaciones. Hay montones de cosas que pueden mejorarse o empeorarse», abunda el urbanista.

Por ejemplo, la conexión de la parte alta con la baja de la ciudad de lo que Fernández-Rañada afirma que «enfocar algo así es difícil. Hay complicaciones derivadas de graves problemas de comunicación en Oviedo como ciudad y de la parte de lo que es el campus de El Cristo». Y se remite el arquitecto a la problemática del actual campus de Llamaquique para explicar un modelo de urbanismo concebido como «especie de caja negra que no puede ser atravesada». Algo a evitar en la reordenación del antiguo HUCA y que la propuesta 'Hucamp' salva con una ronda alrededor del actual edificio de maternidad.

Acerca de los usos compartidos, universitarios, residenciales y servicios, Fernández-Rañada explica que «hay aspectos que pueden contribuir a crear un hábitat de calidad en la parte alta de Oviedo, unido a la implantación de zonas verdes. La propuesta no está mal enfocada».

En tiempos, «se estudió bastante lo que había por encima de la residencia» para actuar. Pero hoy el panorama ha cambiado y a Fernández-Rañada le preocupan las conexiones con el centro. «Desde El Cristo a la ciudad, sólo hay dos vias laterales y ya no se pueden arreglar». La construcción de el Calatrava donde antes se levantaba el Carlos Tartiere, «llevó consigo que algunas posibilidades de desarrollo se cerraran definitivamente», afirma. Un planteamiento urbanístico que tampoco fue el idóneo en los barrios altos donde, recuerda, «los edificios no están emplazados sino 'dejados caer'. Se fue colocando los edificios en sitios donde ya había comunicación negando un montón de posibilidades» de ordenamiento.

Por otro lado y desde el punto de vista vecinal a lo que pueden suponer 6.000 alumnos más en El Cristo, Nacio González, de la plataforma SOS Viejo Hospital, señala que «los modelos que triunfan son modelos integrados, no grandes campus en determinadas zonas que solo tienen vida unas horas o unos meses al año». Sin embargo, en cuanto a la creación de residencias de estudiantes, coincide con Ignacio del Río, director de colegios mayores de la Univerisdad, como algo necesario para el barrio y la institución. 1.750 alumnos precisan de un alojamiento durante el curso.

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