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Niños y piscinas: diez mandamientos para evitar tragedias

Niños y piscinas: diez mandamientos para evitar tragedias

Con 20 segundos bajo el agua basta para que suceda el ahogamiento de un niño en una piscina, que es la segunda causa de mortalidad accidental en menores de 14 años en España

Linda Ontiveros

Lunes, 26 de junio 2017, 11:38

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El ahogamiento es la segunda causa de mortalidad accidental en menores de 14 años en España y, cuando se trata de pequeños menores de 5 años, estos accidentes ocurren sobre todo en piscinas particulares o de comunidades privadas, según la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Además de suponer el 13% de las principales causas de mortalidad infantil por lesiones el juego en superficies de agua también puede causar otras muchas lesiones que incluso pueden generar graves discapacidades permanentes. Por ejemplo, los saltos de cabeza causan más del 70% de todas las lesiones medulares relacionadas con actividades deportivas y recreativas. Pero el ahogamiento puede suceder incluso con poca cantidad de líquido, como 2 cm de agua en el fondo de un cubo, una bañera, una piscina portátil o un pozo.

Para evitar esas 5.000 muertes anuales de niños ahogados en Europa, el Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones No Intencionadas en la Infancia ha elaborado una serie de recomendaciones para padres:

1. Vigilar a cualquier niño que se encuentre próximo a cualquier entorno acuático, bien sea piscina, bañera, playa, cubos con agua, a una distancia inferior a la longitud del brazo del cuidador. Es decir, tenerlos al alcance, aun con la presencia de un socorrista. No se debe dejar de supervisar a los niños en ningún momento.

2. Enseñar a nadar. Las clases de natación pueden disminuir las tasas de ahogamientos en los niños, al iniciarlas entre los 1 y 4 años. Sin embargo, los padres deben saber que esas clases de natación no evitan los ahogamientos, y que saber nadar bien en la piscina no implica que el menor esté a salvo en un entorno acuático natural, por lo que nunca deberá nadar sin la supervisión de un adulto.

3. Aprender maniobras de RCP, pues la protección cervical adecuada, el tiempo transcurrido desde el ahogamiento y la aplicación precoz de medidas de reanimación cardiopulmonar resultan cruciales para mejorar el pronóstico en un ahogamiento.

4. El adulto supervisor debe saber nadar, realizar un rescate, iniciar maniobras de RCP y tener a mano el teléfono con el número de emergencia para pedir ayuda.

5. Cercar las piscinas a lo largo de todo su perímetro, de tal manera que aísle completamente la piscina del jardín y la vivienda. Esta medida es efectiva en la reducción de muchos de los ahogamientos. La valla debe ser lo suficientemente alta para evitar que se pueda trepar y saltar, y la distancia entre el borde inferior del cerco y el suelo debe ser menor de 10 cm para evitar que los niños se cuelen por debajo del mismo.

6. El vallado nunca debe impedir la visión de la piscina. Además, la puerta de la valla es el componente más importante. El cierre debe ser automático y estar fuera del alcance de los niños (al menos a una altura de 1,34 m del suelo).

7. Si se utilizan lonas para cubrir las piscinas, deben ser firmes y cubrir toda su anchura y longitud para evitar que los niños puedan atravesarlas o colarse por los bordes de la piscina, y queden atrapados debajo de la lona sin poder salir.

8. La profundidad de la piscina debe estar indicada a los lados de la misma.

9. Recomendar que los niños se tiren a la piscina de pie. Si es de cabeza, la profundidad debe ser superior a 1,80 m.

10. Los flotadores hinchables no son recomendables. Son mejores los chalecos salvavidas, siempre que se encuentre a orillas de un medio acuático.

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