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territorios ocupados

Más de 200 heridos durante la evacuación de un asentamiento judío en Cisjordania

El enclave de Amona ha sido hoy escenario de enfrentamientos sin precedentes entre miles de colonos y las fuerzas de seguridad israelí

EFE | AMONA (CISJORDANIA)

Miércoles, 1 de febrero 2006, 01:00

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Fuerzas policiales israelíes han desalojado nueve viviendas para proceder a su demolición en el asentamiento judío de Amona, al noroeste de la ciudad cisjordana de Ramala, después de una auténtica batalla campal en la que han resultado heridas más de 200 personas.

Situado en una escarpada colina de difícil acceso y bajo un sol implacable, el enclave judío de Amona ha sido escenario hoy de unos enfrentamientos sin precedentes entre miles de colonos y simpatizantes de la extrema derecha israelí y las fuerzas de seguridad. Según los últimos datos facilitados por la Estrella de David Roja (el equivalente a la Cruz Roja), 216 personas han resultado heridas y han tenido que se atendidas por distintos equipos médicos, y de ellas 166 han sido hospitalizadas.

Entre los heridos se cuentan 80 miembros de las fuerzas de seguridad israelíes y los diputados ultraderechistas Efi Eitam y Arie Eldad, que se desplazaron a Amona para apoyar a los evacuados. Uno de los heridos, un agente de la Policía israelí, sufre heridas de extrema gravedad en la cabeza ocasionadas por el lanzamiento de un bloque de cemento por parte de los manifestantes atrincherados en el tejado de una de las nueve viviendas desalojadas, en su mayoría adolescentes.

En una operación en la que han tomado parte entre 5.000 y 6.000 efectivos policiales y militares, el desmantelamiento de las nueve viviendas -que recibió esta misma mañana la luz verde del Tribunal Supremo-, se ha tornado en uno de los enfrentamientos más duros registrados en meses entre colonos y fuerzas de seguridad. Tres horas y media han durado las escaramuzas, los golpes, los insultos y los forcejeos entre los radicales judíos y los agentes del orden, que iban desarmados y sólo portaban equipos antidisturbios.

Atrincherados en el interior y en los tejados de los inmuebles, los manifestantes lanzaron contra los agentes desde cubos de excrementos hasta pintura, agua y aceite, huevos, lozas, bloques de piedra y marcos de ventanas y puertas. Tal y como ocurrió en la evacuación de la franja de Gaza, los colonos gritaban a los agentes "asesinos", "nazis", "dictadores", o lemas como "un judío no expulsa a otro judío", mientras un guitarrista anónimo les alentaba a resistir desde una de las caravanas del enclave que permanecerá en pie. "Antes de la evacuación de Gaza había un respeto por la gente, existían ciertos límites", espetaba un colono tocado con el tradicional solideo (kipá) bordado a un oficial del Ejército israelí que observaba las demoliciones.

Olmert califica la reacción de "actitud intolerable en el Estado de Israel"

"Olmert desea que se produzca una guerra civil", decía una de las pancartas colocada por los colonos en una de las viviendas demolidas hoy, y precisamente el primer ministro israelí en funciones se ha pronunciado al respecto afirmando que "el comportamiento de aquellos que se han opuesto a las fuerzas de seguridad no puede más que calificarse de violento. Es una actitud intolerable en el Estado de Israel", antes de añadir que "el lanzamiento de bloques de cemento y trozos de pavimento a la cabeza de los agentes es una trasgresión de toda línea roja, y su actitud llega a proporciones nunca vistas".

El Gobierno israelí ha ordenado la demolición de un total de 20 enclaves levantados en Cisjordania sin la autorización de las autoridades y se cree que lo sucedido hoy pueda abrir el camino a los futuros desmantelamientos. Y es que tras la evacuación de cuatro asentamientos judíos del norte de Cisjordania el pasado mes de agosto, la demolición de hoy es la primera de estructuras fijas en una colonia judía, en este caso ordenada por Ehud Olmert.

No obstante, y según denuncia el grupo Paz Ahora, que vigila la proliferación de este tipo de proto-colonias judías, el Gobierno israelí debería desmantelar más de 100 enclaves de este tipo construidos en los últimos años. Israel considera ilegales todos aquellos mini-asentamientos levantados sin la debida autorización después de marzo de 2001, cuando Ariel Sharón asumió el cargo de primer ministro. Pero para los palestinos y la legislación internacional todos los asentamientos construidos en territorio ocupado en la Guerra de 1967 son ilegales y suponen un serio obstáculo para la paz y la realización de un futuro Estado palestino.

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