Secciones
Servicios
Destacamos
Azahara Villacorta
Viernes, 20 de enero 2017, 11:53
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Eduard Fernández, uno de los imprescindibles de la escena española, saltará mañana al vacío en el Jovellanos encarnando a Eddie Carbone, el protagonista de 'Panorama desde el puente', una de las grandes obras de Arthur Miller, además de una de las piezas más representativas del teatro contemporáneo estadounidense, en la que se aborda el drama de la inmigración ilegal y las tensiones sociales en el Nueva York de los 50. No en vano, la obra estrenada en 1955 (aunque el autor hizo una segunda versión en 1956 que es la que se representa desde entonces) le supuso a Miller su segundo Pulitzer después del de 1949 por 'Muerte de un viajante'.
La pieza, que transcurre en los muelles junto al puente de Brooklyn, está también rodeada de leyendas: coincidió con la ruptura de la amistad de su autor con Elia Kazan por la delación de este ante el Comité de Actividades Antiamericanas orquestado por el senador MacCarthy y con el romance de Miller con Marilyn Monroe, su divorcio y su posterior boda.
Y, en esos tiempos convulsos, todo gira en torno a ese duro estibador italoamericano abocado a la tragedia que parece estar hecho a la medida de Fernández (en los cines con '1898. Los últimos de Filipinas') y que estará acompañado sobre las tablas del Jovellanos por Jordi Martínez, Mercè Pons, Marina Salas, Marcel Borràs, Pep Ambròs, Rafa Cruz y Sergi Vallès.
Carbone, honrado pero con un destino incierto y que por causas imprevistas se ve inmerso en un proceso implacable que nadie puede controlar. Carbone, un hombre que se ve obligado inexorablemente a ir al límite hasta traicionar sus valores fundamentales y es ahí donde nos acercamos a una tragedia de tintes griegos en los que el espectador percibe la obsesión que siente por su joven sobrina Beatrice, a la que adoptaron él y su mujer.
«En ningún momento de la obra se dice que haya un deseo sexual», puntualiza el actor, pero en lo que es «una sobreprotección bestial» se esconde «un amor al que él mismo no le podría poner nombre», explica. Y si el público entiende que no va por buen camino, Carbone siente, en cambio, lo que a él «le parece un amor puro por su sobrina».
La situación se complicará cuando acogen en su casa a dos jóvenes trabajadores llegados ilegalmente al país y la atracción surge entre Beatrice y uno dey ellos que provoca en nuestro protagonista una tormenta interior. «Empieza a sospechar que el chico con el que ella está es maricón -una cosa que no se podía decir en aquella época-, ve que ese chico no es puro y que busca los papeles», resume el intérprete.
De hecho, para este actor curtido en mil papeles, el gran reto ha sido mostrar los matices de un «gran personaje que está en el filo», un trabajo lento y laborioso que les ocupó los dos meses de ensayo en los tuvo que aprender a traicionar a la familia y a quebrar la ley de silencio no escrita establecida entre los trabajadores.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El cántabro que inventó la Vuelta
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.