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Vista del monumento megalítico oscilante Penedo Aballón, sobre Boal.
Visita al Penedo Aballón y a Penouta

Visita al Penedo Aballón y a Penouta

Una roca oscilante, de origen prehistórico, se alza sobre Boal, entre las peñas Queimada y Carrugueiro

BERNARDO CANGA / CARMEN PIÑÁN

Viernes, 19 de mayo 2017, 06:12

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Los reductos castreños y los campos dolménicos son frecuentes en el Occidente asturiano, tanto en la costa como en el interior, por ejemplo en Coaña, Navia, Boal, Vegadeo, Allande, Castropol y El Franco. Lo mismo que los restos romanos, con calzadas, especialmente sus contrafuertes y losas, que hacen ahora de murias de fincas. Además hay puentes de traza romana o con reformas de época medieval; como los de La Veguina, en el límite de Castropol y Tapia de Casariego; o el de Piantón, en la linde de Vegadeo y Castropol, ambos al pie del monte Pousadoriu. Algo más alejados están los escondidos puentes de piedra de Peñacova y el monasterio de Villanueva de Oscos (dos) o de Ferreira y Santa Eulalia de Oscos, así como los curiosos y olvidados de Santa Eufemia o Castañeira, que están casi pegados el uno al otro, sobre el río Vilanova, junto a un área recreativa. Más hacia la zona oriental, en la sierra de la Bobia, los campos eólicos 'tapan' multitud de vestigios del pasado y, ya en Boal, en la sierra Penouta, además de los campos de dólmenes, con sus 'mámulas' o túmulos (bajo modernos molinos), está el famoso Penedo Aballón, un resto de la Prehistoria digno de ver en fácil paseo.

Aunque para ir a los montes de Penouta podemos salir con el vehículo desde la capital de Castropol o desde Vegadeo (AS-22), lo más aconsejable es ir desde Navia, por Coaña, a través de la carretera AS-12, siguiendo el caudaloso río del que toma el nombre el concejo, con excelentes miradores del mismo, además de famosos castros, como el de Coaña o el de Pendía; hasta llegar a Boal, Pueblo Ejemplar de Asturias 2014. Allí se toma la citada carretera a Vegadeo, que nos conduce en media docena de kilómetros al alto de Penouta, donde dejamos el vehículo, para comenzar la caminata, junto al área recreativa, en dirección Norte. También hay una pista que sube al parque eólico.

Seguimos la ruta a pie por una caleya, paralela a la pista, que sube a las antenas y campo dolménico; y en el primer cruce iremos de frente (está señalizado el itinerario al Penedo Aballón). En otra encrucijada de vías que bajaría, a la derecha, hasta la población de Boal, nosotros vamos de frente, al Norte.

Desde el alto de Penouta se tardará por la citada caleya menos de una hora (son un par de kilómetros) hasta esa reliquia de la Edad de Bronce (una gran roca, antaño oscilante, que unos gamberros inutilizaron hace un lustro). Penedo significa, en la fala de la zona, 'Piedra'; y Aballón es 'aballa' (se mueve). Aquí a los túmulos funerarios se les conoce como mamoas (o 'mámulas'). El alto de Penouta, donde comenzamos la caminata, está cerca de los 800 metros de cota y el pico más alto de la sierra tiene unos 900 metros.

Tras la visita al Penedo Aballón se puede seguir en dirección norteña por la misma caleya unos minutos más, entre grandes rocas de granito; y subir, por senda, al Pico Alto o Pena Penouta (con antenas y casamatas). También se sube, por pista o 'carreterina' a esos montes y al parque eólico, pudiendo hacer así una ruta circular de un par de horas. Y, desde el alto Penouta, se podría ir al Sur, a Pena Queimada (a cerca de 900 metros de altura), donde hay otra área recreativa y un campo de dólmenes, así como antenas repetidoras muy llamativas.

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