Borrar
«Asturias es mi Broadway»

«Asturias es mi Broadway»

Beatriz Rico llega mañana a Langreo con 'Antes muerta que convicta', una obra unipersonal de la que es autora y protagonista

M. F. Antuña

Gijón

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 20 de abril 2018, 01:23

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Beatriz Rico (Avilés, 1970) vuelve a casa. Mañana actúa en Langreo con 'Antes muerta que convicta', una comedia en la que hace reír y desnuda el alma. Es Carolina, una mujer con su marido en Soto del Real que cumple trabajos sociales limpiando teatros.

-¿Más difícil actuar en casa?

-Aunque llevo casi un año con el espectáculo, esto para mí es como un estreno. Ir a casa es maravilloso y estupendo, pero también da vértigo. Van a verme mi familia y mis amigos de siempre, estoy muy arropada, pero con el listón más alto. Es mi tierra, Asturias es mi Broadway.

-No quiere llamar monólogo al espectáculo. ¿Por qué?

-Cuando se dice monólogo me imagino a un señor con un micrófono y unos ladrillos detrás. Esto es una función con un principio, con un personaje, Carolina, con el que también viajan otros, desde la psicóloga argentina que la atiende, al marido que está en la carcel, Concha Velasco y hasta Beyoncé... Es un espectáculo unipersonal en el que busco la identificación con el público. Carolina cuenta cosas que nos podrían pasar a cualquiera.

-¿Cómo se garantiza la risa?

-Disfrutando. Tengo claro que cuando se hace un trabajo honesto en el que crees y que la razón que te mueve no es el éxito ni el dinero, sino comunicar, cuando te sale del alma, el resto viene solo.

-¿Cómo se crea un texto así?

-Con la honestidad por delante. Gabino Diego es el culpable. Cuando trabajaba con él, llegaba al camerino y le contaba mis cosas, y él me decía: «Súbelas a un escenario, cuéntalas». Y a mí me daba mucha vergüenza, y luego llegó la crisis y, amiga, se me quitó la vergüeza. También es muy importante el trabajo en equipo. Yo escribo y lo voy pasando por compañeros, expertos en comedia, a Salomón y Pepa Rus... Y luego lo fundamental, rodarlo. Hasta que no lo pones encima del escenario, no sabes qué funciona y qué no. Ahora está rodado y es una carcajada tras otra.

-¿Se lleva algo más que risas el público?

-Sí. Cuando estás haciendo comedia de mucha carcajada meter algo muy triste es un riesgo, pero si lo haces bien, la gente lo agradece. Yo necesitaba contar algo de mi vida en modo de terapia. En un momento salgo yo, Beatriz, y hablo de corazón, y a veces se escuchan pañuelos, se hace un silencio tan bonito... Pero enseguida retorno con la risa.

-¿Por qué ese cambio?

-Es la mejor terapia, desde que hago este tipo de espectáculos no necesito psicologos, yo desnudo el alma, que cuesta más que desnudar el cuerpo, pero la recompensa es muy grande. El arte tiene que ser comprometido, quiero que lo pasen bien, que se rían, pero también hay que llevarse algo más.

-Habla de cómo le han cambiado los años. ¿Cómo?

-Cuando eres joven tienes unas prioridades: triunfar, que te den muchos premios... Pasa el tiempo, te llega la maternidad y ya eres otra persona. Siguen pasando los años, y sigues evolucionando, te vas haciendo un poco más sabia, y en mi caso me hice más sensible y me abrí a cosas que se me despertaron dentro a raíz de viajar y de ver muchas miserias.

-¿Qué queda de la chica que se fue a Madrid con 18 años?

-Se me ha ido por suerte mucha de la tontería de la obsesión por esta profesión y se ha convertido en algo más bonito, la vocación. Se ma ha ido esa cosa de frivolidad. Me entrego menos y también sufro menos. Pero la ilusión sigue e incluso más, ahora sé que lo que quiero hacer es esto.

-Hace poco la lío en Twitter denunciando la presión del físico en las mujeres.

-Jamás pensé que se pudiera liar así. Aquí estamos viendo todos los días a actrices americanas, las ponemos verdes porque van envejeciendo y nos llevamos las manos a la cabeza si se hacen un desastre con el bisturí. No he visto una crítica en la que se mencione el físico de Javier Bardem, pero la mujer y el físico es algo inseparable. Lo que hice fue contar que en mi primera película elogiaban mi físico y decían que no era buena actriz; ahora soy buena actriz pero ya no soy una belleza. Me da pena, es frivolizar con la profesión.

-¿Es tanta la presión?

-Sí. Está ahí, y yo siendo yo, la siento; no me imagino siendo Nicole Kidman, no me extraña que se hagan desastres.

-¿Hay papeles para mujeres de su edad?

-Hay menos protagonistas, pero sí hay. Me han ofrecido un protagonista y estoy feliz. Pero cuando te llegan papeles es entre 25 y 35 años, no se buscan las historias si no exhibir el físico de la mujer joven y atractiva, porque las mujeres de 40, 50, 60 tienen las mejores historias para contar.

-¿Qué peli es esa?

-Es un 'thriller', no puedo contar más.

-¿Por aquello de que se gafa?

-Yo creo que no se cuentan, no porque se gafen, sino porque te las pueden quitar.

-¿Ha llegado la revolución de las mujeres?

-Ya han cambiado mucho las cosas; la prueba de cómo está cambiado es que el famoso tuit se hizo viral. Yo siempre quiero ir por el camino del medio, que es donde está el equilibrio, quiero igualdad, quiero respeto, no quiero venganza ni nada parecido. Hay hombres que sin darse cuenta tienen gestos de machismo, pero porque nadie se lo había dicho.

-¿Quiere decir que no debemos volvernos locos?

-Yo soy feminista, pero lo que no quiero es perder los papeles.

-¿Se ha sentido acosada?

-Me he sentido acosada, pero jamás en esta profesión. Jamás me han insinuado un papel a cambio de cama. Pero sí que he sentido cuando viajaba en transporte público el terror de tener un tío detrás.

-¿Hay que ser optimistas?

-Estamos consiguiendo logros importantísimos, también en el tema de los animales. Cosas que antes la gente no se planteaba que estuvieran mal, ahora hay un rechazo. La inmediatez de la prensa digital y la locura de las redes sociales tienen cosas malas, pero también sirven para concienciar.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios