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Los equipos de rescate trabajan en la zona
Vuelo 4U9525, caso cerrado en 72 horas

Vuelo 4U9525, caso cerrado en 72 horas

Europa vive sin aliento los acontecimientos tras el accidente de Airbus de Germanwings provocado por el copiloto en el que murieron lo 150 personas

a. burgos

Sábado, 28 de marzo 2015, 00:15

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De un fallo mecánico inexplicable se pasó a una realidad aún más increíble: el copiloto, que estaba de baja médica por depresión, se quitó la vida llevándose por delante la de 149 personas más, entre ellos 51 españoles. El peor accidente en suelo europeo de una aerolínea de bajo coste, ocurrido el pasado martes en los Alpes franceses, parece aclarado en parte, aunque el rescate de las víctimas se prolongará varios días dado lo escarpado del terreno y que el avión se pulverizó al chocar contra la montaña.

El martes por la mañana, el vuelo 4U9525 de la compañía Germanwings tenía previsto despegar a las 10.01 horas del aeropuerto de El Prat. Sin embargo, el Airbus 320 no levantó el vuelo hasta 26 minutos después. Tenía previsto aterrizar a las 11.55 en Dusseldorf.

Sobre las 10.30 horas, después de haber llegado a los 38.000 pies (11.500 metros), el aparato comenzó a descender. Su tripulación no respondía a las llamadas y advertencias de los controladores. La aeronave pasó de 30.000 (9.000 metros) a 6.900 pies (1.800 metros) en cosa de ocho minutos.

El contacto con los controladores aéreos se perdió a las 10.53 horas cuando se encontraba a una altitud de 6.000 pies, sin que la tripulación emitiera alguna llamada de socorro. No se tardó en encontrar el lugar donde impactó contra una montaña, a 1.500 metros de altitud en las faldas del macizo de Estrop, entre las localidades de Digne-les-Bains y Barcelonette.

Los primeros equipos de socorro en sobrevolar el lugar de la catástrofe constataron que, dado el estado de los restos del avión que quedó pulverizado en palabras del presidente francés, Françoise Hollande-, no había posibilidades de encontrar supervivientes.

De las hipótesis a los sonidos

Un ejército de bomberos, gendarmes, militares y sanitarios acudieron hasta este punto de la provincia de Alpes-Alta Provenza, mientras que en Barcelona y Dusseldorf se desataba el dolor por lo ocurrido. En aeropuerto barcelonés de El Prat los familiares se concentraron esperando noticias de supervivientes, un milagro que nunca llego.

Sin hipótesis certeras de lo ocurrido todo se dejaba para el contenido de las cajas negras. La primera, la CRV, apareció el miércoles. Era la que registraba las conversaciones de la cabina y fue entregada a los expertos del Buró de Encuestas y Análisis (BEA), especializados en accidentes aéreos.

Hasta el lugar del siniestro se desplazaron el propio Hollande, junto al presidente español, Mariano Rajoy, y la canciller alemana, Angela Merkel, que comprobaron el alcance del desastre. Con ellos estuvieron los familiares de las víctimas que viajaron desde Alemania y España.

A últimas horas del miércoles, The New York Times tuvo acceso a las grabaciones de la cabina. En ellas se escuchaba como el piloto salía de la misma y se quedaba a los mandos el copiloto. Pasado un rato, la grabación recogía los golpes del piloto intentando derribar la puerta para entrar, la respiración del copiloto y, al final, los gritos de los pasajeros y el silencio. Todo parecía apuntar a Andreas Lubitz como responsable de la catástrofe. Pero nadie aclaraba el por qué.

Ante las filtraciones, el jueves, el fiscal de Marsella Brice Robin dio a conocer el contenido de lo ocurrido, según lo registros. A las 10.30 horas «se oye al comandante a bordo pedir al copiloto que tome los mandos. A las 10.31 horas el Airbus inicia el descenso. «Cuando está solo el copiloto manipula los botones de lo que se llama flight monitoring system (sistema de control de vuelo) para accionar el descenso del aparato. La acción sobre ese seleccionador de altitud no puede ser más que voluntaria». Se oyen varias llamadas del comandante a bordo pidiendo el acceso a la cabina por mediación de un interfono. «Se puede decir que se ha hecho ver, pero ninguna respuesta por parte del copiloto. Dio golpes para manifestarse».

Acto seguido se oye un ruido de respiración humana en el interior de la cabina hasta el impacto final. Eso quiere decir que, a priori, el copiloto por tanto estaba vivo. A priori respiraba normalmente, no es la respiración de alguien que está sufriendo un infarto».

A las 10.35 horas las alarmas del avión- se han activado para indicar a la tripulación la proximidad del suelo y, en ese momento, se oyen golpes dados violentamente como para echar abajo la puerta, detalló el fiscal. «Se oyen gritos en los últimos instantes justo antes del impacto. Pienso que las víctimas no se dieron cuenta más que en el último momento. La muerte fue instantánea puesto que el aparato al percutir a 700 kilómetros por hora la montaña explosionó literalmente», recreó Brice Robin.

En tratamiento psiquiátrico

Ayer viernes se supo que el copiloto Andreas Lubitz, de 27 años, estaba enfermo, en tratamiento y de baja laboral el mismo día del siniestro. La fiscalía de Düsseldorf anunció que en los registros efectuados en la casa de sus padres y el apartamento que ocupaba se encontraron «documentos de contenido médico» que así lo confirman. Entre ellos «varios partes de baja por enfermedad actuales y del día de los hechos rotos en pedazos», que tras una valoración provisional parecen indicar que «el fallecido no reveló su enfermedad ante su empleador y su entorno profesional».

Al parecer, Lubitz acumulaba un amplio historial de depresiones y atravesaba una grave «crisis existencial» después de que su expareja hubiera puesto hace algunas semanas fin a una relación de siete años. Así lo reconoció la propia chica a los investigadores del caso.

A la vista de lo ocurrido, todas las compañías aéreas alemanas, incluidas las del grupo Lufthansa a la que pertenece Germanwings, acordaron ayer introducir en vuelo el protocolo que obliga a que dos miembros de la tripulación se encuentren en todo momento en la cabina. También otros países como España, Francia y Portugal adoptaron resoluciones parecidas, aunque se espera de que la Unión Europea establezca en breve una normativa común para todos los países miembros.

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