Borrar
El diputado Matías Rodríguez Feito, que ejerció como portavoz del Partido Popular, en la tribuna de oradores defendiendo la reprobación de Pedro Sanjurjo, que sigue el debate desde su escaño de presidente de la Junta General.
La Junta rechaza reprobar a Sanjurjo entre gritos de «vergüenza» del Partido Popular

La Junta rechaza reprobar a Sanjurjo entre gritos de «vergüenza» del Partido Popular

La iniciativa decae con el 'no' de PSOE, Ciudadanos e IU y la abstención de Podemos, con críticas al intento de la derecha de «deteriorar» la imagen de la Junta General

Andrés Suárez

Sábado, 10 de octubre 2015, 00:19

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Se atisbaba ayer tormenta en el horizonte de la Junta General. Como colofón a otro pleno sobrecargado de asuntos, el orden del día reservaba el debate de una petición de reprobación del presidente de la Cámara, Pedro Sanjurjo, por iniciativa de PP y Foro. Y tardó poco en liarse. Cuando ya se veía venir que los portavoces de los grupos de la derecha iban a sobrepasar holgadamente el tiempo reservado para su intervención, la advertencia del propio Sanjurjo sobre la necesidad de acotarse a esos márgenes desató las iras de los populares. «¡Qué vergüenza, qué vergüenza!», bramaba desde la tribuna de oradores el diputado Matías Rodríguez Feito, «este es el mejor ejemplo de lo que denunciamos». El temporal tardó unos minutos en escampar y la sesión concluyó con el rechazo de la proposición en la que se denunciaba la actitud «sectaria» de Sanjurjo y que varios grupos, especialmente PSOE e Izquierda Unida, tildaron de intento de «deteriorar» la imagen del Parlamento asturiano.

Era fácil anticipar que habría bronca. La duda radicaba en cuál sería la chispa que la haría estallar. Al final fueron los tiempos. Dado que se trataba de una iniciativa compartida, PP y Foro debían repartirse los siete minutos reservados a este tipo de iniciativas. La cuestión es que la portavoz de los segundos, Cristina Coto, agotó seis minutos y cinco segundos en su turno, dejando al popular Rodríguez Feito con solo 55 segundos de margen. Fue entonces cuando Sanjurjo recordó al parlamentario la necesidad de ajustarse al tiempo disponible. Ahí se encendió la mecha.

«¿Me está diciendo que solo tengo 55 segundos?», clamó Rodríguez Feito, un punto teatral. «Esto es una vergüenza», añadió, suspirando y mirando a Sanjurjo, al que reprochó que presidiera el pleno que discutía su reprobación al tiempo que se batía en duelo dialéctico con los diputados socialistas que, enfrente, le reprochaban su actitud.

La temperatura subió varios grados y llevó a Sanjurjo a intervenir. «Este es un debate que tiene trascendencia para ustedes y también para mí», comenzó diciendo, para de seguido recordar al diputado que el reparto de los tiempos en los plenos no es una decisión personal del presidente de la Junta, sino un acuerdo de los grupos que conviene cumplir. Sanjurjo pareció querer evitar males mayores cuando, finalmente, devolvió la palabra a Rodríguez Feito anticipándole que sería flexible y le permitiría extenderse en su explicación.

Desde ahí el debate se encauzó por vías estrictamente políticas, a partir de los argumentos ya manejados en los últimos días. Coto abonó el terreno acusando a Sanjurjo de «cercenar» la posibilidad de celebrar plenos extraordinarios y de «sobrepasar los límites» en su forma de gestionar el día a día de la vida parlamentaria. Y Rodríguez Feito remachó el mensaje con un discurso durísimo en el que llegó a acusar al presidente de la Junta y diputado socialista de «sectario y parcial» y de participar de forma activa «en el secuestro del Parlamento perpetrado por el Gobierno».

La iniciativa no cosechó apoyos. Como mucho, una abstención de Podemos, que criticó el papel de Sanjurjo -«no queremos un árbitro que se ponga la camiseta de uno de los equipos»- pero opinó que la forma de cambiar ese proceder es dar más impulso al trabajo parlamentario y no censurar al presidente. El resto de grupos se instaló en el rechazo. «Napoleón decía que cuando el enemigo se equivoca, no le entretengas», dijo el socialista Fernando Lastra, irónico con la actitud de la derecha y crítico con su objetivo de «deteriorar» la imagen de la Cámara. «Revisen su comportamiento, señorías», espetó mirando a las bancadas populares. Gaspar Llamazares secundó esa tesis y acusó a PP y Foro de apostar por un Parlamento «de ruido y furia». A ambos grupos también afeó Nicanor Fernández, de Ciudadanos, su querencia por debatir temas internos en lugar de hablar «de lo que interesa a la gente».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios