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Los portavoces parlamentarios de Podemos e IU, Emilio León y Gaspar Llamazares, dialogan al término de la sesión plenaria de ayer en la Junta General del Principado.
Podemos plantea subir el IRPF a rentas de 50.000 o 60.000 euros y reducirlo a las más bajas

Podemos plantea subir el IRPF a rentas de 50.000 o 60.000 euros y reducirlo a las más bajas

Vincula su apoyo a los presupuestos a reformas en los impuestos que el PSOE no ve con buenos ojos

Andrés Suárez

Viernes, 27 de noviembre 2015, 00:23

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La batalla de los presupuestos de 2016 se juega en el terreno de los impuestos. El primer capítulo tuvo como protagonistas a PSOE e Izquierda Unida y, tras un tira y afloja, se zanjó con la creación de dos nuevos tributos 'verdes' -uno sobre bolsas de plástico y otro sobre residuos industriales y urbanos- y la revisión de Sucesiones. El segundo está aún por resolverse, con Podemos como actor principal. La formación morada considera que es el momento de dar alivio a «quienes más están sufriendo el peso de la crisis», en palabras de su portavoz, Emilio León, y cree que es factible tomar medidas en ese sentido en el ámbito fiscal. Entre las propuestas que sopesa está un ajuste al alza del IRPF a partir de determinados niveles de renta -no hay nada cerrado aún pero se juega con el margen de los 50.000-60.000 euros- para así poder tocarlo a la baja en el caso de los sueldos más modestos. Un planteamiento que, en una primera aproximación, no es visto con buenos ojos por el Gobierno socialista. A la hora de llevar a cabo sus planes, Podemos maneja una doble hipótesis: bien presentar una enmienda de totalidad para que el Ejecutivo retire el proyecto presupuestario que ahora está sobre la mesa y presente uno nuevo ya con cambios en materia tributaria, bien arrancar al gabinete de Javier Fernández el compromiso firme de afrontar una reforma amplia y ambiciosa el año que viene.

El escenario, por la coyuntura política y por los plazos, no es sencillo. Con el proyecto presupuestario aprobado por el Gobierno y ya registrado en la Junta General, donde sí se incluyen los acuerdos fiscales alcanzados con IU, una modificación de los ingresos en este punto de la tramitación llevaría aparejada una enmienda de totalidad, con todo lo que eso conlleva: devolución del texto al Gobierno y entrada en prórroga presupuestaria, bien de forma indefinida, bien por un tiempo si el Ejecutivo considera oportuno redactar un nuevo documento y remitirlo a la Cámara. El margen es, pues, estrecho.

Para Podemos, la fiscalidad es un asunto capital. Sus responsables piensan que los acuerdos alcanzados entre PSOE e IU para el impulso de la fiscalidad 'verde' son, en la práctica, irrelevantes, por cuanto que la recaudación -1,5 millones el primer año y 3 a partir del segundo- se juzga «irrisoria». La formación morada siempre se ha mostrado partidaria de una reforma fiscal más amplia que no se quede en retoques puntuales, sobre la premisa de auxiliar a quienes más han sufrido el castigo de la crisis. Y a partir de ahí prepara sus propuestas, aún sin concretar al detalle.

El IRPF es uno de los impuestos en los que considera que hay margen para actuar. En las reuniones mantenidas con representantes del Ejecutivo ya se planteó la posibilidad de avanzar por ese camino, aunque la respuesta de los interlocutores socialistas fue negativa. La hipótesis que se baraja es ampliar el recargo que pagan las rentas superiores a los 70.000 euros a aquellas que se mueven en la órbita de los 50.000-60.000 euros. Hoy el tipo autonómico aplicable en el primer caso es del 22,5%, mientras que las nóminas situadas entre los 53.407 y los 70.000 euros están en el 21,5%. Igualmente, se cree que podrían introducirse retoques en el impuesto de Patrimonio para gravar más aquellos más cuantiosos.

¿Cómo llevar este planteamiento a la práctica? Es complicado, tanto en términos políticos como prácticos. En primer lugar, porque el PSOE, que para sacar adelante las cuentas de 2015 pactó con el PP una rebaja del IRPF, no parece -al menos hasta ahora- por la labor de tocar el impuesto de la renta. Y, en segundo, porque los plazos son tan ajustados que complican mucho el margen de negociación.

A grandes rasgos, Podemos juega con dos alternativas. Una, arrancar al PSOE el compromiso de que en 2016 afrontará una reforma en profundidad de la estructura fiscal asturiana y, a partir de ahí, llegar ya a un acuerdo sobre las políticas de gasto, priorizando un incremento de la inversión, cuyo descenso critica con dureza, y la garantía de que el gasto social previsto llegará de forma efectiva a los ciudadanos. «Hay un avance pero es insuficiente», señaló ayer León.

Y dos, presentar una enmienda de totalidad -pactada o no con el Ejecutivo- para retirar el proyecto actual y presentar otro que incorpore los eventuales acuerdos fiscales que se pudieran alcanzar. Un escenario que supondría entrar en prórroga por el tiempo que durase la negociación. La contienda está aún abierta.

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