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El acuerdo de la derecha y el presupuesto dan fuelle a una campaña electoral imprevisible

El acuerdo de la derecha y el presupuesto dan fuelle a una campaña electoral imprevisible

El papel del carbón, el futuro de la industria y la conclusión de las grandes infraestructuras, sobre todo el AVE, se perfilan como temas de debate

ANDRÉS SUÁREZ

Lunes, 30 de noviembre 2015, 00:38

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Las del 20 de diciembre no son unas elecciones generales cualquiera. Pocas veces habían confluido en el tiempo factores de tanto calado que distorsionasen el transcurrir habitual de una campaña. La negociación, en paralelo, de los presupuestos regionales de 2016, con un Gobierno socialista en minoría que a estas alturas no tiene en absoluto garantizada la aprobación de esas cuentas, es probablemente el elemento más decisivo. A ello hay que unir, además, que por primera vez desde la ruptura de 2011 la derecha asturiana se presenta a una cita con las urnas en unidad, a través de una coalición electoral de PP y Foro que muchos consideran el primer paso hacia una reunificación futura. Si en la coctelera se añade, por último, el ingrediente de la enorme fragmentación política, con los partidos tradicionales compitiendo con fuerzas efervescentes como Ciudadanos o Podemos, el resultado es un panorama abierto, volátil, incierto e imprevisible.

Muy lejos quedan aquellos tiempos en que PSOE y PP, con Izquierda Unida como única alternativa, se repartían los ocho asientos del Congreso y los cuatro del Senado en liza en Asturias. Foro ya rompió esa dinámica hace cuatro años y parece altamente probable que tanto Ciudadanos como Podemos se sumen ahora al juego. Queda por ver cómo se articula el reparto de escaños, en un escenario de constantes fluctuaciones en el que nada puede darse por seguro. Hay tantas cartas por repartir todavía -no se conocen las claves de los programas electorales, que los partidos dosifican con prudencia para obtener el mayor rédito e impacto posible, y también se ignora qué harán algunas formaciones a la hora de votar los presupuestos regionales del próximo ejercicio- que lo que hoy pueda darse por hecho mañana puede haber cambiado de forma radical.

La variable presupuestaria es muy relevante. Pocos instrumentos hay tan trascendentes en la política económica regional como el presupuesto y la coincidencia entre su negociación y la campaña es un hecho a tener en cuenta. Hay cosas que ya están claras -PSOE e IU han llegado a un principio de acuerdo y PP y Foro han confirmado su rechazo- pero también hay incógnitas. Ni Ciudadanos, cuyo voto es secundario, ni sobre todo Podemos, cuyos nueve diputados son vitales para que el proyecto prospere o decaiga, han anticipado su posición. Los responsables de ambas fuerzas han dado a entender que avanzarán su voto antes del 20-D -el pleno de totalidad en el que se decide la suerte del presupuesto es el 23- pero su silencio, a expensas de las negociaciones en marcha, alimenta la incertidumbre.

Unión de fuerzas

El escenario también es muy diferente en una clave estrictamente política. Tras una violenta ruptura que derivó en la salida de Francisco Álvarez-Cascos del PP y la creación de Foro, y con un sinfín de batallas, descalificaciones y enfrentamientos de por medio, ambas fuerzas vuelven a competir juntas a través de una coalición electoral que se presume antesala de una fusión en el medio plazo. La reconciliación y la consiguiente candidatura de una derecha unida alteran el panorama y el discurso de los adversarios. El PSOE ha dedicado buena parte de sus discursos de las últimas semanas a atacar esa alianza recordando las guerras de sus protagonistas en el pasado más cercano. Los movimientos también interesan a Ciudadanos, cuyos dirigentes creen que pueden nutrirse de los votos de los críticos de ambos partidos con esta 'operación vuelta a casa'.

Por otra parte, el 20-D se juega en un terreno eminentemente económico, con el PP presumiendo de la herencia -a su juicio positiva- del Gobierno de Mariano Rajoy y el resto de partidos, cada uno con sus matices, atacando su gestión y sus recortes. Como en todo proceso electoral que se precie, los impuestos son una de las principales bazas y la subasta fiscal, sobre todo por parte de la derecha, ya ha comenzado. En este contexto nacional, las inquietudes asturianas -el futuro del carbón, el avance de las infraestructuras y principalmente el AVE o las expectativas de la industria- pugnan por asomar la cabeza.

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