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Asturias resiste el primer asalto en la 'guerra del déficit'

La flexibilización de los objetivos autonómicos otorga al Gobierno de Fernández un margen extra de maniobra de 250 millones de euros

ANDRÉS SUÁREZ

Lunes, 2 de mayo 2016, 00:53

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Asturias ha salido relativamente bien parada del primer asalto de la 'guerra del déficit'. En realidad el problema no es nuevo, porque la soga de la austeridad lleva años apretando desde Europa el cuello de las administraciones españolas, pero amenazaba con recrudecerse después de que una mayoría de comunidades autónomas -todas salvo Galicia, País Vasco y Canarias- triturasen los límites que tenían asignados en 2015 y el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, sacase el látigo y exigiese nuevos ajustes para reconducir la situación. Pero el ministerio ha acabado asumiendo las explicaciones del Principado, en el sentido de que el desfase tiene que ver con gastos coyunturales que no volverán a repetirse este ejercicio, y ha eximido al Gobierno de Javier Fernández de aplicar recortes adicionales. A ello hay que añadir que la decisión de la UE de aflojar la presión y conceder un año más a España para sanear sus finanzas da oxígeno a los ejecutivos regionales, que en el caso del asturiano se traduce en una capacidad extra de gasto de 250 millones de euros hasta 2018.

AÑO A AÑO

Podría decirse que esta es la cara amable de la historia, pero también hay un lado oscuro. Los acontecimientos de los últimos días alivian la situación de las cuentas asturianas, eso es un hecho, pero la realidad dista mucho de ser satisfactoria. Las finanzas del Principado siguen estando al límite, máxime si se tiene en cuenta el escenario de prórroga, y el margen para alegrías es mínimo. Este mes hay que remitir a Madrid un plan económico-financiero en el que, matiza la consejera asturiana de Hacienda, Dolores Carcedo, no habrá que aplicar nuevos ajustes, pero que Montoro tiene que dar de paso. Otra cosa es que, pese a estos condicionantes, las cosas estén hoy mejor que hace una semana, cuando la amenaza de otro tijeretazo pendía sobre el Principado y la obligación de cerrar este 2016 con el déficit en el 0,3% del PIB se antojaba misión imposible.

La mejora en las perspectivas, que el Gobierno de Fernández juzga aún insuficiente, se sustenta sobre dos hechos. En primer lugar, el fructífero resultado de la reunión mantenida por Carcedo con el Ministerio de Hacienda para abordar la forma de corregir el desvío de 2015, cuando la comunidad, que debía ceñirse a un objetivo del 0,7% del PIB, acabó llegando al 1,53%. El equipo de Montoro dio por buena la versión del Principado, que sostenía que ese desfase se corregirá automáticamente al tener su origen en circunstancias puntuales, no estructurales. Básicamente, en que se computasen el pasado año gastos de ejercicios anteriores -el más cuantioso, el contrato de la autovía AS-II- que no volverán a tener una incidencia negativa en adelante.

Al borde del conflicto

Montoro asumió como válido el argumento y liberó al Gobierno regional de ejecutar recortes extra con los que enjuagar esa desviación. La situación se encauzará, sostiene Carcedo, con una gestión presupuestaria solvente y prudente. Pero el episodio, aunque resuelto finalmente de forma positiva, estuvo al borde de provocar un serio conflicto entre la administración central y la regional, porque Javier Fernández dejó claro desde el primer día que, de pedírsele más recortes, se negaría a aplicarlos y forzaría al ministro a decirle dónde tendría que meter la tijera. Solo Asturias y Castilla y León fueron absueltas de esta exigencia; el resto de autonomías deberán aprobar retenciones de crédito que en total suman 2.037 millones.

El segundo elemento tiene que ver con la relajación de la senda de estabilidad presupuestaria, a partir de la decisión de la UE de conceder a España un año más para poner a tono sus cuentas, de 2018 a 2019. En el caso de las comunidades, contarán con un ejercicio extra para alcanzar el déficit cero.

Aunque considerada insuficiente por los gobiernos autonómicos, la revisión supone un balón de oxígeno. La previsión era cerrar este año con un déficit del 0,3% del PIB que ahora pasa a ser del 0,7%. En 2017, el límite varía del 0,1% al 0,5%. Y en 2018, cuando ya debía alcanzarse la estabilidad, reto que ahora se aplaza un año, se va al 0,3%. Para Asturias, esta reorganización supone un incremento de su margen de gasto de 90, 90 y 73 millones de euros, respectivamente, según un cálculo teórico que sirve como aproximación. En total, en el periodo 2016-2018, contará con un margen inesperado de unos 250 millones.

Pero, a ojos del Ejecutivo regional, la situación dista mucho de ser satisfactoria. Se considera como un avance, pero pobre. Entiende Carcedo que el Gobierno central se sigue quedando con el grueso del margen extra de déficit que Bruselas concede a España, y que el reparto continúa siendo «desequilibrado». Y sostiene que sigue sin atacarse la raíz del problema, la necesidad de articular un reparto justo, objetivo y transparente del déficit entre las distintas administraciones, atendiendo a la estructura y la tipología del gasto de cada una.

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