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PAULA DE LAS HERAS
Lunes, 31 de octubre 2016, 06:56
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El PSOE ya tiene un nuevo asunto sobre el que pelear: la fecha y las características del próximo Congreso del partido. Pedro Sánchez dejó claro este sábado que presionará para forzar que el cónclave se celebre cuanto antes, ahora que la cuestión institucional ha quedado resuelta y Mariano Rajoy es presidente del Gobierno. La gestora no se da por aludida. Y el sector afín a Susana Díaz advirtió ayer al exsecretario general de que no tienen ninguna prisa ni comparten sus planteamientos.
«La misión de la gestora -subrayó en una comparecencia el secretario provincial de Málaga, Miguel Ángel Heredia- es conducir al partido a un Congreso de reconstrucción del que salga una nueva dirección elegida por la militancia. Y en ese Congreso, que se celebrará sin urgencia, con un debate profundo y sereno, es donde se va a decidir el futuro de nuestro partido». Algunas fuentes hablan de no menos de seis meses hasta que se produzca esa cita clave.
El argumento oficial de los críticos con el exsecretario general -ahora en el poder aunque sea de manera provisional- es que, antes de ponerse a discutir sobre el liderazgo interno, la formación necesita pasar página del trauma vivido en el último mes. De hecho, acusan a Sánchez de no querer ayudar a facilitar un debate productivo y de empecinarse en mantener la herida del partido abierta «por puro interés personal».
La dirección interina, encabezada por Javier Fernández, también defiende que lo que corresponde hacer ahora no es ya un mero Congreso extraordinario, en el que lo único que se decide es quién manda, sino uno ordinario, con ponencias, análisis y conclusiones sobre el rumbo que debe tomar la formación. Y eso, remarcan, no se resuelve en un mes ni en un clima en el que las emociones están a flor de piel. Ayer la Federación Socialista Asturiana (FSA) insistía en esa idea, reiterando las palabras de su secretario general, quien pidió «sosiego» para cerrar las heridas abiertas.
«Populismo orgánico»
El caso es que, tras las esmeradas explicaciones de los 'gestoristas', hay también una cuestión práctica que afecta a la que hoy por hoy es su candidata. Susana Díaz quiere mantenerse aún unos meses al frente de la Junta de Andalucía -en mayo o junio habrá cumplido ya tres años y medio en el cargo- y, además, necesita tiempo para que entre la militancia se diluya la imagen de Sánchez como mártir por la democracia directa (o, en palabras de sus críticos, el «populismo orgánico» que olvida que el PSOE también se debe a sus votantes y no sólo a sus afiliados).
Sánchez, sin embargo, no se lo pondrá fácil. Es cierto que el exlíder socialista se ha quedado sin el escaño que le garantizaba una importante visibilidad pública, pero ya ha empezado a organizar a sus tropas para que le ayuden a hacer ruido. De momento, ha puesto en marcha una campaña para recabar el apoyo de los militantes a través de su página web. Pero, además, ya hay un núcleo de 'sanchistas' trabajando para aprovechar y completar el trabajo realizado durante semanas por el peculiar alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez, que antes del último Comité Federal aseguraba haber logrado reunir cerca de 90.000 firmas a favor de las primarias inmediatas.
En el entorno del exsecretario general admiten que Rodríguez no ha dispuesto en ningún momento de la logística necesaria para verificar que las sacas de correos y la batería de emails recibidos corresponden realmente a militantes del PSOE. Pero entre los cuadros dispuestos a seguir apoyando a Sánchez (en buena medida para evitar el triunfo de Díaz), sí, y ya han empezado a hacerlo. De hecho, un grupo con experiencia orgánica se reunió en Alcorcón, el día siguiente del Comité en el que se acordó la abstención frente a Rajoy, para poner en marcha el operativo.
El exlíder, y ahora militante raso, cuenta además con diputados y líderes territoriales dispuestos a dar voz a su causa. Entre ellos se encuentran la asturiana Adriana Lastra, que el sábado votó abstención «por imperativo» o el secretario regional de Castilla y León, Luis Tudanca. Ambos defendieron ayer que no hay razones para retrasar la elección de una nueva ejecutiva y pidieron a la gestora que ponga fecha para poder hacerlo «ya».
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