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ANDRÉS SUÁREZ
Lunes, 5 de diciembre 2016, 07:10
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Alfonso Guerra es un icono del PSOE al que nadie -o casi nadie- cuestiona internamente. Es, además, una persona especialmente respetada por el socialismo de las comarcas mineras, después de años y años de presencia en la extinta fiesta de Rodiezmo y de encendidos discursos en defensa del carbón. Eso hacía especialmente interesante su discurso de ayer, en un momento en que el partido en las cuencas parece mayoritariamente volcado en respaldo del ex secretario general Pedro Sánchez, que el próximo sábado, en su carrera para recuperar el liderazgo, hace parada en San Martín del Rey Aurelio. Guerra, en la fiesta de celebración del 125 aniversario de la agrupación gijonesa, salió en apoyo de la Federación Socialista Asturiana y de su secretario general y presidente del Principado, Javier Fernández, a la vez responsable de la gestora que pilota la organización federal, elogiando su gestión en Madrid y marcando distancias con la política que Sánchez desarrolló en su mandato.
El PSOE vive una situación especialmente complicada, en España pero también en Asturias. Javier Fernández gobierna la región a la vez que gestiona provisionalmente el liderazgo federal del partido, y lo hace con una fuerte contestación de una parte de los suyos, especialmente notable en las cuencas. Es allí donde Pedro Sánchez se desplazará el sábado a reunirse con militantes dentro de su estrategia para retomar el liderazgo perdido. La dirección de la Federación Socialista Asturiana es consciente de que ahí tiene un boquete que tapar y Guerra, con su intervención de ayer, contribuyó a tratar de suturar esa herida.
La intervención de Guerra fue un respaldo explícito a la tarea de Fernández e, indirectamente, un reproche a la política del ex secretario general. Defendió que el programa del PSOE no puede basarse solo en la censura de la derecha, renegó de la «ambigüedad» con los nacionalismos y los populismos y abogó por ser un «partido de mayorías» como única alternativa para retomar el apoyo social perdido. Un cúmulo de reflexiones que suponían avalar la labor de la gestora, que en estas últimas semanas ha propiciado acuerdos con el PP en materias como el salario mínimo y los objetivos de estabilidad de las autonomías, y afear el trabajo previo de Sánchez y sus devaneos con Podemos y las formaciones independentistas.
El discurso de Guerra fue celebrado por los altos dirigentes del PSOE que asistieron al acto festivo de Gijón, convencidos de que las reflexiones de un político bien valorado en las cuencas contribuirán a amortiguar el desencanto de militantes y votantes socialistas de las comarcas mineras con la actual línea política del partido.
Sánchez llega el sábado a Asturias, donde se reunirá con militantes en El Entrego, pero ya ayer hizo un guiño a sus afines al trasladar a través de las redes sociales un «recuerdo especial» a los mineros y las cuencas en la festividad de su patrona, Santa Bárbara. El mensaje contenía una referencia directa al líder del SOMA, José Luis Alperi, uno de los más beligerantes con el viraje que el PSOE ha emprendido desde que Sánchez está fuera y Fernández ha tomado las riendas.
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