Borrar

Las turbias amistades de la 'operación Lezo'

La investigación del juez Velasco ha destapado una red de relaciones más o menos estrechas entre altos cargos, ministros en activo y retirados, jueces y fiscales, que asesta un golpe a la credibilidad institucional y la separación de poderes

RAMÓN GORRIARÁN

Domingo, 30 de abril 2017, 08:20

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El sumario de la 'operación Lezo' y las conversaciones grabadas a los protagonistas de la trama han sacado a la luz un entramado de amistades, negocios y presiones que han dado un empujón al descreimiento institucional y han cargado de razones a quienes piensan que la corrupción es el mayor problema nacional. El principal encausado, Ignacio González, no tuvo reparo en reconocer a preguntas del fiscal Carlos Iañez que se había puesto en contacto con «jueces y fiscales amigos» para ver cómo iban las causas que le afectaban, aunque matizó que se refería al caso del ático de Marbella.

  • Registros en Madrid.

  • Dos agentes de la UCO, junto a parte de la documentación requisada durante el registro de las oficinas del Canal de Isabel II.

Un colegueo -el expresidente madrileño comenta con el exministro Eduardo Zaplana que el juez Eloy Velasco debería irse a «escarbar cebollinos»- que deja en mal lugar la independencia de la judicatura y la Fiscalía, y pone en entredicho el recto proceder de los Ministerios de Interior y de Justicia. Aunque todos niegan todo, las grabaciones y la investigación dibujan un perfil inquietante de los actores de una operación que tiene todos los ingredientes para una novela negra: espionaje, viajes, comisiones, bancos suizos, chivatazos, tics mafiosos y hasta fútbol.

Un botón de muestra de cómo se movían los protagonista de la 'operación Lezo'. El segundo de González en las turbias operaciones del Canal de Isabel II, Edmundo Rodríguez Sobrino, levantó la liebre de que eran investigados gracias al soplo de «una magistrada amiga de la casa». El chivatazo era certero, pero no se conoce que se haya abierto una investigación para determinar la identidad de la confidente.

Un mensaje controvertido

Rafael Catalá

González y Catalá se conocen desde 1996, y compartieron segundos escalones y comisión de subsecretarios en el Gobierno de Aznar: el expresidente fue secretario de Administración Pública y delegado para Extranjería y la Inmigración; el hoy ministro fue subsecretario de Hacienda y secretario de Justicia. Cuando el PP pierde las elecciones de 2004, el primero ya estaba instalado en la Vicepresidencia de la Comunidad de Madrid y no dejó en la estacada a su colega, le nombró director-gerente del hospital Ramón y Cajal de Madrid. Sus vínculos se mantuvieron durante estos años, aunque ahora el ministro de Justicia reniegue de su amigo encarcelado y diga que solo tienen «una relación de personalidad. No una relación de amistad».

Es su explicación para desvirtuar el mensaje que envió al expresidente madrileño en noviembre pasado: «Gracias Nacho. Un fuerte abrazo. Ojalá se cierren pronto los líos». Catalá dice que se refería a la inestable situación política, pero para entonces la inestabilidad ya había desaparecido, el PP había ganado las elecciones, Rajoy había sido investido y formado Gobierno. Más parece que líos eran los que tenía González con la investigación judicial por la compra de su ático de lujo en Marbella. Así se apunta en una charla con el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, al que el exjefe del Ejecutivo madrileño le comentó que Catalá le había enviado «un mensaje encantador: 'A ver si terminamos con los líos'. Y tal... Bueno, vale macho, pues lo que quieras». González tenía un canal privilegiado de información con el ministro que no se compadece con una relación distante. «Yo no me corto en decirle a Rafa (Catalá): Oye Rafa...», se registró, por ejemplo, en otra conversación del expresidente madrileño con Zaplana.

Ambos tienen otro punto en común: su amistad con el presidente del Atlético de Madrid, del que ambos son forofos. Catalá acudió a la final de la Champions League del año pasado que jugaron los colchoneros en Milán invitado por Cerezo, que para entonces ya estaba imputado en el caso del ático de Marbella (los investigadores sospechan que fue el comprador), y González, desesperado, confiesa en una conversación con el también productor de cine que no sabe qué hacer para detener la investigación del ático: «Mira, yo ya estoy hasta los cojones, o sea, decidme, aquí qué queda, ¿pegarle dos tiros al juez? ¿Qué alternativas tengo? ¿No se puede hablar con el fiscal?» Y Cerezo responde: «Volveremos a hablar con este a primeros de septiembre». La charla se produjo dos días antes de que el ministro de Justicia diera ánimos a González por los «líos».

Los cafés en la Puerta de Alcalá

Eduardo Zaplaza

Las pruebas obtenidas en la investigación apuntan a una estrecha camaradería entre el exministro Eduardo Zaplana y el expresidente autonómico. Hablan con mucha frecuencia, y no era extraño verles tomando un café en las terrazas de los bares de la Puerta de Alcalá, cercana al despacho de abogados que abrió González frente al parque del Retiro, el mismo en el que el juez ordenó colocar un micrófono que a la postre ha sido la perdición del expresidente. El exministro se refugió en un discreto segundo plano desde 2008, pero entre bambalinas estaba en muchas salsas y tenía información de primera mano de lo que se cocía en el Gobierno. Se enteró por González con tres meses de antelación de que Manuel Moix iba a ser el fiscal Anticorrupción, un ascenso que le pareció «cojonudo» porque era a sus ojos «un tío serio», además de afín al PP. Ambos analizaron qué hacer con el juez instructor de la 'operación Lezo', y llegaron a la conclusión que lo mejor era el regreso del magistrado titular de la plaza, Manuel García-Castellón, porque «el problema», según Zaplana, está «en la instrucción» de Eloy Velasco, al que González, más expeditivo, propone «mandar a tomar por culo a Onteniente y que venga el titular».

En esa misma charla, el expresidente da unas pinceladas de su visión de la Justicia a su interlocutor y subraya que cuando eres el objetivo de una investigación es fundamental el control del «aparato del Estado y los medios de comunicación» porque «o los tienes controlados o estás muerto».

Pero sus cuitas no solo se limitaron a los avatares judiciales, también estudiaron, según el expresidente autonómico, embarcarse juntos en negocios como la compra de la patente de un producto de desinfección de agua y la creación de una estructura financiera opaca en algún país (hablan de Holanda, Estados Unidos y Uruguay) «para canalizar algún tipo de operación a medio o largo plazo». Zaplana, en cuanto trascendió esta conversación, lo negó todo.

El campo de golf archivado

Manuel Moix

El fiscal Anticorrupción, Manuel Moix, ha hecho buena parte de su carrera en paralelo al principal encausado. En 2003 es nombrado fiscal jefe de Madrid, hasta que en 2015, con Catalá ya en el Ministerio, asciende al Tribunal Supremo. En la Fiscalía madrileña archivó la denuncia de unos vecinos contra la construcción de un campo de golf en unos terrenos del Canal de Isabel II en Madrid, en la que participó Tecnoconcret, empresa en la que eran accionistas Pablo González, hermano del expresidente de la Comunidad de Madrid, y el cuñado de ambos, José Juan Caballero.

Los dos han sido encarcelados en la 'operación Lezo'. Moix también consiguió que Esperanza Aguirre no fuera acusada de desobediencia sino de falta en la chusca maniobra del cajero automático con atropello de agente municipal incluido. También logró que fuera sobreseído en primera instancia el caso de los espías en la Comunidad de Madrid en el que González tenía un turbio papel.

Su aterrizaje en Anticorrupción no ha desmerecido su trayectoria, y una de sus primeras actuaciones ha sido tratar de evitar, sin éxito esta vez, uno de los registros más delicados para el expresidente.

Un proyecto cordobés

José Antonio Nieto

El número dos de Interior dice que recibió en su despacho a Pablo González poco después de que éste supiera que estaba siendo investigado por su insistencia en saludarle, no porque fueran amigos o pretendiera ayudarlo de alguna manera.

Pero el hermano de Ignacio González tiene una relación con Nieto que viene de atrás. Como alto cargo de Mercasa fue vicepresidente de Mercacórdoba y era habitual verle por el Ayuntamiento cuando el hoy secretario de Seguridad era alcalde de esa ciudad, según dicen fuentes municipales. Es más, entre ambos pergeñaron el proyecto para convertir el Pósito de la Plaza de la Corredera en un mercado gourmet.

La víspera de la reunión del 8 de marzo en el Ministerio, los dos hermanos González y su hermana Isabel, según recoge otra grabación, se reunieron en el despacho del expresidente autonómico para analizar la estrategia que debía seguir Pablo en la cita.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios