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Fernando Lastra y Javier Fernández, ayer, en los pasillos de la Junta General del Principado.
Fernández refuerza el peso político de su Gobierno con la entrada de Fernando Lastra

Fernández refuerza el peso político de su Gobierno con la entrada de Fernando Lastra

El presidente busca impulso con una oferta de siete acuerdos a Podemos e IU para lograr estabilidad en la segunda parte de la legislatura

ANDRÉS SUÁREZ

Sábado, 24 de junio 2017, 03:14

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Esta vez no hay continuismo y rutina, como cuando Francisco Blanco abandonó la Consejería de Empleo e Industria y para su relevo se escogió a uno de sus subordinados, Isaac Pola. Esta vez se ha tomado una decisión que suena a golpe de mano, a contundencia. Quien ahora sale del Gobierno regional es la titular de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Belén Fernández, que acumulaba un fortísimo desgaste, y a quien Javier Fernández sitúa al frente de un departamento 'caliente' es nada más y nada menos que el portavoz socialista en la Junta General, Fernando Lastra. Un nombramiento con el que el presidente del Principado y todavía líder de la Federación Socialista Asturiana refuerza notablemente el peso político de su gabinete. Y un movimiento que intenta apagar los múltiples fuegos abiertos por ese flanco pero que también fue interpretado ayer de forma mayoritaria, en un momento delicado tanto para el Ejecutivo en sí como para la FSA, como una apuesta de Fernández por 'blindar' su núcleo duro.

Con la posible salida de Belén Fernández se venía especulando desde hace semanas. Hubo quien pensó que hubiera sido una opción aprovechar la dimisión de Blanco en Empleo para hacer una remodelación más amplia del gabinete, pero se descartó. Reprobada por la Junta General, duramente criticada por todos los grupos e incluso por IU, que apoyó a Javier Fernández en la investidura, la consejera de Infraestructuras se había convertido en un problema para el Gobierno. Su gestión es muy discutida y el problema de Sogepsa, el último en estallar, había agravado las cosas. Todos los partidos machacaban sobre su gestión en el Parlamento y la presión comenzaba a ser insostenible.

Fue esta semana cuando la consejera trasladó al presidente su voluntad de dejar el Gobierno y reincorporarse a su puesto de funcionaria en la administración. Según algunas fuentes, Fernández no se sentía respaldada en su acción política y decidió dar el paso. Esa comunicación precipitó los acontecimientos, con una solución que se zanjó en la mañana de ayer. La salida de la titular de Infraestructuras se solventó con el agradecimiento a su «intensa dedicación» y el «buen trabajo realizado» en materias como la ordenación del territorio, la modernización de las comunicaciones o la mejora de la calidad del aire.

El rostro más visible

La salida de Fernández obligaba al presidente a tomar una decisión respecto de quién debería asumir el liderazgo de un departamento afectado hoy por mil y un incendios. Esta vez la opción de un relevo continuista no parecía oportuna. El dirigente socialista optó por un peso pesado, quizá por el rostro más visible de lo que en estas semanas de batalla interna se ha dado en llamar el 'sector oficial' de la FSA, opuesto a Pedro Sánchez en la batalla interna de las primarias. A Lastra se le elige, según fuentes socialistas, por su capacidad para poder maniobrar en el terreno pedregoso en el que se mueve actualmente la consejería.

Todo se arregló en el tiempo en que el pleno de la Junta sustanciaba el orden del día de los viernes. A Lastra se le vio entrar en el despacho que el presidente tiene a un lado de los pasillos de la Cámara, del que salió un tiempo después investido -aunque entonces aún era secreto- como consejero. La noticia trascendió durante la tarde y dejó en estado de 'shock' a los miembros del grupo parlamentario, del que Lastra ha sido su referente durante años. Muchos de ellos no dudaban ayer de la capacidad del político cangués (nació en 1958 en Cangas del Narcea) para maniobrar en el Gobierno, pero al mismo tiempo mostraban su preocupación por el «agujero» que esta decisión provoca en el grupo. En un momento, además, en que la fragmentación de la Cámara y la debilidad socialista -14 diputados de 45- obliga a un permanente esfuerzo de diálogo y negociación.

La noticia da impulso político al Gobierno, tanto por el desgaste que acumulaba Belén Fernández como por el perfil político de Lastra. Otra cosa es el rédito que se pueda obtener. Y no tanto por la gestión de quien será nuevo consejero, cuyo éxito solo se podrá contrastar en el futuro, como por la forma en que el resto de grupos han recibido la decisión del presidente. No precisamente como una llamada a la concordia y el entendimiento.

De hecho, ayer eran muchos quienes tanto en la Junta General como en el propio PSOE hacían una lectura de los acontecimientos que no se limitaba únicamente a una cuestión de gestión o de impulso político del Gobierno, sin negar ambos elementos, sino que entraba en la vida interna del partido. Términos como «atrincheramiento» o «bunkerización» eran utilizados por quienes ven en este nombramiento el intento de Fernández de rodearse de sus afines en el Ejecutivo en un momento de debilidad en la organización, con los 'sanchistas' llamando a la puerta de la Federación Socialista Asturiana en el congreso previsto para el otoño. Parte de las personas más próximas a Fernández estaban ya en el gabinete -Guillermo Martínez. Dolores Carcedo...- y Lastra se incorpora a ese núcleo duro. Cabe tener en cuenta que la opción de que Fernández deba convivir los dos años que le restan de mandato con un secretario general de la FSA afín a Pedro Sánchez es altamente probable.

Siete puntos para el acuerdo

El cambio en el Gobierno dejó en segundo plano la que hasta entonces había sido principal noticia de la jornada, el emplazamiento de Javier Fernández a Podemos e IU a sentarse a la mesa para discutir sobre siete grandes acuerdos para encarrilar la segunda mitad de la legislatura. A saber, los presupuestos de 2018, la fiscalidad, las medidas de regeneración democrática, la ordenación del área central, la lucha contra el declive demográfico, las cuestiones de interés nacional (variante de Pajares, tarifa eléctrica) y la situación de Gijón y el hecho de que, con una mayoría de izquierdas en el ayuntamiento, el gobierno esté en manos de Foro.

«Propongo a la izquierda ir en serio» para conseguir estabilidad en la recta final de la legislatura, dijo Fernández, en un emplazamiento que no convenció a Podemos e IU en un primer momento y mucho menos cuando trascendió la incorporación de Lastra al Ejecutivo.

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