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Julián Bonet, la semana pasada, en Gijón. JOAQUÍN PAÑEDA
«Quisieron apuntarse un tanto glorioso, pero se hizo el ridículo»

«Quisieron apuntarse un tanto glorioso, pero se hizo el ridículo»

Julián Bonet, exconsejero de Industria: «En política te llegan muchas propuestas raras con las que parece que vas a salvaguardar la región tú solo. Pero hay que investigar qué hay detrás»

ANA MORIYÓN

GIJÓN.

Lunes, 21 de mayo 2018, 03:51

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Julián Bonet (Madrid, 1947) era viceconsejero de Infraestructuras en el Gobierno de Juan Luis Rodríguez-Vigil cuando saltó el escándalo del 'Petromocho', que obligó al presidente a dimitir y con él todos sus cargos de confianza, aunque como era su caso no hubieran estado implicados en aquella negociación fraudulenta. Luego, Antonio Trevín le pidió que sustituyera al frente de la consejería de Industria a Víctor Zapico, principal negociador de aquella falsa operación. 25 años después, ya jubilado, rememora aquel negro episodio de la historia política asturiana.

-¿Cómo lo recuerda?

-Fue una auténtica sorpresa porque el resto del Gobierno no teníamos ni la menor idea de lo que estaba pasando. Creo que Rodríguez-Vigil y Zapico lo llevaron en excesivo secreto porque, si lo hubieran comentado, alguien les habría podido asesorar. Pero el Consejo de Gobierno no tenía conocimiento de que hubiera ninguna negociación. Mi primera noticia fue en EL COMERCIO.

-¿Cómo un Gobierno pudo dejarse embaucar por un ciudadano sin realizar mayores comprobaciones?

-En aquellos momentos había mucha necesidad de generar inversión en Asturias. Los sectores de la siderurgia, del metal, de la minería e incluso el de la defensa estaban entrando en crisis y esa situación hacía que se intentara por todos los medios buscar otros mecanismos para generar inversión y empleo. Si alguien aparece en esos momentos en los que tienes tanta presión y te ofrece alguna milonga... Pues no sé.

-¿Usted hubiera caído?

-Hubiera consultado inmediatamente con los técnicos de la consejería, los viceconsejeros y el servicio jurídico. Antes de dar un paso tan importante tienes que comprobarlo.

-¿Por qué cree que ellos no lo hicieron?

-Se ve que tuvieron miedo a decirlo porque pensaban que otra comunidad autónoma podía quitarles la inversión, y también que quisieron apuntarse un tanto glorioso para perpetuarse en la historia. Pero, en ambos casos, les salió mal. Fue un error tremendo. Se hizo el ridículo.

-Apuntarse un tanto en plena campaña electoral...

-Exacto. Iba a venir el presidente Felipe González a dar un mitin, se debieron poner un poco nerviosos y largaron... Hicieron esa rueda de prensa que fue un desastre.

-¿Qué cree que hubiera ocurrido si no se hubiera destapado aquel fraude a tiempo?

-La mentira tiene las patas muy cortas. Hubiera explotado en cualquier momento porque esas cosas se anuncian y, de forma inmediata, pasa lo que pasó, lo que hizo EL COMERCIO, que es lo lógico, dirigirse a la otra parte y preguntar. No creo que hubiera tardado mucho en descubrirse todo.

-Pero el Principado se jugaba 100.000 millones de las antiguas pesetas que debía aportar en subvenciones...

-No creo. En el momento en el que se pone sobre la mesa un proyecto de este tipo la maquinaria de la administración se pone a trabajar e intervienen otras áreas que son las que realmente controlan. Porque los políticos podemos anunciar cualquier cosa, pero al final la administración tiene sus controles y ahí se hubiera impedido gastar dinero sin garantías.

-¿Y para entrar en negociaciones y llegar a acuerdos millonarios no hay controles?

-Existen, pero se lo tienes que contar a los técnicos. Como responsable político si alguien te ofrece una inversión, y más de esas características, inmediatamente tienes que ir a los servicios técnicos y explicarles la propuesta para que comprueben si es real o no. Si no les das la información esos controles no se pueden activar. Y en este caso no se hizo. Ellos son los que te van a garantizar que sea viable o no porque el proyecto puede ser una locura, como al final lo era.

-Era una época en la que, además, había ansia de grandes proyectos.

-Había muchos problemas porque el Estado, que era papá Estado en Asturias, estaba dejando de tutelar los grandes sectores industriales y eso hizo que se perdieran muchos puestos de trabajo. Eso generó mucha tensión y la mayor de las obsesiones era buscar soluciones.

-La dimisión del presidente Rodríguez-Vigil fueaplaudida por la oposición. ¿También desde el PSOE?

-Se aceptó con normalidad porque la situación era tan vergonzosa que no había mucha más salida. No valía solo con la dimisión de Zapico. Creo que ahí Vigil fue muy honesto al presentar su dimisión. Eso supuso que todos los que estábamos en el Gobierno quedamos fuera, aunque estuviéramos en otras áreas, pero fue la decisión correcta.

-Usted asumió la consejería de Industria tras el escándalo. ¿Sería todo un reto?

-Yo procedía del mundo de las carreteras y, de pronto, me veo en Industria con una situación complicada porque se había hecho el ridículo, no había ni un solo director porque estaban todos dimitidos y había mucha tensión y miedo a que nos volvieran a engañar. Fue un momento muy complicado para mí, y eso que no tenía nada que ver con el asunto. Pero, al final, heredas el problema.

-¿A usted también le llegaron propuestas de otros 'Petromochos'?

-Cuando estás en política en una comunidad como ésta te llegan muchas cosas raras. Propuestas con las que parece que vas a salvaguardar la región tú solo. Luego hay que investigar qué hay detrás y muchas veces encuentras que hay gente que quiere aprovecharse o que intenta conseguir subvenciones.

Aval para un barco

-¿Algún ejemplo?

-Siendo consejero, con el sector naval sin apenas carga de trabajo, me ofrecieron un proyecto avalado por empresarios importantes asturianos que consistía en que se iba a construir un barco que el Principado tenía que avalar. De esa manera se ponían en marcha los astilleros, pero si pasaba algo el Principado pagaba el barco. No picamos. La operación la asumió la Junta de Andalucía.

-¿Y qué pasó?

-Que se quedó con el barco y luego lo tuvo que malvender.

-¿Cambió el 'Petromocho' la política industrial de Asturias?

-Yo intenté lanzar otro mensaje y empezamos a asumir que, si bien había grandes problemas que había que intentar paliar en la medida de nuestras posibilidades, también había que apostar por las pymes. Teníamos que generar un tejido industrial para no depender tanto de las grandes empresas porque, cuando cierra una, es un auténtico desastre.

-El PSOE perdió las elecciones de 1995. ¿Vincula la derrota a aquel escándalo?

-Creo que fue también desgaste. El 'Petromocho' tuvo su influencia porque tener que cambiar el Gobierno en medio de una legislatura supone una mala imagen para el que sale y deja muy poco margen de tiempo al que entra. Nosotros hicimos lo que pudimos, pero era lógico que al final por desgaste, y también por el 'Petromocho', tuviéramos ese resultado.

-La Consejería de Industria está también salpicada por otros escándalos, como el del 'caso Hulla', que ha puesto en evidencia la gestión de los fondos mineros.

-Esos fondos también tienen su control. El problema es que intervinieron muchas instituciones, cada una con su criterio, y de esta forma es complicado gastar bien el dinero. No obstante, creo que se hacía bastante bien el seguimiento de los gastos por parte del Principado.

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