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La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en su toma de posesión. EFE / BALLESTEROS
El Principado rechaza la postura de Ribera sobre el carbón y la FSA se desmarca de la ministra

El Principado rechaza la postura de Ribera sobre el carbón y la FSA se desmarca de la ministra

El PSOE se remite a la resolución del congreso que encumbró a Pedro Sánchez, que garantiza una «transición ecológica de la economía justa»

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Domingo, 10 de junio 2018, 04:23

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La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, cubrió con negros nubarrones el futuro del carbón y las centrales térmicas y en Asturias estalló la tormenta. Sus palabras dieron munición a los partidos de la oposición, que reaccionaron de inmediato, y colocaron en una situación delicada tanto a la Federación Socialista Asturiana como al Principado, de su mismo color político. El jefe del Ejecutivo regional, Javier Fernández, dejó muy claro su rechazo al criterio de Ribera y adelantó que extenderá esa posición crítica al Gobierno de Pedro Sánchez si lo hace suyo. El secretario general de los socialistas en la región, Adrián Barbón, evitó el choque frontal pero se desmarcó de las «posiciones» de la ministra y abrazó el discurso del PSOE de una «transición ecológica de la economía justa».

En el socialismo asturiano no extraña el fondo del discurso de la nueva ministra porque su trayectoria y sus ideas son conocidas. Otra cosa es que se compartan, que mayoritariamente no es así, o que no gusten en absoluto afirmaciones tan crudas que dan a entender que tanto el carbón como las centrales térmicas están abocados al cierre en el cortísimo plazo. El discurso del PSOE al que se da validez, tanto desde Asturias como desde Madrid, se circunscribe a las resoluciones aprobadas en el último congreso federal, que hablan de una transición hacia una economía más 'verde', eso sí, pero de forma gradual, consensuada y buscando alternativas para los territorios más afectados.

Nadie esconde, sin embargo, que afrontar un proceso de cambio tan profundo va a dar mucho que hablar. La forma en que el viernes lo planteó Ribera, una vez terminada la primera reunión del Consejo de Ministros presidida por Sánchez, azuzó el debate. La ministra dio poco margen de futuro al carbón y a la actividad de las centrales térmicas y aunque expresó su convicción de que es necesario buscar alternativas para los territorios que viven de esa actividad, caló la sensación de que sus planes pasan por acelerar más de lo previsto ese recorrido. Y en muchos ámbitos del PSOE ese discurso escuece.

Prueba de ello es la reacción del presidente del Principado. Javier Fernández ya se había pronunciado al respecto el viernes, en la Junta General, pero con anterioridad a conocer las afirmaciones de la titular de Transición Ecológica. En la Cámara dijo que lo importante eran las decisiones y no las opiniones, y se mostró confiado en que el Ejecutivo central no impulse una descarbonización 'exprés', teniendo en cuenta la importancia de la política energética como «asunto de Estado». Pero las palabras de Ribera, ya ejerciendo como ministra, han elevado un punto el termómetro de la inquietud.

«La preocupación va en aumento», anotó el presidente, a preguntas de este periódico. «No estoy en absoluto de acuerdo con la posición de la ministra», razonó. Para, a continuación, dejar claro que si ese es el discurso que va a asumir el Gobierno de España, «tampoco estaremos de acuerdo».

Las reflexiones de Fernández evidencian el impacto que en la región han supuesto las afirmaciones de la ministra. El jefe del Ejecutivo avanzó que su prioridad será «defender los intereses de Asturias y de su industria» ante el debate que viene. En el seno del gabinete se temen las consecuencias «muy negativas» a las que pueden verse expuestos sectores como la minería, la actividad en El Musel o el funcionamiento de la industria regional.

Es un hecho, además, que la salida a escena de la responsable de Transición Ecológica coloca en una posición delicada a la Federación Socialista Asturiana, cuya dirección, con Adrián Barbón al frente, es la cara visible del PSOE y del Gobierno de Pedro Sánchez en el Principado. Barbón es originario de las cuencas, de Laviana, y tanto en su ascenso al liderazgo del partido como en el avance del 'sanchismo' en Asturias tuvo mucho que ver el papel del sindicato minero, del SOMA. Son variables que dan a entender la importancia que este asunto representa para el PSOE en la región.

Ayer, Barbón, también candidato al Principado en 2019, marcó claras distancias con la ministra. «Desde la FSA no valoramos posiciones sino decisiones», comentó usando una reflexión que Javier Fernández también había manejado el viernes en la Junta General. Para el líder de la FSA hay un «marco claro» en el que moverse, que son las resoluciones aprobadas en el congreso que eligió a Pedro Sánchez como secretario general del PSOE, y que hablan de una «transición ecológica de la economía justa, teniendo en cuenta la situación de los territorios y de las personas». De «miles de trabajadores», en el caso de Asturias. La prioridad del partido, zanjó Barbón, será «defender los intereses» de la comunidad.

Lo que no quiso admitir el dirigente socialista fue lecciones por parte del PP, que ve en este asunto un filón para desgastar al PSOE. «Es una vergüenza que después de siete años sin hacer nada, sin invertir un euro, ahora quiera erigirse en defensor del carbón y de las cuencas; su credibilidad es cero», apostilló.

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