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El buen ambiente reinó entre el público que quería ver a los Reyes, los premiados y al resto de rostros conocidos que accedían al Teatro Campoamor desde primera fila.
Ocho horas de espera  para animar la fiesta

Ocho horas de espera para animar la fiesta

Los madrugadores cogieron sitio para ver a los Reyes a las puertas de un Teatro Campoamor menos entusiasta

JESSICA M. PUGA

Sábado, 22 de octubre 2016, 11:26

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La semana de los Premios Princesa se vive como una fiesta que se vuelve multitudinaria el día de entrega de los galardones. Los aledaños del Teatro Campoamor y el camino que comunica este con el Hotel de la Reconquista se llenan de entusiastas con el objetivo de ver a premiados, rostros conocidos y, como no, a la los Reyes. «Estos premios logran poner a Asturias en el mapa año tras año», opina Eva Fernández, quien, natural de Sama de Langreo, llegó a Oviedo procedente de Gijón a primera hora de la mañana de ayer. «Llevo siguiendo a doña Letizia desde que era periodista y a su abuela la conozco personalmente y puedo decir que es una mujer muy sencilla», aseguró. Con ella, en primera fila, a pocos metros del punto por el que pasan los invitados, un nutrido grupo que termina haciendo piña. «Aquí hacemos grupo, pasamos muchas horas, pero merece la pena porque nos gusta y la mejor forma para no perderse detalle es verlo en directo», explican Montse Sánchez, de Pravia; Fany García, de Oviedo; y Pilar Guillaumet, natural de Lérida, aunque residente en la capital asturiana.

La ocasión, a veces, es la mejor excusa que tienen los grupos de amigas para encontrarse. Uno de los muchos que ayer estaba aguardando a las puertas del Campoamor no se ha perdido la cita los últimos once años. «Llegamos a las diez de la mañana y aquí estamos sin comer ni beber», aseguraba Choni Berdayes, con «ilusión» por ver a los Reyes y bromeando con unos responsables de seguridad «muy simáticos»: «Si viene la Princesa salto la valla, ¿eh?», avisaba. Al final, no fue menester. Ella, su hermana Elena, Montse Fernández, Mari Flor Sánchez y Omara Martínez esperaban «nerviosas» la llegada de los invitados, con la esperanza de que les firmaran la pancarta que habían colgado en las barreras de seguridad con fotografías de los Reyes y la Princesa.

El público, en su mayoría mujeres, comenzaba a incrementarse a medida que el reloj se acercaba a las 18.30 horas. Se entretenían adivinando quiénes iban accediendo al Campoamor y aplaudieron con la llegada de los premiados. Cada quién iba con intención de ver a su favorito. De todos, el nombre que más repetían era el de Hugh Herr. Por él estaban ahí Desiré y Denís Tordable. «Todo esto mola mogollón», decía ella, llegada desde Cudillero. Ambos conocieron al biofísico estadounidense cuando en su colegio les pidieron que le hicieran un dibujo para la muestra 'SuperHERRoe', que él mismo inauguró el martes. Desde más lejos, Santander, llegaron Joanna Hernández y Emma Mora. «Oviedo ya es bonito, pero en época de premios nos encanta», decían. Solo cuando Núria Espert llegó, los aplausos compitieron con los pitidos que se lanzaban desde la plaza de la Escandalera. «Que piten lo que quieran mientras no nos molesten», comentaban al otro lado. Así, con menos entusiasmo que otros años, se vivió la fiesta.

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