-Premio Rey Jaime I. ¿Cómo se siente?
-Estoy feliz. Muy contenta y agradecida.
-¿Cómo le explica a la gente en qué trabaja y qué van a significar esos nuevos materiales en el futuro?
-Pues empezaría diciendo que piensen en la quimioterapia, que por desgracia está cerca en todas las familias. Cuando se aplica quimioterapia, se meten citotóxicos, que matan a las células malas pero que también se llevan todo lo demás por delante, y a veces ni siquiera son capaces de llegar a las malas y solo matan a las buenas. Lo que hago son unas nanopartículas muy chiquititas, donde encierro los citotóxicos, y les pongo unos detectores para que puedan intuir y sentirse atraídos por las células malas. Además las hago inteligentes, es decir, no sueltan lo que hay dentro hasta que se aplique un estímulo, y eso no sucede hasta que está internalizada en la célula mala. Todo eso somos capaces de hacer.
-Hacen todo eso. ¿Y tienen reconocimiento? ¿Están reconocidos los científicos españoles?
-Le falta reconocimiento a la ciencia. Pero es que empezamos a competir en segunda división. Se ve en candidaturas de muchos premios internacionales cómo hay países que aportan más a la ciencia, que miman más a sus investigadores, que saben que les va el desarrollo de su país en la I+D, y aquí eso se ha descuidado, vamos teniendo menos recursos, y cada vez es más díficil competir. ¿Cómo va a competir el Alcorcón con el Madrid y el Barça? Es lo mismo.
-Pero de vez en cuando gana el Alcorcón.
-Sí, porque hay investigadores buenos que además se dejan el pellejo. No hay caldo de cultivo que permita que salgan muchos.
-¿Cómo se cuece ese caldo?
-Hace falta que al país le interese la investigación. Alemania, por ejemplo, después de la II Guerra Mundial, sabía que su desarrollo dependía de una buena investigación.
-Tiempos de revolución para las mujeres en todos los ámbitos. ¿Habrá también revolución científica?
-Sí, pienso que sí. Hace cien años la mujer tenía prohibida la entrada en la universidad, con lo que la formación universitaria era nula y la otra, cortita. En la generación de nuestras madres e incluso la mía, pocas mujeres se formaban en la universidad y menos aún para ser científicas. Ahora en la Complutense el 60% del alumnado es femenino. Esto ha cambiado, seremos tontas si no conseguimos llegar a otras cotas.
-Pedro Sánchez está ultimando Gobierno. Si la llama...
-Le diría que no. Tengo muy claro lo de zapatero a tus zapatos.
-Pero qué le pide al nuevo Gobierno.
-España necesita un ministerio de ciencia que tenga fuerza y recursos. Eso lo primero. Le pediría que se tome la I+D con interés, que piense que ahí está el futuro del país. Si se consiguiera eso, ya estaría contentísima.
-Ha trabajado en un programa de la OTAN llamado 'Ciencia por la paz'. ¿Un buen cóctel?
-Sí, cuando comenzaron los atentados islamistas se quitó el programa y ahora ha vuelto, pero se llama 'Ciencia por la paz y la seguridad'. Entonces, Europa eran doce países y estaban Canadá y EE UU, y ahora hay veintitantos y cuarentaitantos países asociados, así que ha cambiado. Yo ya no estoy metida ahí, antes estaba relacionado con ciencia básica, para integrarla en los países, y ahora está vinculado con la seguridad.
-¿Hacia dónde debe mirar el Premio Princesa de este año?
-No me pronuncio. Hay candidatos de mucha valía en todos los ámbitos.
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