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Como ya es tradición, los Reyes saludaron a músicos y cantantes tras el concierto inaugural de los Premios Princesa sobre el escenario del auditorio. PIÑA
Música de siempre, más calor que nunca

Música de siempre, más calor que nunca

Los Reyes recibieron ovaciones al entrar y salir del concierto inaugural de los Premios

A. VILLACORTA

OVIEDO.

Viernes, 20 de octubre 2017, 02:38

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Un Oviedo más caluroso que de costumbre recibió ayer a los Reyes de España en el concierto inaugural de los Premios Princesa de Asturias a pesar de la lluvia intermitente y de que el termómetro rondaba los 16 grados. Porque, aunque el aforo del Auditorio Príncipe Felipe estaba limitado a cerca de 1.500 butacas (500 menos que en ediciones anteriores del recital), don Felipe y doña Letizia se encontraron una ciudad dispuesta a arroparles desde el prólogo musical a la gran cita de hoy.

Era el momento de estar junto al monarca en tiempos convulsos. Y, por eso, como ya ocurriera en la recepción del Día de la Hispanidad, más concurrida que nunca, allí estaban algunas caras que no se dejaron ver en años pasados y muchas de las habituales como la del jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza. De a la judicatura (Ignacio Vidau, José Antonio Soto-Jove) a la Universidad (Santiago García Granda, Juan Vázquez ) o la cultura (Jaime Martínez, Israel Sastre) pasando por expresidentes (Álvarez Areces, Rodríguez-Vigil) y una nutrida representación de ayuntamientos y partidos (Mariví Monteresín, Ignacio García Palacio, Pelayo Roces, Isidro Fernández Rozada, Luis Venta) y la empresa (Pedro Luis Fernández, Antonio Suárez, José Luis Álvarez Almeida o el presidente del Consejo de Administración de EL COMERCIO, José María González, y su director gerente, Goyo Ezama). Todos, cerrando filas en torno a la Corona.

Recibieron a los Reyes a las puertas del auditorio el jefe del Ejecutivo autonómico, Javier Fernández; el presidente de la Junta, Pedro Sanjurjo; el delegado del Gobierno en Asturias, Gabino de Lorenzo, y el alcalde de la ciudad, Wenceslao López, junto a la directora de la Fundación Princesa, Teresa Sanjurjo, y su presidente, Matías Rodríguez Inciarte. Y también formaron parte del comité de bienvenida su director emérito, Graciano García; su secretario general, Adolfo Menéndez, y el consejero Genaro Alonso, entre otras personalidades.

Así, entre vítores que todavía llegaban de la calle, enfilaron el camino hacia el palco principal. Él, con un traje azul de raya diplomática y corbata burdeos con topos en crudo. Ella, imponente de Varela, con un vestido de seda azul noche de cuello redondo, sisa americana, cuerpo entallado con abotonadura trasera y falda evasé plisada con un largo midi y un toque vintage que recordaba a las siluetas de los cincuenta. Brazos al aire. Un 'total look' que completaban unos salones de ante en la misma tonalidad y que combinó con un bolso de mano negro con cierre joya. Sobriedad regia también para el peinado -un recogido pulido en una coleta baja con flequillo lateral- y el maquillaje -protagonizado por una sombra de ojos ahumada en color bronce- que solo rompió al rescatar del joyero real unos pendientes de oro blanco y aguamarinas y dos pesos pesados: las 'Pulseras Gemelas' de Cartier, dos brazaletes de diamantes iguales que fueron incluidos por la Reina Victoria Eugenia entre las llamadas 'joyas de pasar'.

Una ovación cerrada los acogió en un auditorio puesto en pie para escuchar el 'Himno nacional' antes de que la Orquesta Sinfónica del Principado y el Coro de la Fundación interpretasen las magnéticas notas de 'Iván el Terrible op. 116', bajo la dirección del catalán Miquel Ortega con María Luisa Corbacho (mezzosoprano) y Alfredo García (barítono) y Jorge Moreno como narrador. Una cantata imperial de Prokófiev que los Reyes despidieron entonando el 'Asturias, patria querida', saludando a músicos y cantantes sobre el escenario y recibiendo otro cálido aplauso antes de salir al hall y a la lluvia a hacerse 'selfis', recibir reverencias, 'guapos' y 'vivas'. Porque el calor ayer fue mutuo.

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