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Viernes, 20 de octubre 2017, 20:24
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«España tiene que hacer frente a un inaceptable intento de secesión en una parte de su territorio nacional, y lo resolverá por medio de sus legítimas instituciones democráticas, dentro del respeto a nuestra Constitución y ateniéndose a los valores y principios de la democracia parlamentaria en la que vivimos desde hace ya 39 años». Cataluña ha sido la columna vertebral de la intervención del Rey en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias. Una Cataluña que, según Felipe VI, «es y será parte esencial de la España del siglo XXI». Su discurso ha comenzado, sin embargo, con un emotivo recuerdo a las «miles de personas» afectadas por los incendios de Asturias, Galicia y Portugal. «Compartimos el profundo dolor de las familias de las víctimas», ha dicho, al tiempo que ha querido rendir un homenaje a los «profesionales, voluntarios y vecinos» que participaron en las tareas de extinción.
Las palabras sobre el conflicto catalán llegaban en la parte final del discurso del monarca en la que ha agradecido especialmente la asistencia a esta ceremonia a los presidentes del Parlamento, del Consejo y de la Comisión Europa, junto al del Tribunal de Justicia. Porque para el Rey su presencia hoy en Asturias «simboliza el compromiso, el apoyo y la solidaridad de las instituciones europeas con España, con nuestro sistema constitucional y con nuestro Estado Social y Democrático de Derecho».
Con ese hilo conductor, el de una Unión Europea que representa «la firmeza democrática frente al fanatismo; la libertad frente a la tiranía; la convivencia frente a la discordia; la cultura frente a la ignorancia», Felipe VI ha hablado de Cataluña. Ha recordado la decisión adoptada por los españoles de «convivir juntos en democracia», ha hablado de una España «cimentada en el deseo sincero de convivencia y de entendimiento» y de una España «abierta y solidaria». Unos ideales, ha insistido el Monarca, que como los de la Unión Europea, deben prevalecer. «Porque ningún proyecto de futuro se puede construir basándose en romper la convivencia democrática; ningún proyecto de progreso y libertad se sustenta en la desafección, ni en la división —siempre dolorosa y desgarradora— de la sociedad, de las familias y de los amigos; y ningún proyecto puede conducir al aislamiento o al empobrecimiento de un pueblo», ha asegurado.
Para Felipe VI «la España del siglo XXI, de la que Cataluña es y será una parte esencial, debe basarse en una suma leal y solidaria de esfuerzos, de sentimientos, de afectos y de proyectos» y la Unión Europea «ha sido siempre un referente para España en el origen y en la consolidación de nuestra democracia; y que ha impulsado decisivamente nuestra prosperidad y bienestar. Pueden estar seguros de que la Unión encontrará en nuestro país un pilar esencial de apoyo y lealtad ante los nuevos desafíos que juntos debemos afrontar».
En la recta final de su discurso, que ha sido interrumpido en numerosas ocasiones con aplausos del público asistente a la ceremonia, Felipe VI ha remarcado los«tiempos duros y difíciles que vivimos» y ha vuelto a «reivindicar los principios democráticos en los que creemos y en los que se sustenta nuestra vida en común. Son tiempos para la responsabilidad». «Me siento muy orgulloso de afirmarlo aquí en Asturias, en esta tierra leal, tan querida y siempre admirable», ha cerrado el Rey su intervención.
Pero antes de centrarse en Cataluña, el monarca ha tenido tiempo de repasar la trayectoria de cada uno de unos galardonados que «con su genio y su compromiso, nos ayudan a acercarnos a algunos de los aspectos más positivos de la vida, de nuestra existencia, de nuestro mundo. Porque es en los momentos peores, en los más difíciles, cuando frecuentemente y de manera más nítida evocamos todo lo positivo, lo bueno; todo lo que, siendo intrínseca y profundamente humano, nos hace mejores y nos llama a ser más justos, más honrados y a tener más confianza».
De los galardonados con el Premio de Investigación Científica y Técnica, los doctores Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Barry C. Barish, y los más de 1.000 investigadores de un centenar de instituciones de 18 países, que conforman la Colaboración Científica LIGO, ha dicho que son «todo un ejemplo de cómo un gran proyecto, además de unos firmes y bien definidos objetivos, necesita mucha participación». El Rey ha dicho que la Hispanic Society of America, Premio de Cooperación Internacional, nacida de la «pasión y generosidad de un solo hombre, Archer M. Huntington», «aúna en su esencia los ideales de unidad en la diversidad y de cultivo y protección de la tradición y la historia» y que quizá «nadie sea hoy en este acto más consciente del valor de la lealtad y el compañerismo» como los All Blacks, Premio de los Deportes.
Ha dicho el Rey de Les Luthiers, Premio de Comunicación y Humanidades, que «nunca podremos agradecerles lo suficiente tantas horas de risas y de buen humor, tantas horas reconociendo nuestras carencias, errores y defectos en sus bromas, que al mismo tiempo parece como si llevaran a cuestas el remedio o el refugio de sus efectos» para, a continuación, realizar un «homenaje particular» a uno de ellos, Daniel Rabinovich, fallecido en 2015.
De Karen Armstrong, Premio de Ciencias Sociales, Felipe VI ha ensalzado su capacidad para «transformar la compasión en una fuerza clara, luminosa y dinámica es para ella una necesidad urgente. Solo así podremos trascender al egoísmo y utilizar todo nuestro potencial como seres inteligentes y espirituales», y del Premio de las Letras, Adam Zagajewski, que «ha sufrido el dolor de la separación, de la violencia, la guerra y el exilio», el monarca ha destacado su capacidad para vivir «intentando atrapar el instante, ese momento de suspensión en el que toda la belleza del mundo puede quedar condensada en un sólo verso».
«Se dice de William Kentridge, nuestro Premio de las Artes, que es sobre todo un maestro del dibujo. Sabemos, no obstante, que su magisterio va mucho más allá, que se adentra en el espíritu humano e ilumina con la fuerza de sus trazos, de sus ideas y creaciones, nuestra compleja condición, haciéndola más comprensible, más verdadera, mejor», ha afirmado.
Y, por último, Felipe VI ha hablado de esta Unión Europea, Premio de la Concordia, y galardonada «cuando se cumplen 60 años de la firma del Tratado de Roma». Una Europa que afronta «afronta hoy nuevos y serios desafíos, y sabemos que es un proyecto lejos, todavía, de estar concluido. Pero no debemos permitir que la ilusión y la esperanza con la que nació y sus sólidos principios, que hoy comparten millones de europeos, se desvanezcan. Porque esos desafíos no pueden alterar nuestra adhesión, nuestro compromiso y nuestro impulso a un proceso integrador; que es el mayor avance en paz, desarrollo y cohesión social alcanzado nunca por un grupo de países unidos, en el más elevado espíritu de hermandad y convivencia. Admitirlo, afirmarlo así, es un ejercicio de honestidad, de justicia y de responsabilidad».
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