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Por la izquierda, Shehzad Hameed Ahmad (Paquistán), Russell P. Quiñones ( Estados Unidos), Félix González Herranz (España)y Sidrotum Naim (Indonesia), ayer a las puertas del Hotel de la Reconquista.
Mensaje a los ni-nis: «Todos sabemos hacer algo: hazlo»

Mensaje a los ni-nis: «Todos sabemos hacer algo: hazlo»

Los becarios Fulbright, premiados en Cooperación, aseguran que «es el momento de empezar a pensar cómo podemos traer de vuelta a España a los jóvenes de la diáspora»

A. Villacorta

Jueves, 23 de octubre 2014, 00:42

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«Las becas

«Las becas Fulbright nos han cambiado la vida. Tanto desde el punto de vista profesional como desde el personal». Esa es la certeza que comparten el paquistaní Shehzad Hameed Ahmad, el estadounidense Russell P. Quiñones, el madrileño Félix González Herranz y la indonesia Sidrotun Naim, los cuatro elegidos para subirse mañana al escenario del Teatro Campoamor y recoger el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2014 concedido al programa de becas internacionales nacido para facilitar el intercambio entre titulados universitarios estadounidenses y del resto del mundo. Y, para todos, admitían ayer, representa «un verdadero honor y un privilegio poder representar a los más de 300.000 beneficiados con las Fulbright de todo el mundo» en Oviedo, al igual que lo hicieron también ayer los participantes en una mesa redonda organizada en la Universidad.

Lo que todos ellos comparten también es que no son, necesariamente, «cerebritos», sino «gente con ganas de aprender y de ejercer un liderazgo para cambiar el mundo», explicaba Sidrotun Naim, que nunca soñó con formar parte del equipo docente de una universidad como en la que hoy enseña.

«Para mí, recibir la beca fue como un golpe de suerte. Era mucho mejor de lo que nunca podía haber imaginado», cuenta rodeada de cámaras y flashes en el Reconquista. «Antes pensaba que no podría hacer nada con un gran impacto, pero las becas me hicieron pensar en cómo utilizar mis conocimientos para ayudar a los demás, para atraer a otras mujeres jóvenes hacia la Ciencia. Después de la beca, he comprendido que mi trabajo como docente puede tener un impacto no sólo en Indonesia, sino en todo el mundo». Y lo mismo descubrió tras cursar un máster en Gestión de la Tecnología en la Universidad de Stanford, en pleno Silicon Valley, el madrileño Félix González, que hoy trabaja en cooperación en el Banco Interamericano de Desarrollo, con sede en Washington, además de haberse puesto al frente de una organización filantrópica dedicada a apoyar a emprendedores como él y que creó «en un momento en el que todo el mundo hablaba de crisis, de la prima de riesgo y de bancarrota». Y, por eso, la llamó 'Juntos Salimos'.

«En Silicon Valley, o emprendías o no eras nadie. Por eso, siempre digo que las becas me acercaron a distintas culturas, a una manera diferente de pensar y de ver las cosas y a una red de gente que está en todo el planeta. Y, sobre todo, me despertaron el espíritu emprendedor», relata con la misma pasión con la que les lanza un mensaje claro a los 'ni-nis': «Lo primero que yo les preguntaría es: '¿qué sabes hacer?'. Porque todo el mundo sabe hacer algo. Pues bien: una vez que lo sepas, hazlo, lánzate. Empieza desde lo pequeño, pero pensando en grande».

Voluntariado

Pensando en grande, él tiene muy claro lo que toca ahora: «Es el momento de empezar a ver cómo podemos traer a España de vuelta a todo el mundo que se ha ido fuera. Vamos a pensar, como país, en una estrategia, en un plan, en acciones a corto plazo, en incentivos. Y no hablo sólo de incentivos económicos. También de incentivos personales y profesionales. No quiero que esto suene muy romántico ni muy utópico, pero creo que España es también un país increíble para atraer extranjeros».

Uno de ellos es el neoyorkino Russell P. Quiñones, que el curso pasado desembarcó en un instituto de Orcasitas para trabajar con estudiantes de ESO y Bachillerato y que este año ha conseguido renovar su beca para seguir en Madrid, donde ha vivido, por vez primera, una huelga del alumnado, «algo insólito en Estados Unidos», bromea.

Tanto él como el cineasta, periodista y docente paquistaní Shehzad Hameed Ahmad, que incluso conoció a su pareja gracias a las Fulbright, animan a los chavales a abrir sus mentes al mundo y a no malgastar su talento: «Si tienes una pasión, adelante. Desarróllala aunque sea como voluntario. Porque recibirás mucho más de lo que das y porque algo bueno te esperará en el futuro. Seguro».

nos han cambiado la vida. Tanto desde el punto de vista profesional como desde el personal». Esa es la certeza que comparten el paquistaní Shehzad Hameed Ahmad, el estadounidense Russell P. Quiñones, el madrileño Félix González Herranz y la indonesia Sidrotun Naim, los cuatro elegidos para subirse mañana al escenario del Teatro Campoamor y recoger el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2014 concedido al programa de becas internacionales nacido para facilitar el intercambio entre titulados universitarios estadounidenses y del resto del mundo. Y, para todos, admitían ayer, representa «un verdadero honor y un privilegio poder representar a los más de 300.000 beneficiados con las Fulbright de todo el mundo» en Oviedo, al igual que lo hicieron también ayer los participantes en una mesa redonda organizada en la Universidad.

Lo que todos ellos comparten también es que no son, necesariamente, «cerebritos», sino «gente con ganas de aprender y de ejercer un liderazgo para cambiar el mundo», explicaba Sidrotun Naim, que nunca soñó con formar parte del equipo docente de una universidad como en la que hoy enseña.

«Para mí, recibir la beca fue como un golpe de suerte. Era mucho mejor de lo que nunca podía haber imaginado», cuenta rodeada de cámaras y flashes en el Reconquista. «Antes pensaba que no podría hacer nada con un gran impacto, pero las becas me hicieron pensar en cómo utilizar mis conocimientos para ayudar a los demás, para atraer a otras mujeres jóvenes hacia la Ciencia. Después de la beca, he comprendido que mi trabajo como docente puede tener un impacto no sólo en Indonesia, sino en todo el mundo». Y lo mismo descubrió tras cursar un máster en Gestión de la Tecnología en la Universidad de Stanford, en pleno Silicon Valley, el madrileño Félix González, que hoy trabaja en cooperación en el Banco Interamericano de Desarrollo, con sede en Washington, además de haberse puesto al frente de una organización filantrópica dedicada a apoyar a emprendedores como él y que creó «en un momento en el que todo el mundo hablaba de crisis, de la prima de riesgo y de bancarrota». Y, por eso, la llamó 'Juntos Salimos'.

«En Silicon Valley, o emprendías o no eras nadie. Por eso, siempre digo que las becas me acercaron a distintas culturas, a una manera diferente de pensar y de ver las cosas y a una red de gente que está en todo el planeta. Y, sobre todo, me despertaron el espíritu emprendedor», relata con la misma pasión con la que les lanza un mensaje claro a los 'ni-nis': «Lo primero que yo les preguntaría es: '¿qué sabes hacer?'. Porque todo el mundo sabe hacer algo. Pues bien: una vez que lo sepas, hazlo, lánzate. Empieza desde lo pequeño, pero pensando en grande».

Pensando en grande, él tiene muy claro lo que toca ahora: «Es el momento de empezar a ver cómo podemos traer a España de vuelta a todo el mundo que se ha ido fuera. Vamos a pensar, como país, en una estrategia, en un plan, en acciones a corto plazo, en incentivos. Y no hablo sólo de incentivos económicos. También de incentivos personales y profesionales. No quiero que esto suene muy romántico ni muy utópico, pero creo que España es también un país increíble para atraer extranjeros».

Uno de ellos es el neoyorkino Russell P. Quiñones, que el curso pasado desembarcó en un instituto de Orcasitas para trabajar con estudiantes de ESO y Bachillerato y que este año ha conseguido renovar su beca para seguir en Madrid, donde ha vivido, por vez primera, una huelga del alumnado, «algo insólito en Estados Unidos», bromea.

Tanto él como el cineasta, periodista y docente paquistaní Shehzad Hameed Ahmad, que incluso conoció a su pareja gracias a las Fulbright, animan a los chavales a abrir sus mentes al mundo y a no malgastar su talento: «Si tienes una pasión, adelante. Desarróllala aunque sea como voluntario. Porque recibirás mucho más de lo que das y porque algo bueno te esperará en el futuro. Seguro».

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